Recordemos aquí la figura legendaria del padre Henri Roy, o.m.i., empeñado en los movimientos de Acción católica.
Franco-americano de nacimiento, Henri Roy empieza a trabajar en una fábrica a los catorce años, a finales del siglo XIX. A los veintidós años, se presenta en el seminario de Saint-Victor-de-Beauce para prepararse al sacerdocio. Lo hará pronto: tres años de estudios secundarios y clásicos y seis años de estudios universitarios entre los oblatos. En 1929, se hace sacerdote y empieza su ministerio.

Antes profesor en el pequeño seminario de Chambly, pronto se percibe que ¡le hace falta mucho más que esto! Funda la revista misionera el Apostolado en 1929 y encuentra el tiempo para seguir su formación con los estibadores en los muelles de Montreal y con los pobres de los barrios de la parte baja de la ciudad. Inspirado por el padre Cardijn de Bélgica, fundará en 1931 los movimientos de Acción católica en Canadá. Después de diez años de trabajo constante, empieza su obra y otros vendrán a consolidarla. En aquel tiempo, hay que recordar los nombres del los padres Victor-Marie Villeneuve, Jean-Louis Dion, Pierre-Paul Asselin y Paul-Émile Pelletier. ¡Él prepara una nueva tierra y los demás la cultivan! Irá a su país de origen, Manchester, para poner en pie el mismo movimiento de los trabajadores cristianos.

En el fuego de la acción, el padre Roy encuentra la inspiración y el tiempo para poner las bases de lo que se convertirá en el Instituto secular Pío X, luego empezará el movimiento La Rencontre (El Encuentro) – fines de semanas de reflexión cristiana – difundido en varias diócesis.

 

Finalmente, hay que hablar de dos iniciativas del padre Roy para la formación cristiana de su mundo de Acción católica: la difusión de la Palabra de Dios y los cursos de preparación al matrimonio. En 1930, los católicos no pueden todavía acceder a la Biblia. Sus militantes de Acción católica no pueden privarse de este libro sagrado. El padre Roy publica para ellos los Evangelios en formato de bolsillo de 300 páginas. En unas semanas, los 250.000 ejemplares se acaban a quinientos por cada unidad. La difusión alcanzará el millón de ejemplares en unos años.

Luego, con el padre Albert Sanschagrin, organiza los cursos de preparación al matrimonio, que siguen existiendo. Los dos serán los promotores de los 106 matrimonios celebrados en el estadio DeLorimier, en Montreal, delante de 30.000 testigos, en 1939. Y luego, habrá que mencionar sus refugios por la noche para los desprovistos en Montreal, Sherbrooke y Tres Ríos y su ayuda a los prisioneros.

Hombre de talento y de muchas ideas, el padre Henri Roy ha encontrado su inspiración de manera privilegiada en la calle y en las obras de trabajo. Ha sabido reconocer a Cristo en los pequeños y en los pobres, que han hecho de él muy buenas cosas.

André DORVAL, OMI