UCRANIA
El festival “Aliento de vida”, organizado por los Oblatos de María inmaculada, ofreció tres días de reflexión y fraternidad para jóvenes en Tyvriv, cerca de Vinnytsia.
Por Svitlana Dukhovych (Vatican Media)
La Guerra en Ucrania continúa. Los que la viven en primera persona están obligados a enfrentarse a un sinfín de imágenes y noticias negativas.
Por ese motivo, deben encontrar otras maneras de reanimar el alma, el cuerpo y la mente. La Iglesia en Ucrania busca que cada quien oiga la voz de Jesús que dice “Vengan a mi todos los que están cansados y agobiados y yo les daré descanso”.
La Iglesia también procura hacerse cargo especialmente de los pequeños y más vulnerables. En los meses de verano, algunas parroquias católicas romanas y greco católicas organizan campamentos de verano, peregrinaciones, encuentros y talleres para niños, adolescentes y jóvenes, respetando las necesarias normas de seguridad.
El nuevo formato del festival adaptado a las condiciones de la guerra.
Del 17 al 31 de julio en Tyvriv, una aldea en el centro de Ucrania cercana a Vinnystia, los Misioneros Oblatos de María Inmaculada organizaron un festival para jóvenes al que dieron el nombre de “El Aliento de Vida”.
En una entrevista concedida a Vatican news, el padre Vadym Dorosh, OMI, explicó que esta actividad ha sido celebrada anualmente desde 2009. En los años anteriores vinieron entre 150 y 200 jóvenes. El programa habitual incluye oración, diversos talleres y un concierto de música cristiana.
“Estuvimos pensando mucho tiempo si tener o no el festival este año”, explicó el padre Vadym. “Por una parte no queríamos poner peligro a los jóvenes, por otra parte, sabemos que este acontecimiento es muy importante para ellos. Por eso decidimos cambiar el formato adaptándonos a las necesidades actuales: hubo menos participantes y no hubo concierto; en cambio, hubo más oración, actividades exteriores y reflexión”.
Un verdadero aliento de vida
“Estoy contenta porque, a pesar de la guerra, pude participar en el festival”, dijo María Teresa de 25 años que vino a Tyvriv por cuarta vez. “En estos tiempos difíciles fue muy importante sentir “el aliento de vida” en el encuentro con otros jóvenes y en la cercanía con Dios en la misa, la oración y la adoración nocturna. El mero hecho de que este tipo de actividades se realicen incluso en este tiempo difícil, nos ayuda a mantener viva la esperanza y la fe en que Dios vence. Vencen valores como el amor y la amistad, y no el mal, la guerra y la muerte porque Cristo ha resucitado. Él ha vencido la muerte. Esto es lo que sentí con fuerza en este encuentro”.
“Lo que nos mueve debe ser el amor, no el odio”
Además de las actividades de oración y deporte, los organizadores ofrecieron a los jóvenes conferencias temáticas. Una de ellas, guiada por un psicólogo, versaba sobre el tema de prevenir y superar el estrés.
“Muchos jóvenes”, dijo el padre Vadym, “han tenido experiencia directa de bombardeos. Algunos vienen de Mariupol, Kharkiv, Kiev, etc.” La cercana ciudad de Vinnytsia fue también recientemente objetivo de las bombas y en un edificio civil veinte personas murieron y muchos fueron heridos.
Ante la violencia brutal es inevitable que muchas personas sientan indignación y rabia. El misionero habla con frecuencia a los jóvenes sobre esas tentaciones.
“Por desgracia, en ocasiones el odio puede llenar tanto nuestros corazones que ya no podemos distinguir entre el odio al pecado y al mal y el odio a las personas que hacen ese mal”, dijo. “En el Festival tratamos este tema con la conferencia titulada “La cruz del Señor y mi cruz”. Hablamos de Jesucristo que fue torturado, flagelado y dio su vida. Sus palabras en la cruz fueron: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. Lo que queríamos hacer comprender a los jóvenes es lo que es el perdón y ayudar a comprender que el odio, en realidad, nos consume a nosotros mismos y no podemos perder nuestras energías en eso porque tenemos que defender nuestra patria y hacer lo que podamos, cada uno en su sitio. Nuestra intención principal debe ser el amor”.
