Esta propiedad rural de algo más de dieciséis hectáreas está compuesta por dos granjas que tenían edificios de trabajo y tierras de labranza, consistentes en viñas, olivares y árboles frutales. Este campo se sitúa en Aix en Provence, en un barrio del norte alejado del centro de la ciudad, llamado Banon o Laubassane. Como se designa con el nombre de “la finca de Mazenod” en los mapas del Estado Mayor y el Interior, se puede razonablemente pensar que procede de la fortuna de la familia de Mazenod, que la Sra. de Mazenod, cuando volvió a Francia en 1795, consiguió recuperar gracias a gestiones que no están tan claras y gracias al divorcio legal (véase LEFLON I, p. 124 s, sobre la recuperación de la fortuna; también p. 263 s.)

Sabemos que a su vuelta del seminario Saint-Sulpice, a finales de octubre de 1812, Eugenio de Mazenod pide no comprometerse inmediatamente en el ministerio. “No encerraría su acción en los límites de una parroquia que hubiera firmado el concordato, que le parecían demasiado estrechos y poco aptos para una conquista” (LEFLON I, p. 428). Desea dedicar un largo tiempo a la reflexión y a la oración, para evaluar la nueva situación en la cual va a encontrarse y para discernir cómo el Señor lo llama. Este tiempo de oración, lo pasa con el hermano Maur. Para recogerse en silencio, se dirige a veces al “Enclos” con su compañero y también va a la finca de Mazenod, como lo testimonia este recuerdo de la señora Flory, hija del filósofo Blondel. La señora Flory venía regularmente a misa a la iglesia de los Oblatos. Declaró al padre Charles Séty, o.m.i.: “cercana a los ocho años de edad, había ido con su padre a visitar la “finca de Mazenod” en compañía de Mons. Bonnefoy, arzobispo de Aix. El prelado, ex Oblato, les dice que el padre de Mazenod se retiraba allí, por algunos días, para rezar con un criado. En la época de esta conversación, los campesinos hablaban aún de la vida pobre y recogida de los dos solitarios, a modo la leyenda decía que la casa había estado habitada antes por monjes.” Se trata obviamente del padre de Mazenod y el hermano Maur (citado por Aimé Roche, o.m.i. en Eugène de Mazenod – Biographie illustrée, nº 27).

Mons. de Mazenod anota en su diario, el 16 de diciembre de 1856, en qué circunstancias vendió esta propiedad. Habla elogiosamente de los Hermanos de N.-D. de Bon Secours y añade: “A estos hermanos me propongo que se hagan cargo del hospicio de convalecientes que voy a fundar. Les di a conocer mis intenciones a este respecto y las han aceptado de todo corazón. A tal efecto, compré la antigua casa de las Damas de Saint-Sacrement donde los hermanos vivirán como en su casa matriz. Se ocuparán de los convalecientes que llevaré ahí, sin dejar de atender a los pobres enfermos que seguirán cuidando. Para adquirir esta casa, que costará cien mil francos, vendí los dos campos que poseo en Aix, en el barrio de Banon. Pensé que era mejor comenzar estando vivo, lo que había proyectado hacer después de mi muerte.” Citado en REY II, p. 264). Es significativo que Mons. de Mazenod haya utilizado una parte de la fortuna heredada de su familia para distintas obras de su diócesis; no lo reservó todo para los Oblatos. Y es gratificante que, para nosotros los Oblatos, la historia de la Finca de Mazenod, termine con un acto de gran generosidad.

Los propietarios sucesivos de este terreno fueron bastante numerosos. Entre ellos, El señor Pierre Terrin, presidente del Port de Marseille, hizo colocar una piedra conmemorativa en el jardín, para recordar las temporadas que el padre de Mazenod, dedicó allí a la oración.

René Motte, O.M.I.