La delegación de Uruguay cumple 75 años

Entrevista col P. Pippo MAMMANA, OMI
 

Con mucho gusto presentamos a continuación una entrevista que ha concedido via Internet el Padre Pippo Mammana a Omiworld. Pippo es un misionero que se encuentra desde hace 25 años desarrollando una abnegada labor en pro de los más pobres en un país “Laicista” como se le llama en Sudamérica al Uruguay. El se encuentra en estos momentos como responsable de la Delegación. Hemos aprovechado la oportunidad que se cumple los 75 años de fundación de esta Misión para que nos de a conocer parte de la historia y de lo que es en la actualidad el trabajo oblato en ese país.

  • ¿Nos podría contar en algunas frases cómo los Misioneros Oblatos de María Inmaculada llegaron a la República Oriental de Uruguay?

Recordemos que en 1928, Mons. Fernando Damiani, Vicario General de la Diócesis de Salto (Uruguay), viajó a Roma llevando en su cartera, entre otros, un pedido de Mons. Arrospide, primer Obispo de Melo: buscar alguna Congregación religiosa que quisiera acudir en socorro de su angustia pastoral, una Diócesis nueva que abarcaba media República del Uruguay, medio millón de habitantes y sólo siete parroquias servidas por otros tantos sacerdotes, algunos entrados en años y en achaques, que debían atender cada uno un Departamento, de territorio no menor de 9.000 kilómetros cuadrados con sus 40 o 50.000 habitantes…

  • ¿Qué pasos dio en Roma Mons. Damiani?

Naturalmente, la Providencia dirigió los pasos de Monseñor Damiani en Roma hacia la Curia General de los Oblatos (se puede leer el manuscrito de P. Álvaro Vega, Historia de la Congregación de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, San Esteban, Córdoba, 1971, p. 47).

  • ¿Cuéntenos que pasó luego de un año, sea en la Congregación, como en el país?

En el año 1929 P. Teodoro Labouré visita Uruguay para conocer directamente la nueva fundación. Lo acompaña P. Prieto. España es todavía parte de la segunda Provincia de Estados Unidos (Texas) mas tarde el P. Labouré será nombrado nuevo Padre General de la Congregación. Estaban todavía en Uruguay P. Labouré y P. Prieto, cuando se enferma el fundador del Uruguay moderno: José Batlle y Ordóñez. Hombre genial que se había enemistado con la Iglesia y que había dado vida a un Estado laico, muchas veces laicista. Batlle muere el 20 de octubre de 1929, mientras P. Labouré visita Uruguay. Dicen que antes de morir quiso confesarse y el sacerdote para poderse acercar a su cama tuvo que vestirse de medico. El hecho es significativo y posible: una Hermana Capuchina lo asistió en el curso de la enfermedad y lo acompaño en el funeral estando en el grupo de los familiares.

  • ¿Entonces es cierto lo del ambiente laicista que ha reinado durante décadas en el Uruguay?

El hecho narrado anteriormente indica el clima en el que los Oblatos comenzaron su misión en Uruguay. Muchas veces el Estado ha martirizado sutilmente, a la Iglesia Católica, aunque sin derramar sangre. Ésta después de haberse opuesto al Estado, se ha ido amoldando a la realidad y ha logrado una presencia importante no solamente en el ámbito religioso, sino también cultural, social y político.

  • Sabemos que al fin de la década de los 80 el Papa Juan Pablo II visitó Uruguay, ¿Tuvo alguna repercusión esta visita?

La visita de Juan Pablo II en 1987 y 1988 dio a la Iglesia la visibilidad y el reconocimiento que necesitaba y que había conquistado con el trabajo humilde y hecho en profundidad por ella. Laicos y muchos misioneros entre los cuales se cuentan los OBLATOS DE MARÌA INMACULADA, han contribuido ha consolidar esta percepción.

  • Gracias por este patallazo inicial, pero nos gustaría, si puede volver un poco a los comienzos de esta Misión Oblata. ¿Cómo fue?

El P. Prieto, primer Oblato destinado para Uruguay se enferma, lo sustituye P. Centurioni, superior y P. E. Diez, P. Calleja. Les leo parte de una carta del padre Pedro Centurioni:

“Partidos de Nueva York el 10 de julio, llegamos a Montevideo el 3 de agosto y el 6 a Salto. El 6 de agosto de 1930 nos albergamos en el Palacio Episcopal, edificio construido hace poco, bastante grande y confortable” (Carta de P. Centurioni al Superior Provincial, 4 de febrero de 1931, en Missions, diciembre de 1932, p. 665). El 27 de agosto, 24 días después de haber llegado, comienzan su apostolado principal, las misiones populares. “Hemos dado doce misiones, de las cuales cinco en las diócesis de Salto, dos en la de Melo y cinco en la arquidiócesis de Montevideo” (ídem, p. 667).

