UCRANIA

Entrevista al obispo auxiliar de la diócesis de Kamieniec-Podolia en Ucrania

Monseñor Radosław Zmitrowicz OMI, es el obispo auxiliar de Kamieniec-Podolski en Ucrania. En una entrevista con Marcin Wrzos OMI (editor de la revista oblata polaca “misyjne drogi”) comenta la situación del país.

Marcin Wrzos OMI: ¿Cuál es el papel de la Iglesia en Ucrania ante la situación política y militar actual?

Acaba de comenzar una Guerra a gran escala. Por encima de todo, pienso que el papel de la Iglesia es estar con la gente, rezar y señalar hacia Dios. Te contaré un ejemplo de lo que es estar con la gente. Hace dos días, un presbítero polaco que estaba hacienda sus planes para viajar a Polonia, nos consultó sobre la oportunidad de posponer su salida. No sabemos lo que pasará estos días, pensó. Pero si no está, la gente estará más preocupada y se sentirán desprotegidos y abandonados. A él le gustaría estar con la gente, pero por otra parte tenía asuntos importantes que hacer en Polonia. Decidió quedarse. Nos dijo “No puedo dejarlos y mirar lo que pasa desde Varsovia”. Yo pensé que estaba en lo cierto ya que esta misma mañana las tropas rusas comenzaron la invasión. Juan Pablo II lo “llamó” porque él era un estudiante en la Universidad Politécnica y estaba en la delegación que encontró al papa en su peregrinación. Y el papa habló con él sobre su vocación. Así fue como comenzó a pensar en el presbiterado. Ahora está sirviendo en Ucrania.

Hoy se ha publicado el mensaje de la Conferencia Episcopal de Ucrania a los fieles en el que se pide recitar el acto de consagración al Inmaculado Corazón de María, tal como lo pidió María en Fátima. Allí hay también palabras sobre la consagración de la amada Rusia a María. Este es el papel de la Iglesia, guiar al pueblo de Dios a la confianza, guiarlo a Dios para que cada quien pueda conocer cómo comportarse de una manera humana, de una manera cristiana. Lo peor y lo mejor puede salir de un hombre en la guerra.

¿Y la asistencia material? ¿Comida, alojamiento? Porque alguien que huye sin destino… ¿No organizará algo de esto la Iglesia?

Haremos lo que podamos. Esta mañana el padre de una familia me escribió pidiendo si podía enviar a su familia a Kamieniec Podoloski. Las Hermanas Ursulinas acordaron acogerlos. Sé que otros están acudiendo a nosotros porque aparentemente este es un lugar más seguro. Esta mañana rezamos en la catedral de Kamieniec para que pudiéramos conocer lo que debemos hacer. Leímos el Evangelio que habla de dar un vaso de agua a alguien que pertenece a Jesús. Ciertamente el Señor se identifica a sí mismo con aquellos que ahora están buscando refugio. También leímos algo acerca de cortarse las manos, las piernas, los ojos evitando hacer algo peor. Comprendimos que debemos cortar todo lo que es egoísmo en nosotros, dejar de pensar solo en nosotros mismos sin salir de nuestra zona de confort para no ver al pobre y al que sufre. Los recursos financieros de la Iglesia son muy limitados y solo cubren las necesidades básicas, pero la Iglesia son los fieles y ciertamente muchos de ellos ayudarán a sus amigos y familiares y a veces también a extranjeros y necesitados. Hay también casas de retiro y, como pasó en 2014 y 2015, serán refugio para el máximo número de gente posible. Ayer, cuando estuvimos conversando dije que no había pánico. Hoy probablemente tampoco, aunque la gente se aprovisiona y hay largas filas en los cajeros automáticos y las estaciones de combustible.

Me gustaría referirme al Evangelio del domingo. Hablaba sobre el hecho de que un cristiano es alguien que ama a sus amigos y, aunque es muy difícil, a los enemigos. ¿Cómo amar a los enemigos en toda situación, no solo cuando la guerra comenzó?

Aquí estamos tocando un contexto más amplio. A menudo existe guerra y violencia entre personas y no solo al nivel de los estados sino en el trabajo, el hogar, la universidad. Violencia o agresión extrema tiene que ver también por ejemplo con matar a los niños aún no nacidos. La Madre Teresa decía que la causa de la Tercera Guerra Mundial sería precisamente esta agresión, esta violación. Hay también violencia en las familias. El agresor o el loco no está lejos allá en el este, sino cerca y a veces muy cerca. En el mismo apartamento, en la oficina.

Regresemos ahora al evangelio de amor, ¿qué nos enseña? Todos intentamos caminar hacia el amor. Sufrimos principalmente porque tenemos esos sentimientos negativos, los pecados: rabia, odio, agresión. Nadie lo quiere, pero aparecen porque experimentamos la injusticia, alguien nos hiere y no podemos responder de otra manera que con la rabia, la agresión, el odio. Hay algo en el hombre que le hace desear insaciablemente más y más poder, éxito, bienes materiales y a menudo esto es a expensas de los otros, queriendo alcanzar objetivos “por encima de los muertos”. Yo perteneceré a ese imperio, ya tengo mucho, pero quiero más y más. Es esta voz la que fuerza al hombre a ser egoísta y a esa vida maldita. La única liberación la da el Señor. Me gustaría amar porque esa es la única verdad. Estoy intentando ayudar a los otros, abrirme a ese Único Amor que da vida.

Vivimos en mundos diferentes, burbujas, estamos informados unilateralmente, esto hace difícil que nos amemos.

Vivimos en mundos diferentes, o como lo llaman ahora los sociólogos, burbujas diferentes. Los rusos piensan diferente, nosotros pensamos diferente. Es la Torre de Babel. La misión de la Iglesia es crear unidad. No hay ucranianos, rusos o polacos, no hay judíos, hay cristianos y católicos en una Iglesia comunidad. En las comunidades católicas pequeñas donde hay fe, eso es así. Cristo perfora esas burbujas, construye puentes de paz y unidad. Por supuesto que hay dificultades porque nuestras emociones a veces nos vencen. Tengo que ver que yo no soy mejor, soy un pecador, que “Putin está en mi” y puede hacerse presente en cualquier momento. Solo adhiriéndose a la fe en el Señor pueden superar ese “Putin que hay en cada uno”.

La guerra a gran escala ha comenzado, es un hecho y además habrá guerra de información. Es muy importante para nosotros mirar lo que está ocurriendo con los ojos de la fe. Ver a cada persona concreta. Mi padre que sobrevivió en Siberia cuando era un niño, y su padre que estuvo en los campos soviéticos de concentración, siempre decían: el sistema es terrible pero la gente es buena. La historia más importante que se desarrolla es la historia de salvación. El Mal puede ganar batallas, pero ya ha perdido. Dios ha entrado en todo lo que vivimos por la Encarnación y está Presente como el Señor Resucitado.

(extractos tomados de la entrevista original publicada en misyjne.pl)