El P. Domenico ARENA es un oblato de la Provincia Mediterránea que ha regresado a Italia después de pasar más de treinta años de misión en África. En la actualidad trabaja sobre todo como profesor de misionología poniendo especial empeño en la promoción de la comunión misionera tal y como propone hoy el Magisterio de la Iglesia. Desde hace ya un año, animado por sus superiores, forma parte de una comunidad inter-congregacional. Una comunidad al servicio de la Obra de María (más conocida como Movimiento Focolar), que es punto de referencia para muchos religiosos de todo el mundo dispuestos a vivir su vocación a la luz del Testamento de Jesús.

Recientemente, el pasado mes de octubre, asistió a Burundi para participar en una iniciativa promovida por la Obra de María, colaborando con otros amigos de este movimiento en la animación de tres retiros para sacerdotes y religiosos de Burundi bajo el tema de “la Espiritualidad de Comunión”. Una espiritualidad que fomentó el magisterio post-conciliar para ayudar a todos los miembros del pueblo de Dios a vivir el amor mutuo y construir así la Iglesia que quiere presentarse ante el mundo como “casa y la escuela de la comunión” (Novo millennio ineunte n. 43). La iniciativa, querida por los Obispos de Burundi y realizada en colaboración con el Foyer de Charité de Bojumbura, ha sido apoyada de formas muy diversas por los miembros del Movimiento Focolar del país y patrocinada por la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos.

El programa pretendía acompañar a los sacerdotes para que descubrieran el valor evangélico de la comunión, empezando por el comentario exegético del capítulo 17 del evangelio de San Juan. Es interesante explicar que la animación estaba a cargo de tres personas: Florence Gillet (miembro del movimiento focolar), el P. Léon Sirabahenda, (sacerdote de Burundi) y el mismo P. Dominic. El hecho de que intervinieran los tres ha sido un método innovador que ha hecho posible integrar el estudio bíblico en la experiencia eclesial y pastoral de sacerdotes y religiosos.

“Para mí, decía el P. Dominic, las intervenciones hacían referencia al Amor de Dios como fuente de comunión; la Palabra de Dios como camino para construir la unidad y la fraternidad universal; y a María como modelo en el que fijarnos para crecer en unión con Dios y con nuestro prójimo. Acepté con alegría implicarme en la preparación de estos temas porque estaban relacionados con nuestro carisma oblato”.

Los tres retiros se desarrollaron en una atmósfera de silencio según la tradición de los Foyers de Charité, teniendo también un encuentro al día para compartir entre los sacerdotes, divididos en grupos; además de la comunicación de experiencia de vida, con laicos y mujeres, al final de cada una de las dos conferencias programadas para cada día.

A continuación añadió, “Participar en la animación espiritual de estos retiros ha sido una gracia muy grande para mí. Me ha hecho sentirme muy cerca del Fundador, que mostró siempre un gran entusiasmo por la realidad de la comunión. Ha sido la primera vez que hacía este servicio en colaboración con otros y los resultados han sido mejor de lo que esperábamos. El Señor se ha servido de la unidad que se estableció entre nosotros, los animadores, para acompañarnos con su gracia; y así poder palpar con nuestras propias manos la acción del Espíritu Santo. Los 149 sacerdotes, cinco de ellos religiosos, acogieron con alegría el mensaje de comunión. Muchos de ellos se comprometieron a vivirlo y a llevarlo a sus propios contextos. Nosotros, los animadores, nos llenamos de gozo porque nos pareció que extender el ideal de comunión es un medio para proclamar el corazón del Evangelio. Pienso que esto puede hacer mucho bien a la Iglesia y a la nación de Burundi en términos de paz y reconciliación”.