Dios usa diversos modos para atraer las vocaciones al sacerdocio o a la vida religiosa. Así, el exilio en Italia fue la ocasión para Eugenio de Mazenod de conocer a Don Zinelli, un sacerdote santo, que inspiro en él la idea del sacerdocio. También, el Padre Damase Dandurand respondió con confianza a la sugerencia personal del obispo Ignace Bourget a entrar en los Oblatos de María Inmaculada, aunque no lo había pensado nunca. En este caso, la providencia no se equivocó, ya que el primer oblato del este de Canadá, ¡vivió hasta los 102 años! Y después, el primer oblato irlandés, William Daly, entró a nuestra congregación como resultado de un encuentro casual entre su director y el obispo De Mazenod en Marsella. Por su parte, el joven Louis d´Herbomez debe su vocación a una distracción por parte del P. Libermann, un judío converso.


Atracción por las misiones
Mientras estaba en el Seminario Mayor de Cambrai, en Francia, Louis d´Herbomez sintió un gran deseo de ofrecerse para las misiones extranjeras, lejos de su país de nacimiento. Un día habló con su director espiritual. La respuesta fue: “Tu proyecto es loable, pero requiere una reflexión mucho más seria. Recientemente, Paul Libermann ha unido su comunidad a la de los Padres del Espíritu Santo para la evangelización de los nativos negros africanos. Contacta con él. Seguro que él te guiara”. El seminarista escribió inmediatamente al Padre Libermann. El sacerdote complacido de su petición le respondió inmediatamente. Pero, como nos dijo más adelante el Padre d´Herbomez: “Siendo un santo, a veces se distraía…” Se respuesta por escrito no fue enviada. Cuando iba a ser enviada al correo, la puso en una carpeta y se olvido. Un día, la carpeta se cayó al suelo accidentalmente y apareció la carta. Cuando llego al destinatario, era demasiado tarde.

Durante el mes anterior, el Padre Jean-Claude Léonard, OMI, apenas llegado de Canadá para reclutar vocaciones misioneras, visitó el seminario de Cambrai. Como el seminarista d´Herbomez no había recibido respuesta a su carta, decidió seguir al oblato. En noviembre entro al noviciado de Nancy.

Cuarenta años de vida misionera (1850-1890)
También en este caso, se puede ver claramente la providencia. El obispo d´Herbomez tuvo una larga y fructuosa carrera. Fue ordenado sacerdote en 1849 por el mismo Mons. De Mazenod. Al año siguiente fue enviado a las misiones en Oregón. En 1857 se estableció en la isla de Vancouver. En 1863 fue nombrado el primer Vicario Apostólico de la Columbia británica y fundó varias iglesias oblatas en la región. En el corto espacio de 4 años, de 1864 a 1868, inauguró 55 capillas. Fundó un hospital en New Westminster, y confió su dirección a las hermanas de Santa Ana. Su audacia apostólica no conoció límites. Toda su vida misionera se basaba en su lema episcopal: “Si Dios está con nosotros, ¿quién será contra nosotros?” (Romanos 8,31). Cuando murió el 30 de junio de 1890, a los sesenta y ocho años, todos los fieles de su diócesis, tanto amerindios como blancos, lloraron profundamente, pero se consolaban mutuamente diciendo: “Que vocación tan hermosa nos trajo aquella afortunada distracción”.

André DORVAL, OMI