Un llamamiento misionero para Oblatos – Guayana Francesa

Vincent GRUBER, OMI
Provincial de Francia

¡Saludos fraternos!
El P. Ellince MARTYR, Provincial de Haití, y un servidor, visitamos los 13 oblatos de Guayana Francesa desde el 15 al 24 de octubre. El objetivo de nuestra visita era saber más de sus realidades y consultar a cada uno individualmente acerca del nuevo Mandato Misionero para los años 2018-2021.

La Guayana Francesa es un departamento de ultramar (DOM) y un territorio europeo en el Continente Sudamericano que atrae muchos ciudadanos de los países vecinos que buscan una vida mejor. Por esto la población en Guayana se dobla cada 20 años mientras que el PIB per capita decrece regularmente. Su población era de 259.865 habitantes en el año 2015. Más de la mitad eran de origen extranjero. ¡Amerindios, Bushinengues (gente de la selva), creoles, europeos, hmong, brasileños, chinos, surinameses y haitianos se pueden encontrar en el lugar!

En los tres últimos años, más de 11.000 peticiones de asilo han sido solicitadas en la Guayana francesa y el 88% de estas procedían de Haití. El sistema escolar está colapsado. Frecuentemente los niños emigrantes no tienen lugar en las escuelas medias y superiores. Debido a la falta de estructuras de recepción, las villas de chabolas se multiplican y frente a esta ola migratoria sin precedentes la Guayana francesa está en un callejón sin salida.

Los Misioneros OMI en Guayana francesa

De los 37 presbíteros en  Guayana francesa, 13 son oblatos. El objetivo de todos ellos es construir la Iglesia local que está compuesta de criollos guayaneses, hmong, brasileños, haitianos, surinameses y amerindios, tratando de vivir juntos, pasando de un modelo multicultural a otro intercultural de comunión fraterna y universal.

Nos impresionó la cercanía y la preocupación por la gente de parte de los oblatos, especialmente por los más necesitados en los bosques y zonas rurales, así como en los barrios populares. En cada lugar vimos los esfuerzos misioneros para alcanzar una mezcla intercultural entre los miembros de los coros, grupos de catequesis, consejos pastorales y otras estructuras eclesiales.

El país tiene una sola diócesis, la diócesis de Cayena. En el contexto de la gran misión diocesana que comenzó hace tres años, los oblatos continúan ayudando a los fieles de las parroquias organizando equipos para visitar los hogares y mostrándose ellos mismos muy activos en esta labor. El objetivo es formar pequeñas comunidades eclesiales en los barrios y dar una formación para la evangelización.

Seguimos presentes entre los Hmong (en Cacao) que aprecian mucho a su pastor oblato, Gary MOROSE. También servimos entre los haitianos desde 1960 y son todavía el mayor grupo de migrantes. Queremos incrementar el trabajo con los haitianos comunicándonos con ellos en el creol haitiano ya que muchos de ellos todavía no hablan francés. Deseamos, sin ponernos límites, reavivar nuestra presencia misionera y pastoral entre estos nuevos llegados del Caribe con dificultades sociales y queremos integrarlos en las parroquias.

Debido a la llegada masiva de inmigrantes y al desarrollo de los nuevos barrios, la diócesis está abriendo nuevas parroquias. Wilson FOUQUET, un joven oblato, encuentra a los jóvenes afro-surinameses que están tentados por la violencia y la delincuencia. Está comenzando un club musical para ayudarlos a organizarse y desarrollar sus talentos.

Todos los oblatos de la misión desean vivir en comunidades para tener una fructuosa vida de su carisma oblato. Creen que haciendo eso serán más eficaces para llevar el ministerio pastoral y misionero con un estilo oblato. Con la llegada de tres jóvenes oblatos, Harry, Nathaniel y Ronel, fue posible formar otras dos pequeñas comunidades. Quieren desarrollar un programa misionero con objetivos y estructuras para así poder invitar a Oblatos procedentes de otras Unidades.

Habiendo participado activamente en la formación del laicado a través de los trabajos de Georges LAUDIN, Antoine CHYV, Elie LAGRILLE y algunos más, los oblatos actuales quieren relanzar este servicio para los laicos comprometidos de la diócesis, particularmente en los campos de Justicia y Paz y en el ministerio de la juventud.

Los Oblatos llegaron aquí desde Francia en 1977 para servir a los Hmong, desde Haití en 1997 para servir a los haitianos, y desde Brasil en 2002 para servir a los brasileños. Habiendo tenido oblatos originarios de Francia, Laos, Vietnam, Haití, Brasil y Camerún, no queremos dejar solos a nuestros misioneros haitianos y ellos mismos no lo desean. En esta tierra multicultural, consideramos que la dimensión internacional e intercultural es de gran importancia en nuestras comunidades oblatas, en conformidad con lo que dice el Capítulo general de 2016.

Como Provinciales de Francia y de Haití nos comprometemos a buscar más misioneros de otras unidades y contactar con los Superiores Mayores Oblatos de África, Asia y América Latina.

Llamado a la Congregación.

Por todas estas razones, nosotros, los provinciales de Francia y Haití, creemos que es relevante y eminentemente misionero que continuemos nuestra presencia en la Guayana Francesa. En esta tierra amazónica que es un pequeño laboratorio de globalización cultural, el desarrollo humano integral en su dignidad antropológica y su esperanza espiritual nos esperan.

Por lo tanto hacemos un llamamiento a misioneros oblatos que estén dispuestos a afrontar estos retos. Deseamos misioneros Oblatos que posean las siguientes habilidades y talentos:

• que hablen francés, portugués, español, hmong, inglés y creole;
• hombres capaces de comprometerse con la gente en sus propios barrios y que no se dejen intimidar por las villas de chabolas o la lluvia tropical
• misioneros preparados para ser apóstoles fundadores de las comunidades cristianas
• hombres comprometidos con la justicia, la paz y la ecología;
• aquellos que desean ser campeones de la interculturalidad, capaces de universalidad y adaptación;
• músicos, líderes juveniles, profesores de catequesis de adultos y de educación Bíblica.