P. Jean-Herick Jasmin, OMI
Director del Servicio General para la Justicia, Paz e Integridad de la Creación

Introducción

Durante estos últimos años, el Servicio General OMI-JPIC ha reflejado la Justicia y la Caridad como actitudes pastorales entre los Oblatos y laicos comprometidos con los pobres y más abandonados. Igualmente, los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, estamos comprometidos, como parte significativa de nuestra actividad pastoral en la sociedad, con el ministerio de la Justicia, paz e Integridad de la Creación, apasionados por la salvación.

De hecho, al comienzo de este año de gracia de 2021, se han tomado distintas iniciativas dentro de un esfuerzo continuo de la Congregación por responder a la prioridad del servicio general JPIC: la Evangelización de los pobres en nuestra misión. De esta forma, al consagrarnos a cuantas obras de celo puede inspirar la caridad sacerdotal, especialmente a la obra de las misiones, nos proponemos alcanzar nuestra propia santificación. (Véase Prefacio CCyRR)

De ahí que la preocupación por la justicia, la misión de trabajar por la paz y el cuidado del don de Dios, la creación, sean signos proféticos que anuncian que el Reino está entre nosotros y nos unan en la caridad y la obediencia. En consecuencia, en el camino hacia el futuro, la defensa de la Justicia, Paz e Integridad de la Creación puede fortalecer la virtud de la caridad como expresión del amor de Dios.

Nuestros Puntos de Vista para el futuro del Servicio General OMI-JPIC

Para formular nuestras perspectivas en el Servicio General JPIC para responder a los desafíos que hoy presentan la justicia y la paz, destacamos seis aspectos unidos a un objetivo específico.

Primero, queremos ser en todo momento una familia Oblata, cercanos, crecer en confianza, como Fratelli Tutti.  En realidad, los temas de la fraternidad humana y de la amistad social, siempre han formado parte de la preocupación de la Iglesia como parte de la justicia y de la paz.

También queremos construir un Servicio OMI-JPIC sin fronteras, que transcienda toda diferencia de origen, nacionalidad, color o religión. Como dijo el Papa, “una Iglesia inspirada en la escucha mutua y la diversidad reconciliada puede “ayudar a la sociedad civil a edificarse en la justicia y la fraternidad, y así lograr un mundo más bello y humano para las generaciones venideras.”

Tercero, reconociendo la dignidad de toda persona humana, podemos contribuir al renacer de una aspiración universal de fraternidad. El respeto a la diversidad de las perspectivas permite ampliar la comprensión y profundizar la verdad en las situaciones particulares.

En línea con lo dicho anteriormente, soñamos con un ministerio OMI-JPIC en el que trabajemos sinodalmente, en el sentido de “lo que el Señor nos pide”. Por esto, el hecho de crear relaciones, una red de vínculos necesarios entre sujetos activos en este campo, se ha convertido para nosotros en todo un desafío. De hecho, esta sinodalidad, es hoy una dimensión pastoral esencial para los Oblatos.

Quinto, escuchar, dialogar, orar y discernir, son fundamentales en la búsqueda de actividades desde el trabajo en sinodalidad. Significa también escuchar y dialogar con personas que experimentan realidades particulares, como niños, jóvenes, familias, afro-americanos e indígenas.

Finalmente, desarrollaremos habilidades desde la planificación pastoral, elementos que creen un ambiente seguro para niños, jóvenes y adultos vulnerables, con vistas a ser y dar testimonio de una iglesia en control y un hogar seguro, de una vida religiosa llena de virtudes y valores.

Algunos Aspectos de Nuestro Itinerario que Merecen Mayor Atención

Además de la reflexión realizada sobre JPIC en harmonía con la Comisión General de la Misión sobre Laudato Sí, para cumplir exhaustivamente nuestro ministerio queremos subrayar, a modo de síntesis, los siguientes aspectos.

Invitamos a todas las Regiones y Unidades a aunar esfuerzos en la creación de una mejor comunicación entre nosotros, con vistas a la animación Oblata, comunicando desde la sinceridad y la estima. También debemos animar y fortalecer la interrelación como un valor de la JPIC, pasando a ser un servicio intercultural, lo que implica desarrollar una cultura del encuentro y de la sinodalidad como una profunda interpelación a nuestra vida religiosa; sinodalidad, que significa el pueblo de la Iglesia “caminando juntos”, como nos recuerda el Papa Francisco.

