Nacido en Manosque (Alpes-de-Haute-Provence), 12 de junio, 1768
Ordenación sacerdotal en Nice, 18 de junio, 1791
Ordenación episcopal en Issy, 6 de julio, 1823
Fallecido en Gap, 27 de marzo, 1836.

Francois Antoine Arbaud nació en Manosque, el 12 de junio de 1768. Ordenado sacerdote en Nice el 18 de junio de 1791, se refugió en Roma y Bolonia durante la Revolución y volvió a Francia en 1797. Fue cura de Villeneuve de 1802 a 1809, profesor en el seminario mayor de Digne entre 1809 y 1811 y vicario general de Mons. Miollis, de 1811 hasta su nombramiento en el Obispado de Gap, el 13 de enero de 1823. Mons. de Latil, obispo de Chartres, lo ordenó obispo en la capilla del seminario de Issy, el 6 de julio siguiente.

La antigua diócesis de Gap, suprimida durante la Revolución, se restauró por el concordato de 1817 y fue provista de su primer obispo titular en 1823. Cuando los Misioneros de Provence fundaron su segunda casa en N.-D. de Laus, en 1819-1820, este santuario se encontraba aún bajo la jurisdicción de la diócesis de Digne, luego se devolvió a la diócesis de Gap en 1823. Mons. de Mazenod y sus religiosos conocieron a Mons. Arbaud como vicario general de Digne, de 1818 a 1823, luego como obispo de Gap hasta 1836.

Mons. Bienvenu de Miollis, originario de Aix, conocía bastante al padre de Mazenod. En 1818, adquirió la casa situada cerca del santuario de N.-D. de Laus, proponiéndose confiarla a los Misioneros de Provence, que tendrían que encargarse del santuario y dedicarse al ministerio de la predicación. Fue Mons. Arbaud quien anunció esto al Fundador, en el mes de agosto de 1818. Éste respondió el 23: “Si piensa que el proyecto que ha concebido pueda dar alguna gloria a Dios y contribuir a la salvación de las almas, estoy muy dispuesto a firmar todo tipo de acuerdo…”

Esta invitación aparece como un cambio de dirección capital en los proyectos del Fundador. Sólo había previsto una casa para evangelizar Provence. Consulta inmediatamente a sus compañeros, que dan su consentimiento a esta segunda casa. Es entonces, en septiembre, que el padre de Mazenod va a Saint-Laurent de Verdun con el fin de redactar la Regla. Va a continuación a Digne para dar una respuesta afirmativa a Mons. Arbaud y a Mons. Miollis; visita también N.-D. de Laus. A su vuelta, en el Capítulo general del 24 de octubre, los misioneros se comprometen por medio de votos religiosos.

En 1825, provisto de las cartas de aprobación de los obispos donde los padres predicaron, el padre de Mazenod va a Roma con el fin de obtener la aprobación pontificia de las Reglas. ¡Sorpresa en enero de 1826! Se entera que Mons. Arbaud envió a Roma una carta y una memoria, refrendados por el arzobispo de Aix y el obispo de Digne, pidiendo al Vaticano no aprobar la Congregación. El prelado consideraba que la aprobación sería un límite impuesto a la autoridad de los obispos. Afortunadamente, esta intervención de los obispos galicanos produjo sobre Mons. Marchetti una impresión contraria a lo que deseaba Mons. Arbaud y a lo que temía el padre de Mazenod.

Más tarde y durante algunos años, Mons. Arbaud causa muchas preocupaciones al Fundador y al padre Guibert, superior de N.-D. de Laus. En 1829, no admite en su seminario a los profesores que no considera suficientemente galicanos. “Imagínese lo que nos espera, escribe el Fundador al padre Tempier, el 16 de enero de 1829, ¡nosotros, a quienes considera tan ultramontanos!”

En 1832 y 1833, Mons. Arbaud pide el cambio del padre Guibert. Éste atrae demasiadas vocaciones y se le considera discípulo de Lamennais; sus misioneros tienen, según el prelado, principios laxos en moral. Mons. de Mazenod, entonces obispo de Icosie, responde a Mons. Arbaud, el 20 de febrero de 1833, que se calumnió al padre Guibert que es un “modelo de obediencia, se somete escrupulosamente a todo […] Este excelente sacerdote, escribe, no sólo tiene carácter, sino que es eminentemente virtuoso y, a este respecto, ¡debería ser apreciado por un obispo como usted!” El mismo padre Guibert escribe entonces una larga carta dando explicaciones al obispo, va a verlo a Gap y hace las paces con él. Mons. de Mazenod escribe al superior de Laus, el 25 de marzo de 1833: “Admiro los medios que ha empleado para hacer volver a este espíritu difícil a pensamientos más razonables.”

A pesar de sus principios galicanos y jansenistas, Mons. Arbaud fue un obispo con mucho celo. Mons. de Mazenod lo estimaba y se encontraban cada año cuando iba a N.-D. de Laus. Pero conservó de él un recuerdo poco halagüeño. En una carta al padre Courtès, el 8 de junio de 1836, después de la muerte de Mons. Arbaud y en un momento en que el arzobispo de Aix creaba dificultades a los Oblatos, Mons. de Mazenod escribió: “La Providencia quiere que crezcamos en medio de las tribulaciones. Apenas uno comienza a respirar por una parte, cuando lo tironean de otra. Esperemos. Sabes todo lo que hubo que aguantar, durante varios años, en la diócesis de Gap. El obispo, tras alardear de su aprecio para cada uno de los miembros de la Congregación que habían hecho y que hacían aún tanto bien en su diócesis, no descuidaba la ocasión para desacreditarla y para destruirla. Reconocía el eminente mérito del superior y me escribía carta tras carta, para que yo lo recordara, porque, decía, tenía demasiado espíritu para sus montañas y gozaba de una consideración general, por esto mismo, alarmante. No sabiendo ya qué hacer para agotar su paciencia, redujo sus poderes en este santuario, lugar en que la inmensa afluencia de peregrinos y las dolorosas razones que llevaban a tantos de ellos a los pies Virgen, habrían exigido facultades ilimitadas. El prelado disimulaba tan poco el mal que nos hacía, que un día se le escapó decir que él ocuparía algunas hermosas páginas en nuestra historia. ¡Eh bien! Gracias a nuestra paciencia, las cosas ya habían cambiado de rostro antes de su muerte…”

YVON BEAUDOIN, O.M.I.