Deborah Castellano Lubov

Esta es la respuesta que dio el cardinal Mons. Orlando Beltran Quevedo, arzobispo de Cotabato, Filipinas, en una entrevista exclusiva concedida a ZENIT cuando le preguntaron qué diría a sus jóvenes para que no se conformaran frente a la presión ambiental. El primer cardenal de Mindanao, habló con ZENIT en Bolonia, Italia, en el marco del 32º encuentro en el Espíritu de Asís, celebrado del 14-16 de octubre, que inició S. Juan Pablo II en 1986, que continúa la Comunidad de San Egidio, y a la que acuden representantes de distintas culturas, fes y religiones para levantar juntos “Puentes de Paz”. Mindanao tiene una población de mayoría cristiana. Pero la mayor parte de los musulmanes de Filipinas se concentran en 5 provincias de Mindanao, en la llamada Región Autónoma de la Mindanao Musulmana. La sede de la archidiócesis de Cotabato está en esta región. En la entrevista, el cardenal de Filipinas habla sobre el encuentro de San Egidio en Bolonia, las relaciones islamo-cristianas en su país, el Sínodo y los jóvenes de su nación, y la próxima cumbre vaticana de febrero sobre la protección de menores, entre otros temas.

Aquí está la entrevista de Zenit con el cardenal Quevedo:
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ZENIT: Eminencia, ¿En qué medida este encuentro, que comenzó con el Espíritu de Asís de S. Juan Pablo II, ayuda a establecer el diálogo y la paz entre las distintas religiones y culturas?

Me gustaría responderle desde mi experiencia personal, ya que he participado en tres de estos encuentros de Asís. El presidente Murad del Frente Moro Islámico de Liberación y yo mismo asistimos juntos a la Jornada Mundial de Oración por la Paz en Asís en 2016. El papa Francisco ya era papa. Ahí, en aquel momento, encendimos una vela por la paz. Fue un gesto muy simbólico que nos recordó que el proceso de paz estaba todavía en marcha en Filipinas. Me pregunté si musulmanes y cristianos serían capaces de descubrir a los líderes de ambas fes de la zona de la rebelión en paz y harmonía bajo la atenta mirada del Papa. Fue un momento muy significativo. También a escala mundial es toda una lección ver a líderes de zonas de conflicto que son presentados juntos encendiendo una vela por la paz. Creo que esto es un ejemplo concreto del Espíritu de Asís, un símbolo real.

ZENIT: En Filipinas, ¿cómo describiría las relaciones católico-musulmanas?

En el nivel de base, en la vida cotidiana, no hay ningún problema. Pero en lo profundo, en cristianos y musulmanes, hay prejuicios históricos. Aunque se saluden, se sonrían unos a otros y sean buenos vecinos, siempre llega un momento en el que saltan chispas. Y esto es siempre una amenaza para la paz de la comunidad. Hay muchos ejemplos de prejuicios. Por ejemplo, la mentalidad se refleja de esta forma: si tú eres un “buen” musulmán, entonces los cristianos piensan: “tú eres como un cristiano”. Lo mismo pasa con los musulmanes: si tú eres un buen cristiano, entonces, a los ojos de los musulmanes: “tú eres como un musulmán”. Estos tipos de comentarios y juicios expresan lo que hay en el corazón de cada uno. Tenemos que erradicar esta mentalidad. Las relaciones islámico-cristianas en la vida cotidiana son de harmonía, pero en el interior de cada uno sigue habiendo prejuicios históricos que remontan a la época de los españoles.

ZENIT: El papa Francisco muestra una actitud muy abierta y confiada respecto al diálogo interreligioso. ¿Cree que está acertado o, como algunos dicen, que es un poco ingenuo?

Creo que él es consciente de todo lo que sucede. El Santo Padre conoce y ha conocido a los musulmanes en su propio país. No creo que sea ingenuidad-sino realismo basado en la propia experiencia. Recuerdo una vez que en uno de estos encuentros de San Egidio, una mujer estaba siendo interrogada de manera bastante agresiva. A pesar de la hostilidad, ella mantuvo la compostura y respondió de manera tranquila y educada; al final, curiosamente, ella abrazó a la persona como a un amigo. La persona estaba asombrada; él, que había sido tan crítico y agresivo, estaba ahora desarmado. La hostilidad queda anulada con la amabilidad. Esto es lo que está haciendo el papa Francisco.

ZENIT: ¿Con qué querría que se quedara la gente de su intervención en la sesión esta tarde sobre “Islam y Cristianismo: Caminos de Encuentro”?

