MÉJICO

Roberto Tolentino, OMI

El 11 de Diciembre del 2018, hicimos  un homenaje a este gran misionero dejando su recuerdo en un busto que se develó en el atrio de la  parroquia de San Pedro Mártir Quiechapa, Oaxaca, México.

Monseñor Miguel Pfeifer, OMI , presidía la misa en honor a la Virgen de Guadalupe donde hizo una reseña de la vida misionera de su hermano el P. Francisco, posteriormente a la procesión se hizo el sencillo homenaje de su comunidad le tenía preparado al P. Chico. Estábamos presentes algunos oblatos y su hermana Judith, así como cientos de feligreses y amigos de los oblatos.  Estamos seguros de que  sonreía desde el cielo y agradecía este hermoso gesto de cariño a su “padre, amigo y hermano”.

Nacido en el Valle del Río Grande, Álamo, Texas, el Padre Francisco llegó a México en el año de 1963 para iniciar su vida misionera en México. Sirvió en la Parroquia de San Pedro Huamelula,  La magdalena Tequisistlán y San Pedro Mártir Quiechapa en la diócesis de Tehuantepec, Oaxaca.

Conocido por la población indígena de Quiechapa como “El padre Chico”, experimentó de primera mano lo que el Papa Pío XI en 1938 decía de los oblatos: “Son especialistas en las misiones difíciles”. Y es que el P. Francisco como misionero fue más que un sacerdote: atendió partos, construyó una clínica y proporcionó servicio médico a las comunidades de la montaña en Quiechapa;  él viajaba a muchos pueblos para llevar los sacramentos a la gente, ayudándolos en todo lo que podía. Fue mecánico, carpintero y sobre todo un gran padre para la población.

Pero también defendió a la gente indígena contra el cartel de las drogas durante su estadía; incluso llegó a ser el blanco de un atentado el día 8 de marzo de 1987, cuando 12 balas penetraron su camioneta camino a Oaxaca, saliendo ileso de este ataque. Este peligroso momento determinó a este misionero sencillo, humilde, llevándolo a una decisión profunda: ¡La del buen pastor!  Y es que “el cobarde huye cuando ve venir al lobo, pero el buen pastor se queda, defiende a su rebaño” (Jn 10,11). El Padre Chico decidió quedarse con su rebaño.  Después de muchos años de presencia en la parroquia de San Pedro Mártir Quiechapa y posteriormente más de diez años en la parroquia de Cristo Salvador y Señor en la ciudad de México; ya algo cansado y enfermo regresaba a Texas donde recibió el llamado del Señor en abril del 2018.

Descanse en paz, padre Chico.