Los misionarios ahier.

 

  • ¿Recuerda cual fue la primera casa fundada por los misioneros Oblatos?

En efecto la casa de Salto se abre el primero de enero de 1931 “algunos días después de la llegada del Hermano Santiago Martinez, valioso ‘aguinaldo’ que nos trajo el niño Jesús el 24 de diciembre. La casa es cómoda. Si los Padres de Texas nos vieran, envidiarían nuestra suerte” (ver Relación del P. Centurioni al Superior Provincial, 4 de febrero de 1931, en Missions, diciembre de 1931, p. 674-675).

  • Anteriormente usted tocó de paso la acción de la masonería. ¿Nos podría decir algo más?

Todo parecía ir viento en popa, pero la secularización llevada adelante por una masonería inteligente, con reformas sociales paternalistas, pero bien recibidas por la gente, logra socavar la popularidad de la Iglesia y cuestionarla constantemente. El trabajo de los Oblatos no es tan fácil como se pensaba. Pero se dan cuenta poco a poco, todavía no se conocía lo que era una cultura secularizada.

  • Fuera de la casa del Salto, ¿Hubo otras fundaciones?

Por cierto que si, a fines de 1931, los Oblatos se encargan de un territorio muy extenso que incluye Paso de los Toros, Achar, Curtina, Piedra Sol, y San Gregorio de Polanco. En 1932 predican 32 misiones populares “de 7 días, administrando 462 bautismos, 1242 confirmaciones, alrededor de 3000 comuniones y regularizado 49 matrimonios. Este es el resultado del trabajo de dos Padres que se han dedicado a la predicación de las misiones rurales (Ver P. Centurioni, junio de 1933, en Missions diciembre 1933, p. 503).

En 1939 fundan la Parroquia de San Rafael en el Cerro de Montevideo en una zona de obreros e inmigrantes. En 1976 asumen la Parroquia de San José Obrero, diócesis de San José, zona suburbana de obreros y empleadas domésticas. En el 2000 los Oblatos llegan a la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores en Libertad (diócesis de San José).

  • ¿Hasta el momento se encuentran satisfechos con la labor realizada?

El resultado más grande del trabajo de los Oblatos en Uruguay ha sido el nacimiento de numerosas comunidades cristianas, de muchas de las cuales han sido los fundadores, luego la presencia eficaz en muchos ambientes marginados, el buen aporte a la Iglesia local y el surgimiento de numerosas vocaciones: sacerdotes, consagrados y consagradas, laicos. El primer Oblato uruguayo, P. Robert Berroa fue ordenado en 1983 y el segundo en 1985.

 

La delegación hoy.

  • ¿Hay un futuro para la misión Oblata en Uruguay?

Ciertamente sí. La secularización en Uruguay cumple más de cien años y los resultados han sido muy negativos: se ha perdido el sentido de la familia, el prescindir de lo religioso no ha dado buenos resultados, hay una creciente demanda de propuestas religiosas, la Iglesia en vez de menguar, ha encontrado un rol imprescindible en la sociedad, evidentemente no tanto en cantidad, cuanto en calidad.

Hay que tener un poco de paciencia y humildad para lo que en el futuro será el broche de oro: las vocaciones en todos los niveles, abundantes y de calidad.

  • ¿Cuál es la realidad actual de la Delegación de Uruguay?

Han disminuido los pedidos de misiones populares de parte de parroquias no Oblatas, pero se sigue anunciando la BUENA NUEVA A LOS MÁS POBRES en las periferias marginadas del Cerro y de Rincón de la Bolsa, en el campo de san Gregorio, Achar, Curtina, Piedra Sola. Se trabaja fuertemente con adolescentes y jóvenes, en la formación de Centros educativos no formales para niños y adolescentes pobres, Comunidades Eclesiales de Base y laicos que quieren compartir el carisma Oblato.

  • ¿Los Oblatos de Uruguay tienen algunas características que los distingue y que es reconocida por los demás?

Por supuesto que sí. La primera es la intensa vida comunitaria de las 3 comunidades Oblatas que dedican un día a la semana para la oración, la formación, la organización y el esparcimiento. La segunda es la capacidad de estar en medio de los más pobres y lograr comunidades en los asentamientos más marginales. La tercera es el amor a la Iglesia y su conexión afectiva y efectiva con los demás operarios del Evangelio.

Es Uruguay, la segunda fundación en América Latina, después de Paraguay.