Discurso del Superior General
durante la Audiencia del Santo Padre
con los participantes en el 37º Capítulo General
3 de octubre de 2022

Santo Padre papa y papá Francisco,

Los Misioneros Oblatos de María Inmaculada que celebramos nuestro 37º Capítulo general queremos saludarle calurosamente y le agradecemos por habernos recibido hoy en esta audiencia. Venimos a expresar nuestra comunión con usted y con la Iglesia. Somos 78 capitulares comprometidos en evangelizar a los pobres y los más abandonados en 70 países del mundo. Nos inspira el carisma de san Eugenio de Mazenod que nos fundó en Aix-en-Provence, Francia en 1816. El tema de nuestro Capítulo general, “Peregrinos de Esperanza en comunión”, ha sido un manantial abundante de reflexión, de motivación y también un fuerte llamamiento a la conversión de nuestras vidas misioneras.

Santidad, su misión como sucesor de Pedro nos ha inspirado en nuestro compromiso con la misión de la Iglesia. En este Capítulo general hemos estado en armonía con su llamado para construir una Iglesia sinodal y nos hemos comprometido de diversas maneras en el proceso sinodal de toda la Iglesia. También lo hemos vivido así en el Capítulo General. Hemos escuchado su llamamiento para ser una Iglesia en salida. Además, sus escritos nos han inspirado, especialmente Evangelii Gaudium (2013), Laudato Si’ (2015), Gaudete et Exsultate (2018), Querida Amazonia (2020) y Fratelli Tutti (2020). Así mismo nos sentimos invitados a poner en práctica su llamado a trabajar por promover la Fraternidad humana y la paz.

En nuestra peregrinación hacia la plenitud del Reino, reconocemos que tantas veces hemos abandonado el camino y no siempre hemos sido testigos fieles de la Buena Noticia. Conscientes de nuestro pecado y debilidad, hemos pedido perdón a Dios y a las personas que hemos herido en el proceso de la evangelización. Con un profundo deseo de convertirnos, nos unimos humildemente a la peregrinación de toda la familia humana, caminando hacia la comunión con Dios y con todos nuestros hermanos y hermanas.

En este Capítulo hemos sentido de cerca las preocupaciones por el mundo: la guerra en Ucrania, los refugiados a causa de la injusticia; los desastres naturales y la devastación causada por el daño infligido a nuestra casa común con nuestra manera de vivir; la violencia en las ciudades, el tráfico de drogas y la trata humana; la persecución religiosa, social, económica, y otros muchos. A pesar de estas tinieblas que habitan nuestra familia humana, este Capítulo general nos llena de esperanza al escuchar también los numerosos signos maravillosos del poder salvador de Dios entre nosotros. 

Santo Padre, su misión, como sucesor de Pedro, nos llena de esperanza y de alegría. Estamos muy agradecidos de este maravilloso encuentro con usted. Estamos aquí para renovar los fuertes lazos de comunión y fidelidad que nos unen desde nuestros orígenes al sucesor de Pedro.   

Le pedimos que nos bendiga a nosotros, a nuestra Congregación y a todos los laicos religiosos, religiosas y presbíteros que sienten suyo nuestro carisma y componen lo que llamamos la familia mazenodiana. Que su bendición nos ayude a renovarnos en el espíritu del carisma de san Eugenio, espíritu de audacia para anunciar el Evangelio a los pobres y con los pobres y a los más abandonados que se encuentran en los márgenes de nuestra sociedad.

Nos comprometemos a orar por usted y pedimos a nuestra Madre Inmaculada que siempre lo proteja y acompañe.

Con filial devoción, en Jesucristo y María Inmaculada.

Alabado sea Jesucristo y María Inmaculada.

Luis Ignacio Rois Alonso, OMI
Superior General