UCRANIA

Redactado por Ivan Dorosh OMI

(Artículo basado en materiales de la página de Facebook Caritas-Spes de Ucrania y de la página web de la Delegación de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada en Ucrania y Rusia.)

Hermano Sebastián (extrema derecha) con voluntarios de Caritas

En este momento difícil para Ucrania, cuando, por un lado, al este, tenemos la guerra ruso-ucraniana, y, por otro, el estado de emergencia y la cuarentena establecidos en todo el país debido al virus Covid-19, la necesidad de servir a las personas sin hogar de la capital (Kyiv) no ha hecho sino aumentar. Con el permiso de las autoridades civiles y manteniendo las consiguientes normas sanitarias y de cuarentena, un grupo de personas intenta por todos los medios servir a la población más abandonada. Uno de los más activos es el hermano de Sebastian Jankowski OMI, quien dedica su tiempo diariamente a las personas sin hogar, no solo dándoles comida, sino también una palabra amable y todo su corazón.

El hermano Sebastián pertenece a la congregación de Misioneros de los Oblatos de María Inmaculada en Ucrania. Casi desde el comienzo de su ministerio en Ucrania comenzó a servir a los más pobres. Como él mismo explica, todo comenzó cuando el mismo se puso a hacer bocadillos y a repartirlos en la estación de tren; luego comenzaron otras personas a ayudarlo a distribuir los alimentos. Inicialmente, eran unas 20 el número de personas alimentadas. En seguida, los jóvenes de la parroquia de los Oblatos en Kyiv, la Parroquia de San Nicolás, se unieron a esta buena causa. Poco a poco, el número de voluntarios, y también de los necesitados, fue aumentando. La cosa, pues, comenzó a asumir un carácter propio. Hoy es ya una asistencia organizada a las personas sin hogar bajo los auspicios de Caritas-Spes de Ucrania (la filial en Ucrania de Caritas para la Iglesia católica de rito latino) y con la bendición del obispo. Cabe agregar que ayudan a las personas sin hogar no solo con pan y cosas materiales. Más de una vez el hermano Sebastián ha organizado con otros cenas y celebraciones festivas de Navidad. Algunas personas sin hogar también han recibido ayuda para volver a un ritmo normal de vida por medio de procesos de rehabilitación.

Además de Kyiv, también se puede mencionar la «Casa de la Misericordia» abierta en Obukhiv en el convento de los Misioneros de los Oblatos de María Inmaculada, la casa central de la Delegación de los Oblatos en Ucrania y Rusia, a unos 30 kms. al sur de la capital. En esa casa, las personas necesitadas pueden a diario escuchar una breve prédica, rezar y cenar. También tienen la oportunidad de ducharse y pasar la noche.

Volviendo al hermano Sebastián, una vez le pregunté por qué hacía todo eso. A mi pregunta recibí la respuesta: «Cuando sirvo a los pobres, siempre recuerdo las palabras del Evangelio de Mateo, es decir, que cuando les doy de comer, sirvo a Dios mismo. Además, estoy convencido de que todos ellos, en su oración, interceden por nosotros ante nuestro Padre Celestial. Por eso precisamente estamos creciendo, y también creo firmemente que cuando muera, Jesucristo se parará delante de mí con el rostro de esas personas sucias, a menudo lisiadas y sin hogar, y dirá que ese era Yo».

Durante la cuarentena en Kyiv, el ministerio se desarrolla del modo siguiente. La cocina para personas sin hogar alimenta a más de 100 personas sin hogar todos los días de lunes a viernes. Por semana eso es más de 350 litros de sopa, unas 700 raciones, 125 litros de té, 7 kg de paté, 10, 5 kg de salchichas, 150 barras de pan y 15 paquetes de mantequilla. Además de equipos de protección personal para voluntarios, desinfectantes, máscaras, vajillas desechables y productos para la higiene personal para las personas sin hogar.

Por la mañana, los trabajadores de la cocina van al centro social, donde lavan los termos y todos los recipientes. Mientras, se prepara comida fresca en los conventos (tres veces a la semana cocinan las Misioneras de Caridad, y dos veces por semana lo hacen en el convento de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, bajo la dirección de nuestro chef, el P. Artur Stronczewski OMI). El hermano Sebastian e Igor, uno de los responsables, también voluntario, recogen alimentos, reponen los botiquines de primeros auxilios, se abastecen de suministros, recogen todo lo necesario y hacia las 16:00 salen para recoger a los voluntarios, yendo a catedral católica latina de San Alejandro. De 17:30 a 21:30 alimentan a las personas sin hogar.

En general, todo ese proceso, desde el comienzo hasta que se deja en su casa a los voluntarios lleva más de 12 horas. Hay que decir que, si siempre ha sido una dura labor, ahora, durante la epidemia del coronavirus, se ha redoblado ya que han multiplicado esfuerzos para hacer este servicio a diario y a un número mayor de personas. Así pues, en nombre del hermano Sebastián y de aquellos que sirven con total dedicación a la «Cocina para personas sin hogar», han lanzado una petición de ayuda para conseguir nuevos voluntarios que puedan apoyar a esta «Cocina para personas sin hogar» con sus esfuerzos o sus capacidades. Para ello no han dudado en hacer uso de las nuevas tecnologías para facilitar a nuevos voluntarios que quieran dedicar su tiempo o conocimientos para esta labor, por ejemplo, haciendo bocadillos o pagando un taxi, en tiempo de epidemia, a los voluntarios.