En una entrevista concedida a Vatican News, el prelado de la ciudad ártica destaca cómo el Papa, con su visita, pretende reafirmar la importancia de vivir en paz y en el signo de la reconciliación.

Deborah Castellano Lubov – Vatican News

El Papa Francisco es recibido por el obispo Krotki en Iqaluit (Vatican Media)

La última parada del Papa Francisco en Canadá será en la zona ártica, en Iqaluit, donde le dará la bienvenida monseñor Anthony Wieslaw Krótki, obispo de Churchill-Hudson Bay. Hay especial expectación por el encuentro privado que mantendrá el Papa con los supervivientes de los internados inuit. El prelado se detiene en la importancia de este acontecimiento y de la peregrinación penitencial de Francisco a Canadá, centrada en el abrazo, la curación y la reconciliación con los pueblos indígenas de la nación.

El Papa Francisco se dirige a los miembros de la delegación que le esperaba tras aterrizar en Iqaluit, Nunavut

Iqaluit es la capital del territorio de Nunavut, en el Ártico canadiense, a unos 300 kilómetros al sur del Círculo Polar, una zona en la que vive más de la mitad de la población inuit del país. La diócesis es relativamente nueva; la primera misión se fundó en 1912 en la costa oeste de la bahía de Hudson, en Chesterfield Inlet. El obispo francés Arsène Turquetil fue su fundador. La diócesis de Churchill-Baie d’Hudson fue la primera de Canadá en pedir disculpas a los antiguos alumnos de las escuelas residenciales en 1996 y, al igual que otras diócesis canadienses, ha contribuido recientemente a la creación de un Fondo de Reconciliación Indígena Canadiense para proyectos de sanación y culturales.

Iqaluit, ciudad del norte de Canadá, antes de la visita del Papa Francisco (Carlos Osorio)

 Una demostración de amor

“Al venir a Canadá”, subraya monseñor Krotki, “el Papa nos dice que ama a los pueblos indígenas y que quiere que todos vivamos en paz y reconciliación con los demás”. Es importante que Francisco venga al territorio de Nunavut, donde vive más de la mitad de la población inuit de Canadá”. El obispo también habla de la vida de la parroquia católica, que es muy activa e incluye a indígenas y a una gran población multicultural no indígena. “La diócesis”, dice, “cubre un territorio muy extenso, donde la única forma de conectar las comunidades es por avión, y esto supone un reto para el ministerio de un pequeño número de religiosos y laicos. La población de Nunavut -un 80% de inuit- es cristiana, siguiendo principalmente las tradiciones anglicana y católica. Algunas de nuestras parroquias católicas están dirigidas por líderes laicos inuit”.

El Papa Francisco en Iqaluit

Monseñor Krotki se detiene también en la presencia de los Oblatos de María Inmaculada y de las Hermanas Grises de Montreal, recordando que su orden religiosa posee la mayor colección de textos litúrgicos impresos en lengua indígena de Canadá. “En muchos sentidos”, dice el prelado, “los inuit siempre han sido parte integrante de la difusión de la Buena Noticia en su tierra. Han guiado a los misioneros a visitar lugares, les han enseñado el idioma, en algunas zonas ellos mismos han llevado el mensaje del cristianismo”. El obispo se detiene en las tensiones de Iqaluit, también llamada la capital más joven y de más rápido crecimiento de Canadá, con una mezcla heterogénea de culturas, empezando por la inuit. Las tensiones están relacionadas principalmente con este desarrollo y la convivencia. “Esperamos”, subraya monseñor Krotki, “que la presencia del Santo Padre no sólo traiga sanación a los afectados por lo ocurrido en los internados, sino que nos ayude a recordar nuestra humanidad común y el deseo de vivir juntos como hijos de Dios”.