BOLIVIA

Raúl España
Director, Instituto de Investigaciones Sociológicas (IDIS), La Paz, Bolivia

El 21 de agosto de 1971, el P. Mauricio Lefebvre Beaudry, OMI fue asesinado cuando se dirigía a socorrer a las víctimas del violento golpe de Estado de Hugo Bánzer Suárez. Este 2021 se recuerda 50 años de ese doloroso hecho.  El Instituto de Investigaciones Sociológicas, que lleva su nombre desde el año 1999, publicó durante el mes de agosto el resultado de un trabajo de recopilación de documentales, testimonios, conferencias, artículos y fotografías sobre Mauricio Lefebvre. El homenaje incluyó la conferencia de Hugo José Suarez, “Mauricio Lefebvre: una sociología fundamental”.

Mauricio Lefebvre nació en Saint Denis, Montereal, Canadá, el 6 de agosto de 1922. En 1940 ingresó y se formó en el Seminario Oblato de Chambly, y en 1948 fue ordenado como sacerdote, en Canadá. Llegó a Bolivia en 1953. Trabajó en los centros mineros de Llallagua, Siglo XX y Catavi donde mostró su profunda sensibilidad social. En 1958 ingresó a estudiar en la UMSA. Luego, viajó a Roma donde se formó en Sociología. En 1966 retornó al país, e impulsó el accionar de Iglesia y Sociedad en América Latina (ISALP), institución que reunió a actores de diferentes ámbitos comprometidos con un cambio social en Bolivia. En 1968 ingresó a trabajar en la UMSA y promovió la creación de la carrera de Sociología. Murió el 21 de agosto de 1971.

Mauricio Lefebvre, en su trayectoria, demostró que si bien la sociología como ciencia propende al conocimiento objetivo de la realidad social, ello no es contradictorio con el compromiso social que debe caracterizar al sociólogo. Compromiso con la sed de justicia, con la defensa de la libertad no solo como realización de los derechos civiles y políticos sino también de los derechos sociales y, sobre todo, compromiso para aportar en la supresión de las desigualdades sociales que mellan nuestra dignidad como seres humanos.

Al respecto, Mauricio señalaba: “(…) no observo nuestra realidad nacional, como un técnico ‘desinteresado’ a quien se hubiera encomendado el estudio de un sector socioeconómico y la elaboración de un informe con sus correspondientes evaluaciones y recomendaciones. Haré mi análisis como el boliviano que considero que soy, un boliviano que se quiere empeñado en el progreso social de su patria. Resido en Bolivia desde principios del 53 y espero vivir aquí los años de vida que me queden. Si no he tenido la suerte de nacer en este país, me considero como boliviano de todos modos, porque creo más decisivo para la identificación nacional de uno, el lugar donde uno libremente haya querido vivir, donde a uno se le haya recibido; y no el lugar donde haya nacido, sin ninguna iniciativa propia”.

Desde su perspectiva religiosa, también destacaba esa primacía del compromiso social; para Lefebvre como sacerdote de la iglesia católica, la dimensión espiritual era insuficiente si no estaba íntimamente ligada con la dimensión social: “a este pueblo en la miseria: los mal alimentados, desocupados, desnutridos y sin hogar, ¿les puede interesar la más hermosa lección de catequismo si no les va a ayudar a salir de su miseria?” (…) “ser la presencia de Cristo y de la Iglesia en medio de un mundo sufriente y buscar con el pueblo los remedios a esos males: por eso [la importancia de] los círculos de estudio con los hombres de la barriada y los proyectos de desarrollo comunitario”.

Pero, para Lefebvre, ese compromiso no debería ser solo una declaración, una muestra de buenas intenciones, sino que debería testimoniarse con la vida misma, con la acción: “ser testimonio eficaz de vida cristiana en medio de las personas de todas las tendencias ideológicas, políticas, religiosas, anti-religiosas”; por ello, ese compromiso exige “…todo el amor y todo el valor necesarios para arriesgar el pellejo.”