PARAGUAY


Mons. Guillermo Steckling OMI
Obispo de Ciudad del Este (Paraguay)

La relevancia del Sínodo de la Amazonía es impresionante si somos capaces de aplicarlo aquí también, entre nosotros. También aquí necesitamos urgentemente una “ecología integral” tal y como se nos propone. ¿En qué consiste? El documento final del Sínodo ofrece la siguiente explicación: “La ecología integral tiene su fundamento en el hecho de que «todo está conectado» (LS 16). Por ello ecología y justicia social están intrínsecamente unidos (cf. LS 137).” (Documento Final del Sínodo para la Amazonía, n. 66). Este punto fue ya uno de los puntos principales de la encíclica del Papa Francisco Laudato Si, y ahora es todo un Sínodo el que lo ha hecho suyo como tema principal: “Amazonía: Nuevos Caminos para la Iglesia y para una Ecología Integral”. Aquí, en Paraguay, nos damos cuenta de que el Señor nos llama a una nueva conversión. Dios nos habla con voz cada vez más fuerte, a través del agua, de las plantas, de los animales, del clima, y es Él quien nos invita a salir hacia los excluidos y los olvidados.

Ya que todo guarda una íntima interrelación, y que los problemas actuales nos desafían a alcanzar una visión capaz de tomar en cuenta cada aspecto de la crisis global, les sugiero que hoy tomemos en consideración algunos elementos de una ecología integral, uno que más claramente respeta sus dimensiones sociales y humanas.

Ciertamente, la Amazonía queda a miles de kilómetros del Paraguay. Sin duda también aquí, sobre todo en el sur, los bosques arden y el clima cambia. Ya la selva ha desaparecido casi en su totalidad. A día de hoy, sigue disminuyendo a un ritmo de, a veces, ¡miles de hectáreas al día! Apenas queda espacio para las pequeñas huertas familiares, y la gente del campo debe refugiarse en las grandes ciudades. Cada día nos encontramos más y más “nativos urbanos”, muchos de los cuales caminan sin rumbo. ¡La naturaleza subtropical es hermosa y encantadora! Pero la gente que vive en contacto directo con ella lo es más aún, por ejemplo los nativos y los agricultores. La conversión ecológica que necesitamos debe abarcar todas las cosas en su integridad: la naturaleza, los hombres, las mujeres y los niños, y debe lograr que, una vez más, confiemos en la mirada providencial del Creador. ¿Por qué tanto esfuerzo para ganar dinero? Ciertamente necesitamos una ecología integral.

Otro punto de preocupación salido en el reciente sínodo son las campañas de grupos, muy presentes en las redes sociales, que buscaban desacreditar esta asamblea y, al mismo tiempo, a la Iglesia y al Papa que la ha promovido. Dicen ver herejías en todas partes y proclaman que la iglesia debe seguir siendo tradicional. Pero ¿No es “tradicional” la Biblia, con sus profetas y sus poetas, la doctrina social, la valentía de los misioneros que arriesgan sus vidas en las más remotas áreas, y la iglesia que busca siempre nuevos horizontes? A pesar de todo esto, avancemos con paso firme y constante. En este viaje sinodal que ya estamos haciendo nos encontramos en buena compañía, aunque aún no ha salido la exhortación conclusiva del Papa. Los santos de América marchan con nosotros, la Virgen María y Aquél, el Único, capaz de hacer todas las cosas nuevas” (Ap 21, 5).

(Publicado originariamente en la revista Missioni OMI – Número Enero-Febrero 2020)