1. El escolasticado del Sacré-Coeur (1862-1880)

Saint-Jean: casa de misioneros y parroquia (1858-1947)

Numerosos Oblatos vivieron en Autun y trabajaron en esta diócesis durante cerca de un siglo.

En el mes de noviembre de 1857, Mons. Francois de Marguerye, obispo de Autun, se reunió con Mons. de Mazenod, en Marseille, para pedirle algunos misioneros. La petición fue aceptada y en el mes de marzo de 1858, los Oblatos se instalaban en Autun, en un amplio edificio, anteriormente Abadía de las Canonesas, contiguo a la iglesia parroquial de Saint-Jean, de cuyo cuidado pastoral también los encargó el obispo.

Esta comunidad siempre estuvo formada por una decena de Oblatos, padres y hermanos. El edificio pertenecía a la diócesis, pero los Oblatos hicieron muchas reparaciones y mejoras en la casa y en la iglesia en 1870-1871.

Las misiones parroquiales. Mons. de Marguerye quería, especialmente, misioneros. Allí tuvo siempre cinco o seis. El clero los acogió, en un primer tiempo, con reserva. Dieron, sin embargo, diecisiete misiones a partir del primer año y en todas partes sus trabajos daban frutos de gracia y de salvación. El 3 de julio de 1859, el obispo escribía a Mons. de Mazenod: “Sus queridos hijos han producido en todas partes frutos abundantes. El clero y el pueblo los consideran y los quieren. En todos lados, oigo testimonios de lo felices que están con esta fundación en mi diócesis.”

En Missions OMI se dan a menudo detalles sobre los retiros predicados cada verano y sobre las misiones dadas de noviembre a mayo: 43 de 1859 a 1862, 27 en 1862-1863, 30 en 1864-1867, 38 en 1864-1865, 43 en 1875-1876, etc. Como superior, encontramos a los padres Alphonse H. Cumin, Louis Soullier, Jules Martignat, Joseph Marie Royer, Lucien Reynaud, etc. En los años que precedieron a la expulsión de 1903, los padres predicaban muchos más retiros que misiones.

La parroquia. La comunidad sólo se hizo cargo de la parroquia, según parece, en 1859. En efecto, el 11 de abril de este año, Mons. de Mazenod escribía al padre Soullier: “Me parece que debieron haber tomado posesión de la parroquia contigua a la casa de ustedes”.

Esta parroquia, situada en un suburbio de la ciudad, estaba habitada por familias pobres y generalmente poco religiosas; contaba, en el siglo pasado, entre 1500 y 1800 personas. Varios párrocos se sucedieron: Jean B. Caille, Joseph H. Zabel, Jacques A. Brun, Joseph Magnin, Jean- Ben Bernard y Jean Marchal. En Misiones OMI, publican a menudo largos informes sobre las misiones parroquiales, hablan muy poco del ministerio del párroco y su vicario, excepto en caso de acontecimientos extraordinarios. Se sabe, sin embargo, que los Oblatos se ocuparon mucho de los pobres y abrieron algunas escuelas católicas, dirigidas por religiosas y los Hermanos de las Escuelas Cristianas.

Acontecimientos extraordinarios.La comunidad de Saint-Jean fue frecuentemente probada. En la guerra de 1870, la casa y la iglesia estuvieron en un comienzo ocupadas por el ejército de Garibaldi que, después de haber luchado por la unificación de Italia, vino a combatir por Francia durante la invasión Prusiana, de 1870-1871. Compuesta de voluntarios indisciplinados, procedente de varios países, este ejército rompió y deterioró todo. El padre Brun era entonces párroco y ejercía las funciones de superior. El padre Joseph Fabre escribió en su reseña necrológica (Notices Nécrologiques, V, p. 179-180): “El 11 de noviembre de 1870 el ejército de Garibaldi llegó de noche a Autun, donde no había nada listo para recibirlo. Todos los establecimientos públicos y privados, e incluso las iglesias, fueron invadidos y estuvieron ocupados por los bandidos insolentes, codiciosos e impíos del muy famoso aliado de Gambetta. Nuestros Annales cuentan lo que nuestra casa del Sagrado Corazón tuvo que sufrir con las hordas, que sólo tenían de soldados el nombre y el uniforme. La casa de Saint-Jean no lo pasó mejor. Fue recorrida en todo sentido, de la bodega al granero, por esta soldadesca cuya ira destructiva sólo se comparaba con su impiedad. Transformada en cuartel, la casa, la iglesia grande, la capilla interior misma, servían de residencia a los escapados de prisión; era necesario ceder a la fuerza […] Para tener menos tropa que alojar o, incluso, con la esperanza de quitárselos de encima, [el padre Brun] creyó hacer un bien ofreciendo su casa para cuidar a los heridos y enfermos. No se quitó nada de encima y además, la casa debió servir como hospital de campaña para los enfermos de viruela. A partir de este momento, los soldados estuvieron amontonados en la iglesia y los enfermos ocuparon todas las habitaciones del primer piso de la casa, mientras que los oficiales se alojaban en el segundo piso. No teniendo ya ni un rincón donde alojar ellos mismos, dedicarse a sus ejercicios y comer, los padres y los hermanos buscaron refugio en casa de las Hermanas de San José de Cluny, que dirigían las escuelas parroquiales.” En menos de dos meses, dos padres (Joseph Jacot y Stanislas Couasnon) y el hermano Joseph Moiroud murieron de viruela que habían contraído asistiendo a los enfermos.

