POLONIA

Martine Caffo (Laico oblato asociado desde Aix-en-Provence)


La reunión europea del 2º Congreso de Asociaciones de Laicos oblatos tuvo lugar en Kokotek, Polonia, paralelamente al Congreso principal que se celebró del 27 al 29 de mayo de 2022. Martine Caffo, un pensionista de Aix-en-Province comparte con nosotros su experiencia.


Fui a Kokotek sin esperar realmente descubrir nada nuevo sobre mi misión de laico. Estoy en contacto con los OMI desde hace doce años. En Kokotek, con el paso del tiempo, y tratando a unos y otros, me di cuenta de hasta qué punto el carisma oblato estaba efectivamente en el encuentro, el intercambio, la escucha sin ideas preconcebidas ni prejuicios, donde cada uno es considerado tal como es, en su simple humanidad, y recibido como un don.

Para mí es evidente que cada uno sigue su camino de fe viviendo de la mejor manera posible los mandamientos, pero en Kokotek, a través de los pequeños talleres que se nos propusieron, de las discusiones, escuchando todas las intervenciones vía zoom de todo el mundo, está claro que todos y cada uno tenemos un trabajo particular que hacer, ideas que aportar y esfuerzos que aunar con nuestros sacerdotes; una corresponsabilidad en nuestras misiones allí donde estamos, al servicio de los más pobres, pero pobres en un sentido amplio, pobreza no sólo material, sino también todo otro tipo de pobreza: adicciones de todo tipo, aislamientos voluntarios o forzados, discapacidades… con la conciencia de ser instrumentos útiles al margen de nuestros logros y del alcance de los mismos.

Queda mucho por hacer, el servicio es el camino magnífico al que estamos llamados, el camino que nos permite crecer. Sepamos tan solo dar con alegría. En Kokotek la universalidad estaba magníficamente representada, permanezcamos en comunión para lograr llevar a cabo nuestras respectivas misiones.

He aquí lo que he hemos querido subrayar en el 2º Congreso de Asociaciones de Laicos Oblatos (2CALO) en Kokotek en la región de Europa:

Comunión

Si bien el estatuto de laico presenta en Europa una gran diversidad, es necesario construir una comunidad estableciendo unas relaciones que sean buenas y equilibradas entre oblatos y laicos. El deseo y la necesidad de crear comunidad son los pilares de la comunión. La preparación de este congreso ha sido la primera etapa (relaciones, creación de redes, trabajo conjunto). Aunque es cierto que el trabajo presencial es precioso, el uso de las nuevas tecnologías de comunicación permite mantener la relación, desarrollar vínculos espirituales y una identidad oblata común. Sin embargo, esta comunidad no puede quedar cerrada, sino que debe estar abierta a todos, sobre todo a los más jóvenes quienes, con su ardor, pueden siempre iluminar nuestro camino hacia el futuro.

Formación

A pesar de nuestra diversidad europea, experimentamos la necesidad de profundizar y de clarificar nuestra identidad como laicos oblatos o asociados. Aunque algunos temen reglas y estructuras rígidas, son necesarios, sin embargo, algunos puntos comunes para que todos podamos comprender mejor esta identidad, como la preparación de un programa de formación permanente. Ya existen recursos, como los “15 días con Eugenio” y otros, que sería necesario agrupar y poner en internet, a disposición de todos.

El intercambio de información no basta. Tenemos la suerte en Europa de poder vivir y experimentar el espíritu de San Eugenio visitando los lugares ligados a la vida del Fundador (Aix-en-Provence, Palermo, Roma…) u otros lugares oblatos importantes (Pozuelo de Alarcón por los mártires oblatos de España), que pueden servir también como base para una formación.

Los Oblatos serían parte de nuestra formación para compartir y aprender juntos, pero los laicos oblatos pueden también enriquecer la vida de los Oblatos: podemos contribuir a su formación. La relación de los Oblatos en formación primera con los Laicos Asociados nos parece muy importante. No olvidemos que los jóvenes son el futuro de los laicos oblatos y que nosotros (Oblatos y laicos) debemos sostener y alimentar su itinerario.

Misión

Oblatos y laicos estamos llamados a compartir la misión, utilizando los talentos y la visión propios de los laicos, que están “en el mundo”  de una manera diferente a los Oblatos. El camino debe ser el de la asociación. Esto significa pasar de la implicación a la participación equilibrada, y en ciertos casos, a la dirección. Se trata de decir a los laicos “nosotros vamos a hacer esto” y pedir a los laicos: “¿Qué tenemos que hacer?” asegurando así la coherencia del marco común.

Debemos “ser” y vivir la vida y el carisma del que hablamos. Nuestra misión debe ser coherente, pertinente y ejemplar, en particular para con los jóvenes. El mensaje y nuestro ejemplo deben inspirarles. Eso puede motivarles a actuar.

Debemos buscar y reconocer las pobrezas financiera, de espíritu, de la soledad, de las dependencias,… y estar preparados para ir a la misión de una forma nueva, aportando esperanza a esas personas. Podemos descubrir estas mismas pobrezas en nosotros mismos.

Nuestra Misión no puede partir sólo de la Formación y de la Comunión, por lo que debemos también compartir de esta manera.