La Aa (Asamblea de los asociados o Asociación de amigos) se fundó en 1632 en el colegio de los Jesuitas de La Flèche. Era una asociación secreta, dentro de la congregación mariana pública del colegio. La Aa se proponía crear un grupo de asociados que trabajaran secretamente y con celo para lograr los objetivos de la congregación mariana, es decir, la práctica de la piedad y de las obras de caridad.
Tras la Revolución, los señores Émery y Duclaux animaron a los seminaristas de Saint-Sulpice a entrar en una congregación mariana vinculada a la de los colegios jesuitas. Eugenio se convirtió en miembro el 30 de octubre de 1808. En el seminario, la Aa se estableció igualmente en 1801 y contó siempre con una decena de seminaristas, cuidadosamente seleccionados entre los miembros de la congregación. El objetivo principal de la Aa era formar, en el seminario, un cuerpo de clérigos muy piadoso, perfectos observadores de las normas y que, por sus ejemplos, sus consejos y oraciones, contribuyeran a mantener un gran entusiasmo en la comunidad. Se celebraba una reunión cada quince días.

En diciembre de 1810, se invita a Eugenio a entrar en la Aa con el padre Szadurski, en un momento en que pudiera temerse una posible relajación en la disciplina, después que Napoleón dio la orden al Sr. Émery, de abandonar la casa junto a todos los directores. Éstos obtienen un año de gracia y permanecen en el seminario hasta octubre de 1811. Según el Registro de las deliberaciones, en la sesión del 22 de enero de 1811, Eugenio interviene y señala a los miembros, que no hay bastante celo entre los asociados para mantener el fervor, que se limitan con señalar los abusos, sin tomar las medidas que pudieran remediarlo. A partir de octubre de 1811, con motivo de la salida de los Sulpicianos, se hace cargo de la Aa, convirtiéndose en su secretario. En la sesión del 21 de octubre que preside, los miembros deciden redoblar el celo y el fervor. Más tarde, incluso se comprometen, escribe el canónigo Leflon, “a un sistema de vigilancia, de información, de control, inspirado sin duda en excelentes intenciones, pero muy delicado de manejar con tacto y reserva”. Eugenio no asiste a las sesiones del 11 y 18 de diciembre de 1811 debido a su salida para Amiens donde debe recibir el sacerdocio. A su vuelta, debe retirarse de la Aa puesto que es nombrado director del seminario. Permanece, sin embargo, en relación con ella para mantener en el seminario las tradiciones de la Compañía de Saint-Sulpice.

En Aix, en 1813, funda una asociación similar al seminario mayor. Según una carta al abad de Forbin-Janson, el 12 de mayo de 1813, esta Aa, que en Aix no es secreta, produce buenos resultados en relación a la observancia y al fervor de los seminaristas.

Yvon Beaudoin, O.M.I.