El 15 de octubre de 2017, Don António Francisco Jaca, Obispo de Caxito, erigió canónicamente el centro pastoral “Virgem dos Pobres” (Virgen de los Pobres) como la Parroquia “Nossa Senhora do Rosário” (Nuestra Señora del Rosario)  e instaló al Padre Jean Claude KIANGA MBULUKU como párroco.

Desde septiembre de 2011, los Oblatos estaban sirviendo en la comunidad rural de Panguila, diócesis de Caxito, en la provincia de Bengo, a 50 kms. De Luanda. Tras seis años de trabajo pastoral, y teniendo en cuenta el crecimiento espiriutal de la comunidad, el obispo vio oportuno erigir el centro pastoral como parroquia.

En su homilía, el obispo agradeció a los Oblatos el trabajo pastoral realizado en esta diócesis y especialmente su disponibilidad para hacer frente a un nuevo desafío, el de una nueva parroquia en una zona rural muy pobre, entre los más abandonados. “Es la especialidad de ustedes”, dijo, “el ir a las zonas pobres”.

El nuevo párroco, Padre Jean Claude Kianga, agradeció al obispo y al superior de la misión oblata de Angola la confianza depositada en su humilde persona, para hacer frente al desafío de una nueva parroquia, la cual es, en su parecer, una bendición celestial y una gracia de la Virgen María, en este año cuando el Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, en Portugal, celebra los 100 años de las apariciones de la Virgen María a los pastorcitos, y, en concreto, en este mes de octubre, dedicado a María y el rosario.

El Padre Jean Claude, al ver la situación de pobreza humana, moral, intelectual, material y espiritual, centró su actuación pastoral en torno a esta frase del Fundador: “Hemos de llevar a los hombres a sentimientos humanos, luego cristianos y, finalmente, santos” (San Eugenio de Mazenod, 1826).

Por tanto, el párroco quisiera que la parroquia de Nuestra Señora del Rosario sea una escuela de amabalidad y oración, un lugar de conocimiento y comprensión de la fe, una familia cristiana unida y, sobre todo, una vía de santidad. El Padre Jean Claude cuenta con la gracia y la misericordia de Dios, el cuidado maternal de María y el apoyo paternal del obispo y de su Congregación, su consejo pastoral parroquial, los líderes de grupos y movimientos y, especialmente, de todos los fieles, para hacer frente juntos al desafío de la evangelización. Sigue optimista y cree con todo su corazón en el crecimiento de su parroquia.