MADAGASCAR
Sara Suchowiak
Voluntaria de la Fundación de Ayuda Humanitaria Redemptoris Missio (Polonia)
– Original publicado en la Revista OMI Madagascar de diciembre de 2019.
Como voluntaria de la Fundación de Ayuda Humanitaria Redemptoris Missio, trabajé en un dispensario situado en la misión oblata de Befasy entre agosto y octubre de 2019. El sueño de hacer voluntariado en Madagascar nació en mí cuando era una niña pequeña. En mi parroquia de S. Agustín en Czapury (Polonia), llegó un oblato que nos dio testimonio de su trabajo en la “Gran Isla Roja” y entonces quedó sembrada la semilla de la misión en mi corazón. Nunca pensé que después de muchos años sería posible cooperar con los Misioneros Oblatos de María Inmaculada en Madagascar.
La idea de construir un dispensario en la ciudad pobre de Mandabe nació hace muchos años en la mente de un voluntario, Jacek Jarosz (actualmente es el vicepresidente de la Fundación de Ayuda Humanitaria Redemptoris Missio). Por aquel entonces comprendió que había mucho que hacer en Madagascar en el campo de la sanidad, particularmente en los poblados rurales. Aquí la gente no tiene asistencia médica y con frecuencia es así durante muchos meses del año. Cuando el nivel del agua de los ríos crece, es imposible evacuar incluso a los que están gravemente enfermos. Los niños y los ancianos son los que más sufren. Sabíamos que no podíamos ayudar a todos, pero tampoco podíamos quedarnos sentados sin hacer algo.
En colaboración con los Misioneros Oblatos, la Fundación de Ayuda Humanitaria Redemptoris Missio había decidido comenzar una clínica en Befasy, un pequeño pueblito a menos de cien kilómetros de Mandabe. Mucha gente de buena voluntad nos ayudó. La Cáritas de Polonia y la Fundación Polaca por África también se unieron a este proyecto.
La primera vez que llegamos al pueblo una multitud de gente nos dio la bienvenida. A la entrada del pueblo dejamos los coches y nos unimos a la procesión que cantaba. Había una verdadera alegría entre los reunidos. Yo estaba extremadamente emocionada por su alegría. Ciertamente fue uno de los mejores días de mi vida.
Era imposible no darse cuenta de las buenas relaciones entre el P. Marek OCHLAK y sus feligreses. Los efectos de su trabajo en tan poco tiempo son inmensos. En solo dos años la iglesia, la escuela, el dispensario,… entre otros, además ha comenzado la construcción de un gimnasio.
Hoy los pacientes de toda la región vienen al dispensario. Aunque no ha pasado mucho tiempo desde su apertura oficial ya hemos ayudado a mucha gente. ¡En los primeros meses de trabajo tuvimos casi 400 pacientes! Fisaora Clement Serge, una enfermera que empleamos para el centro, trata a niños y adultos con una peligrosa malaria, parásitos gastrointestinales y otras enfermedades molestas. También trata las quemaduras y heridas que no faltan por aquí. Desgraciadamente hay otras muchas situaciones que todavía sobrepasan nuestra capacidad en el dispensario. De todas formas nuestro plan de futuro es hacer crecer el dispensario y acoger aquellos tipos de pacientes a los que todavía no podemos ayudar. Dentro de poco otra enfermera se unirá al equipo para cuidar a los enfermos.
Quisiera dar las gracias a los Oblatos de María Inmaculada por guiarme, ayudarme y permitirme formar parte de su actividad misionera. Estoy especialmente agradecida al P. Marek y sus feligreses a los que tuve el placer de conocer en este maravilloso país.