Un tercer aspecto que acapara nuestra atención hoy es un Programa de Prevención, que salvaguarde la protección de niños, jóvenes, adultos vulnerables y a los Oblatos en la misión. Significa una conciencia de la identidad sexual con vistas a obtener una madurez afectiva en nuestras relaciones. En pocas palabras, queremos ser un servicio JPIC en acción para el desarrollo humano y la libertad de las personas.

Como último punto, proponemos configurar una visión renovadora de nuestras relaciones, como Oblatos, con la naturaleza, en términos de ecología: queremos ser verdes, en el nivel general y en las unidades.

Brevemente, ¿Cómo Podemos Trabajar Juntos?

Primero, desde la fidelidad a S. Eugenio, podemos vivir nuestro celibato como un signo de la caridad perfecta (C. 15). También, en fidelidad al testamento del Fundador, la caridad fraterna debe sostener el celo de cada miembro (C. 37), emulándose en servicios mutuos y practicando gozosamente la caridad a fin de que la paz de Dios y la caridad de Cristo moren en ellos (véase S. Eugenio 1825). En esta misma línea, también nuestro voto de perseverancia, con el cual atestiguamos públicamente nuestra adhesión profunda a nuestra familia religiosa y nuestro compromiso definitivo en su misión (C. 30), según nuestra vocación, por todos los medios conformes con el Evangelio, en la transformación de cuanto es causa de opresión y de pobreza, (véase R. 9a).

En un segundo momento, podemos trabajar juntos compartiendo la información y la formación frente a los desafíos actuales. También, en el campo de la cooperación concreta con el Servicio General de la JPIC con vistas a una mayor eficiencia. Es necesario actualizar una oficina de manera diversa, con instrumentos y posibilidades que ofrezcan una mejor atención a los demás y que esté realmente cerca de los pobres.

Otro motivo para caminar y trabajar juntos es poder expresar en nuestra motivación una mejora en el compartir con todos los Oblatos y con Grupos e Instituciones Internacionales (Vivat y AEFJN). Estamos en ello y tal vez necesitemos de su ayuda y generosidad para lograr una mejor visión en algunos programas, así como la puesta en marcha de un compromiso para salvar la tierra, en nuestras casas o fundaciones, y lugares de pastoral. Esto implica promover una Congregación Oblata Verde y Amiga de la Naturaleza. Del mismo modo, en la fase de cooperación directa y de asesoramiento a las Regiones, como Asia, África y América Latina, añadir en la Formación Oblata, desde la formación primera, elementos que busquen mejorar la conciencia de la JPIC y del cuidado de la tierra.

Por último, podemos colaborar para ser, de manera cada vez más genuina, Compañeros en la Misión. Podremos discernir el tema de la salvaguarda; trabajando en la prevención de situaciones de abuso sexual. Queremos ofrecer a nuestros formadores y compañeros la posibilidad de adquirir competencias y habilidades para poder garantizar un buen acompañamiento a los Formandi; Generar un clima seguro entre los Formandi y colaboradores adaptando buenas prácticas y políticas para poder contar con actividades seguras dentro de nuestras casas.

Conclusión

Hace dos años, el Papa Francisco destacó la necesidad de una comunidad mundial basada en el principio de solidaridad y asistencia mutua. Es una llamada a la conversión que pone de relieve la preocupación del servicio OMI JPIC por las personas migrantes, los pueblos desplazados, los refugiados, las víctimas del tráfico humano, etc. y significa una llamada a una respuesta humanitaria inmediata contra la globalización de la indiferencia frente a la trágica situación de injusticia en el mundo. En consecuencia, como paso previo, un diálogo fraterno y la necesidad de oír la llamada que Dios nos lanza, que puede transformar Su plan en acciones concretas que ofrezcan al mundo un testimonio de valores como la justicia, la paz y la defensa de la dignidad humana. (P. Francisco, Roma, 14/01/2018 y 2/2/2018).

Además, al favorecer el intercambio abierto y libre en torno a los desafíos, es más fácil de encontrar juntos soluciones que beneficien a todos. Por último, el proceso sinodal es realmente misionero, desde el testimonio y el compromiso de nuestra vida religiosa.