En 1877, el Gobierno compró la mitad de la propiedad y construyó un cuartel. El padre Bonnemaison, entonces vicario, pasó a ser capellán de los soldados. En 1884, el Estado se apoderó del seminario menor, situado dentro de los límites de la parroquia y fundó ahí una escuela preparatoria de caballería. Un padre se encargó del servicio religioso de esta escuela que contaba con uno 200 a 500 niños y jóvenes de 13 a 18 años. En 1891, estos jóvenes dejaron de frecuentar la iglesia Saint-Jean para ir a la catedral. Cuando el Gobierno se apoderó del seminario menor, el obispo pidió a los Oblatos acoger en Saint-Jean a cinco profesores y a sesenta seminaristas. La comunidad sólo se reservó una pequeña parte de la casa.

Los Oblatos fueron expulsados de SaintJean el 25 de abril de 1903. Comenzaron a volver poco a poco, pero los Personnels y las revistas oblatas hablan muy poco de ellos porque, oficialmente, la Congregación no existía ya en Francia. En Missions OMI de 1921 (p. 355-361) se hace, no obstante, el relato de la fiesta del quincuagésimo aniversario de sacerdocio del padre Joseph Magnin, quién estuvo durante 51 años en Autun, de los cuales 25 fueron como párroco. En julio de 1927, la comunidad dejó el servicio de la parroquia. Los Personnels entregan, posteriormente, los nombres de algunos Oblatos residentes en Saint-Jean hasta después de la guerra 1939-1945. Los padres seguían predicando en la diócesis. En Missions de 1929 se hace mención, por ejemplo, de 32 misiones predicadas de 1927 a 1929 y de 150 retiros. En 1947, la comunidad se trasladó a Paray-le-Monial.

El escolasticado del Sacré-Coeur (1862-1880)

Después de la muerte de Mons. de Mazenod, hubo una fuerte reacción del clero marsellés contra los Oblatos que eran, según su opinión, demasiado numerosos en la diócesis y responsables de muchas obras. El sucesor del difunto, Mons. Patrice F. M. Cruice, intelectual, hasta entonces director de la Escuela normal eclesiástica en París, comenzó por sustituir a los Oblatos del seminario mayor, que dirigían desde 1827, por los Lazaristas. Mal aconsejado por algunos adversarios de los Oblatos, se negó a reconocer el testamento de su antecesor quien habría legado lo que no le pertenecía a él, sino a la diócesis.

Sensible a esta oposición, el padre Joseph Fabre, Superior general, él mismo marsellés y conocedor de la mentalidad de sus conciudadanos, para apaciguar los espíritus decidió establecerse en París con su administración y cerrar el escolasticado de Montolivet. Los derechos innegables de la Congregación sobre esta casa no se ponían en duda, pero él pensaba que cerrar sus puertas, causaría impresión y pondría de manifiesto que los Oblatos pueden sobrevivir, aún si abandonan su fortaleza: las propiedades y las obras de Marseille.

Mons. de Marguerye ofreció entonces al padre Fabre el internado mayor que la Congregación del Sacré-Coeur acababa de cerrar a Autun. Las negociaciones no demoraron. La adquisición del local se hizo el 15 de julio de 1862 y el padre Henri Tempier comenzó inmediatamente las reparaciones más urgentes. A principios del mes de agosto, los escolásticos embalaron libros, ropa y otros materiales para expedir todo a Autun. El padre Aimé Martinet, nombrado superior del escolasticado, llegó allí el 21 de agosto. A finales de septiembre, toda la comunidad se encontraba allí reunida para comenzar el año escolar.

Los escolásticos, habitualmente en torno a los cincuenta permanecieron dieciocho años en esta casa. Doscientos cincuenta y uno de ellos pasaron algunos años ahí, entre los cuales había un buen número de irlandeses y algunos canadienses. Tres superiores se sucedieron: Aimé Martinet de 1862 a 1868, el P. Toussaint Rambert de 1868 1878 y Charles Tatin de 1878 a 1880. Formaban el primer equipo de directores los padres Charles Tatin, profesor de Dogma, Joseph Mangin, profesor de Moral, Célestin Augier, profesor de Sagrada Escritura, historia y elocuencia, ayudado de Jérôme Bécam; Jules Cosson, profesor de filosofía y Jean P. Guéguen, ecónomo Los profesores cambiaron algunas veces, pero su número apenas varió, incluso después que se obligó a los escolásticos a hacer un cuarto año de teología, a partir de 1865-1866. Los estudiantes de teología tenían cinco horas de dogma por semana, cinco de moral, dos de Sagrada Escritura, una de historia y una de elocuencia; el profesor de Filosofía daba nueve horas por semana.

