ESTADOS UNIDOS

  • Original publicado en omiusa.org

Por el P. Ron Rolheiser, OMI
(novedades personales)

En los últimos 15 años he tenido el privilegio y la responsabilidad de ser el Presidente de la Escuela Oblata de Teología de San Antonio, Texas. He renunciado a este cargo la semana pasada, con la entrega de las llaves de mi oficina a mi sucesor, el Dr. Scott Woodward.

Dejo este cargo con un sentimiento de agradecimiento. Los quince años que he pasado aquí han sido buenos. Me siento orgulloso al ver cómo ha crecido la escuela, y estoy feliz por lo que estos quince años han aportado a mi propia vida, en términos de comunidad y ministerio oblatos, amistades, oportunidades de crecimiento, y gracias de todo tipo. Estoy profundamente agradecido.

¿Qué me espera ahora? En la calle dicen que “me he retirado”. No exactamente, ¡ni mucho menos! He renunciado como Presidente, pero no me retiro. Seguiré trabajando a tiempo completo, pero ya no en la administración. Seguiré aquí, en la Escuela Oblata de Teología como miembro a tiempo completo y seguiré enseñando en los tres niveles del Instituto de Espiritualidad, en especial en el programa de Doctorado, en el que también dirigiré varias tesis. Pero al liberarme de las tareas de administración podré tener mucho más tiempo de calidad para escribir y, empezando ya la próxima semana, comenzaré a trabajar en un libro sobre lo que se nos pide en nuestros años otoñales y cómo, al final, se nos pide que “entreguemos nuestras muertes”. El libro completará la trilogía de El Santo Anhelo y el Fuego Sagrado. Por supuesto, seguiré escribiendo mi columna semanal y planificando una serie de artículos para The Tablet sobre “la Castidad como nuestra Virtud Perdida”.

El plan es quedarme aquí en la Escuela Oblata de Teología de San Antonio, Texas, el tiempo que mi salud me permita ser productivo. He sobrevivido a dos cánceres, y sigo con tratamiento de quimioterapia, así que dejo a Dios y a los maravillosos oncólogos del sur de Texas que determinen cuánto tiempo será esto. Tratando de discernir lo que debía hacer tras renunciar a mi cargo de Presidente descubrí aquí un cúmulo de signos que convergían y que me sugerían que debía continuar trabajando en el Escuela Oblata de Teología.

Algunos libros escritos por el padre Ron

¿Y qué signos me empujaban a tomar esta decisión? i) Mi edad y mi tratamiento oncológico en curso, muestran que quizás no sea un buen momento para lanzarme hacia una nueva misión fuera; ii) llevo ya 15 años trabajando en este ministerio, lo que hace pensar que quizás sea lo más sensato y práctico seguir aquí; iii) Los programas que más me atraen en la enseñanza son los que están aquí, en nuestro Instituto de Espiritualidad; iv) Soy más útil como escritor y como teólogo cuando estoy en un medio académico, y una facultad me ofrece este medio; v) De hecho ya estoy dirigiendo varias tesis de doctorado y no desearía abandonarlas; vi) Me siento muy responsable del programa de Vivienda-Forestal que tenemos aquí, creo que es muy importante y quisiera ayudar a que crezca y prospere; vii) Finalmente, y no menos importante, vivo en una buena comunidad oblata y trabajo en una escuela realizando un buen trabajo oblato. No estoy seguro que pudiera encontrar un ministerio tan valioso para mí en otro sitio en este momento de mi vida.

Así, que he cambiado de oficina, pero no de residencia ni de ministerio.

Ahora, libre de la mayoría de las obligaciones administrativas, deseo contar con algo de tiempo -menos presionado- para la oración, el estudio, la enseñanza y para escribir… y sobre todo, para los amigos y la familia.

Gracias a todos por vuestra amistad, oraciones y apoyo en estos últimos años – y por vuestro perdón por todos los momentos en los que estuve demasiado ocupado como para estar con ustedes tanto como habría debido.