Escuchar y aprender unos de otros. La escucha es el camino hacia el diálogo… Si uno no escucha y se queda encerrado en su pequeño mundo, si sólo responde a las preguntas que surgen de su pequeña “caja”, entonces es que no ha escuchado. Recuerdo a un psicólogo en Filipinas que dibujaba un corazón con orejas. La moraleja de la historia era: escucha con tus oídos, pero sobre todo, escucha con tu corazón.

ZENIT: Como bien sabe, en este momento, en el Vaticano se está celebrando el Sínodo de los obispos sobre jóvenes, fe y discernimiento vocacional. ¿Qué piensa que es lo más importante a tomar en consideración al reflexionar sobre los jóvenes de Filipinas?

Filipinas es un país de gente joven. Los jóvenes son el grupo más dinámico dentro de la Iglesia. En nuestra diócesis hay programas muy dinámicos para jóvenes. Los jóvenes son muy entusiastas. Ojalá vivan su fe no sólo como algo rutinario, sino de forma juvenil, con entusiasmo, y animando a otros a hacer lo mismo. Ojalá sean agentes de diálogo. Con frecuencia podemos ver que católicos, protestantes, musulmanes en nuestras escuelas católicas de Mindanao llegan a ser amigos entre sí [sonríe]. Es alentador para los más mayores como yo. Mi mensaje a los jóvenes de Filipinas: sé tú mismo, sé tú mismo… olvida a los que van a la deriva, huyendo de la realidad mediante las drogas. Sé tú mismo. Vive tu fe cada día, trayendo alegría a tu comunidad, tu vecindario y a tus amigos.

ZENIT: ¿Diría usted que el problema principal para sus jóvenes es que no pueden ser ellos mismos?

Algunos de los problemas engloban esta forma de vida de “ir a la deriva”, sin sueños, este intento de “huir”, por así decirlo, mediante el alcohol y la drogo-dependencia. Es muy triste cuando uno tiene un amigo que sufre de esta forma; tu corazón está siempre con este amigo. Tal vez los jóvenes luego se pregunten si hicieron lo suficiente por ese amigo que sufre. Los jóvenes en Roma [en el sínodo de obispos], o los que participan en el Congreso de Jóvenes de Asia, no entran dentro de esta categoría. Diría que el 98% son alegres y dinámicos, y viven su fe como algo que da sentido y fundamenta. Sencillamente, son así. Inspiran y se animan unos a otros, construyendo comunidades y amistades entre sí, no sólo con otros católicos, sino también con sus compañeros de clase en las universidades, ya sean musulmanes o cristianos, o miembros de otras fes.

ZENIT: Como sabe, en febrero tendrá lugar una cumbre en el Vaticano sobre el tema de la “Protección de Menores”. A pesar de la prensa tan negativa y de la falta de confianza que pudiera disuadir a los jóvenes de implicarse en la Iglesia de este tiempo, ¿qué les diría, para mostrarles que merece la pena todavía ser una persona de fe y no perder la esperanza?

Les diría que también entre los Apóstoles hubo dos discípulos que tropezaron. Uno se recuperó. El otro traicionó y rechazó completamente a Cristo. Como sucedió con el Colegio Apostólico, también sucede en la Iglesia, la Iglesia que Cristo ama. Así que, si los jóvenes ven escándalo en la Iglesia en el tema de los abusos a menores y a niños, no deberían perder de vista que la gran mayoría de los sacerdotes del mundo entero no son así. Esto forma parte de las imperfecciones de una Iglesia que es imperfecta. Es la Iglesia imperfecta que Cristo ama.

ZENIT: ¿Hay algo que le gustaría ver que sucediese en febrero? ¿Algún tipo de sistema o algún tipo de medida para que pudiera ser efectivo?

Las diócesis de todo el mundo están terminando o trabajando en protocolos de comportamientos sobre la conducta de los sacerdotes. Es esencial que se respeten los límites para que no se aprovechen de su vocación sacerdotal. Es una posición de autoridad; y no deberían aprovecharse de ella. Hay protocolos que han sido ya aprobados por las conferencias episcopales. Esto es así en Filipinas. Otras están ahora en ese proceso de aprobarlos. Estas medidas son respuestas necesarias a todo lo que ha escandalizado a las personas, jóvenes y cuantos esperan que se haga algo para acabar con los abusos. Los procesos de selección, la educación y formación de los sacerdotes son esenciales. Y cuando un sacerdote cae, se debería utilizar los procedimientos legales que hay dentro de la Iglesia. La convergencia de los procedimientos legales de la Iglesia y los de los tribunales civiles es necesaria con vista a una mayor eficacia. Ambos son importantes.

ZENIT: ¿Diría que la tolerancia-cero que actualmente se aplica en el campo de los abusos sexuales a sacerdotes como política de la Iglesia debería aplicarse también a obispos?

Tolerancia Cero… una falta y estás fuera.