Nacido en Mende (Lozère), 10 de abril, 1834
Toma de hábito en N.-D. de Osier, 7 de octubre, 1853
Oblación en N.-D. de Osier, 2 de julio, 1855 (nº 391)
Ordenación sacerdotal en Marseille, 24 de junio, 1860
Fallecido en Marseille, 7 de mayo, 1919.

Pierre Avignon nació en Mende el 10 de abril de 1834. Al final de sus estudios secundarios en el colegio de Mende, entró al noviciado de N.-D. de Osier, el 7 de octubre de 1853. El padre Vandenberghe, maestro de novicios, tuvo durante mucho tiempo “temores serios” sobre la vocación del principiante y prolongó su noviciado varios meses. En las actas oficiales, se escribe habitualmente: principio del noviciado el 1 de julio de 1854 y oblación el 2 de julio de 1855. En el acta del Consejo general, en junio de 1855, se lee: “En el último tiempo, supo corregir bastante los defectos que se le imputaban, se condujo con tanta regularidad y mostró un gran compromiso hacia la Congregación, por lo que al reverendo padre maestro no le quedaron dudas sobre su vocación.”

Estudia filosofía y teología en Montolivet, de 1855 a 1860. En sus informes, el padre Mouchette, responsable de los escolásticos, juzga siempre muy positivamente a este escolástico que encuentra “observante y muy aplicado en sus deberes”, quien adquiere “seriedad en lo interior y en lo externo y se esfuerza sinceramente en su desarrollo.” Se enferma a menudo a partir de 1857 y va a pasar las vacaciones con su familia, en 1857, 1858 y 1859. Es ordenado sacerdote por Mons. de Mazenod, el 24 de junio de 1860.

Por su correspondencia y por lo que se escribe sobre él en Missions, se conocen con precisión sus obediencias, que siempre lo han llevado a las mismas tres casas: N.-D. del Bon Secours (1860-1863; 1878-1897), N.-D. de Osier (1864-1867; 1869-1878; 1897-1899) y Calvaire, en Marseille (1867-1869; 1899-1919). El padre sólo fue superior una vez, en el Bon Secours, de 1878 a 1883. En todas partes fue ecónomo. Se escribe a este respecto en Missions de 1902 (p. 402): “El padre Avignon es Oblato desde hace medio siglo y procurador local desde hace 42 años; recibió su primera obediencia como ecónomo el día de su sacerdocio, de manos de Mons. de Mazenod. El padre Avignon es un sabio. Nadie mejor que él sabe percibir, a la primera mirada, la debilidad de un ejercicio presupuestario y, con la primera palabra, indicar el remedio enérgico.” En Osier es también párroco y en el Bon Secours, se ocupa de los peregrinos. Sobre sus funciones de cura, se escribe en Missions de 1877 (p. 26): “El R. P. Avignon, nombrado por segunda vez párroco de Osier en 1870, administra la parroquia con el celo y la devoción que lo caracterizan. Subrayo, especialmente, la preocupación por sus enfermos. Su abnegación y su caridad pastorales no conocen medida. Por eso su trabajo es a veces de los más duros, sobre todo en nuestras rigurosas temporadas de invierno. En el año 1875, quiso prestarnos, además, para varios jubileos, una ayuda muy activa y apreciada. Este digno padre está lleno de fervor en todo lo que se relaciona con los cuidados espirituales de su santo ministerio. No sé si existe en la diócesis una parroquia que preste mayor ayuda religiosa de todo tipo: predicaciones, cofradías, obras piadosas, etc. La Propagación de la fe y la asociación de la Santa Infancia, entre otras cosas, están establecidas sobre un excelente pie. El gusto muy definido y muy entendido del Señor Cura párroco, por las ceremonias y adoración del Santísimo, además de su espléndida voz, añaden mayor brillo a nuestras fiestas de peregrinación…”

En el Registro del Personal, en 1862, se dice que el padre Avignon tiene “poca aptitud para la predicación”. Con todo, a pesar de sus distintas ocupaciones, predica varios retiros y misiones cada año, en varios departamentos donde trabajan los padres de la provincia del Sur de Francia: La Lozère, Gard, Ardèche, Isère y sobre todo Vivarais. En la Semana religiosa de Marseille en 1919 (p. 555), se encuentra un breve artículo sobre el padre Avignon, de quien se dice: En Vivarais, “posiblemente, no exista una sola parroquia que no recuerde haber visto su hermosa figura tallada como un San Jerónimo y oído su voz que truena, tan adecuada para recordar las grandes verdades […] Las expulsiones de 1903 encuentran al R. P. Avignon viviendo en Marseille, se lee aún en este artículo. Su avanzada edad ya no le permite entregarse a la predicación; dedicó los últimos años de su vida a la dirección de las almas en varias comunidades religiosas y fue, durante 14 años, capellán muy apreciado de las Hermanas de San Carlos, en la calle Saint-Savournin. Aquello que, junto al celo apostólico, caracterizó mejor a este digno hijo de Mons. de Mazenod, fue su observancia perfecta durante 65 años de vida religiosa. Hacia el final, al no poder ya salir de su habitación, pero conservando la plenitud de todas sus facultades, se había hecho un reglamento de anacoreta, tan meticuloso y al mismo tiempo tan sabio, que no tenía, decía, tiempo de aburrirse un solo minuto y que encontraba los días demasiado cortos. Así es como se preparaba para la muerte. Y cuando ésta llegó el día de la solemnidad de san José, a buscar a aquél que también había cuidado y hecho crecer a Jesús en las almas, ella se presentó sin su instrumento ordinario de fealdades y angustias, sin haber guardado cama un solo día y casi sin agonía “, el 7 de mayo de 1919.

YVON BEAUDOIN, O.M.I.