Mons. de Marguerye, muy cercano a los Oblatos, presidía a menudo los exámenes. El padre Fabre venía también, regularmente, de visita y decía siempre “satisface en los aspectos de estudios y espíritu de piedad”. Cada vez, el año escolar comenzaba con el retiro anual predicado por eminentes Oblatos, como los padres Marc de L?Hermite, Célestin Augier, Jean Lagier, Florent Vandenberghe, etc.

Se celebraban con solemnidad las fiestas oblatas e incluso la fiesta de San Patricio. En su informe del 21 de octubre de 1866, el padre Martinet entrega los detalles siguientes sobre la fiesta del 25 de enero y sobre la del 17 de marzo. “La fiesta del 25 de enero, escribe, se organizó según el programa del 8 de diciembre. Antes de la aurora, oblación del hermano Auguste Roux. A las siete y media, misa de comunidad presidida por el señor obispo. A las diez, misa celebrada por Mons. Bouange y cantada por nuestro coro, según composiciones de Haydn y Weber. Al evangelio, homilía por monseñor [de Marguerye]. Según el modo de pensar del ilustre prelado, fue por una disposición admirable y muy providencial, que una gran institución como la que Mons. de Mazenod creó y cuyas obras y desarrollo vemos hoy, tuvo nacimiento el mismo día de la conversión de San Pablo. La conversión del Apóstol es un monumento al poder y a la misericordia divinos; ahora bien, es precisamente este doble atributo de la gracia que el hombre apostólico debe hacer prevalecer, por sus virtudes y por su Ministerio; es así evidente que el gran milagro que señala la fecha de nuestra misión en la Iglesia, es como el presagio de los milagros que debemos operar en el alma de los pecadores e infieles. Un tan brillante triunfo del orden sobrenatural en San Pablo debe apoyar nuestra confianza, encender nuestro celo y animar nuestros trabajos; somos depositarios de la Omnipotencia. Debe también inspirarnos la condescendencia, la compasión y la dulzura; somos los representantes de la misericordia […]”

“El 17 de marzo trae todos los años una fiesta patriótica y religiosa que no puede pasar inadvertida para el escolasticado, puesto que la Provincia británica rivaliza seriamente, por las personas que nos envía, con las dos provincias francesas. Por lo demás, para que no haya conflicto, nos hacemos todos Irlandeses este día. Las ceremonias se realizan con toda pompa; la capilla reviste sus más hermosos ornamentos de fiesta; el órgano toca sus más brillantes trozos bajo los dedos inspirados del hermano Barnett, digno representante de la Inglaterra católica. ¡Irlandeses en el altar, Irlandeses en el coro! Uno creería haber sido transportado a la iglesia primada de Armagh o a una capilla cardenalicia de Dublín…”

Acontecimientos extraordinarios. El escolasticado del Sacré-Coeur fue escenario de algunos acontecimientos felices e infelices. Tres Capítulos generales (el 11º,12º y 13º) se celebraron allí en 1867 (5-18 de agosto), 1873 (31 julio – 8 de agosto) y 1879 (30 de julio – 6 de agosto). Algunos años después de su elección, el padre Fabre convocó a todos los superiores de Francia y a la Provincia anglo-irlandesa para el retiro anual. Cuatro de ellos tuvieron lugar en Autun, predicados por el mismo padre Fabre en julio de 1864, luego por los padres Marc de L’Hermite en junio de 1868, Robert Cooke al final de agosto de 1872 y Jacques Santoni en el mes de agosto de 1876.

El escolasticado del Sacré-Coeur conoció, sin embargo, pocos años de paz y prosperidad. En noviembre de 1870, la casa estuvo ocupada por cientos de soldados del ejército de Garibaldi. En menos de veinticuatro horas, el 11 de noviembre, los escolásticos debieron volver con sus familias. Además, los soldados sometieron todo a pillaje y quemaron los muebles para calentarse, una parte de la casa, desde finales de diciembre al 18 de marzo de 1871, sirvió de hospital de campaña para los enfermos de viruela y de sarna.

El año escolar 1871-1872 se reinició más o menos, regularmente, en una casa destartalada, pero el 4 de noviembre de 1880, en cumplimiento de los decretos del 29 de marzo de 1879, contra los Jesuitas y las congregaciones no autorizadas, se expulsó a los Oblatos del edificio, manu militari (todas las puertas fueron echadas abajo). Los escolásticos debieron seguir el año escolar en Irlanda y, más tarde, en Lièje.

Se autorizó a los padres Magnin y a Fayard para custodiar el edificio, que seguía siendo propiedad de la Congregación. Cuando el Estado se apoderó del seminario menor en 1884, la casa acogió a la mayoría de los profesores y a ciento veinticinco seminaristas. El obispo compró la propiedad al final del mes de diciembre de 1896.

YVON BEAUDOIN, O.M.I.