1. Ordenación y obediencias
  2. Enfermedad y muerte

Nacimiento en Aviñón (Vaucluse), 2 de agosto, 1825
Toma de hábito en N.-D. de l’Osier, 14 de agosto, 1842
Oblación en N.-D. de l’Osier, 15 de agosto, 1843 (nº 109)
Ordenación sacerdotal en Marsella, 18 de marzo, 1848
Muerte en N,-D. de la Garde, Marsella, 2 de noviembre, 1875.

Carlos Baret nació en Aviñón, el 2 de agosto de 1825, cuarto de una familia de siete hijos, de los que dos fueron sacerdotes Oblatos y dos religiosas. Fue a la escuela de los Hermanos y luego, a los diez años, hizo la primera comunión y entró al seminario menor de la ciudad, donde hizo brillantes estudios. Después de un año de filosofía en el seminario mayor de Aviñón, entró al noviciado de Notre-Dame de l’Osier, el 14 de agosto de 1842. Fue recibido, entre otros, por el novicio Pedro Nicolas, su profesor de música en el seminario menor. Tras su oblación, el 15 de agosto de 1843, fue a estudiar teología al seminario mayor de Marsella, donde se encontraban los escolásticos.
Músico, poeta, dotado de gran facilidad para los idiomas, aprende inglés e italiano con sus colegas irlandeses e italianos, así como el hebreo y el griego. Sufre, sin embargo, durante sus tres años de teología, por la monotonía de esta vida regular de ejercicios de piedad; en relación a esto, escribirá a su hermano Víctor en 1861, “clases por la mañana, clases por la tarde, siempre lecciones que aprender, textos que recitar. Esta inmutable uniformidad extraña y subleva la imaginación. Pero, querido, continúa, la vida, cualquiera que sea, no resiste a un examen presidido e inspirado por la imaginación. Lo que asusta y rebela a “la loca de la casa” es, precisamente, lo que sonríe a la razón tranquila y luminosa. Las grandes existencias fueron siempre existencias monótonas. El genio, como la santidad, se encuentra eternamente en senderos trillados y áridos…”

Fue durante su escolasticazo cuando Carlos Baret compuso el cántico de su oblación, que los Oblatos cantaron en todas partes durante un siglo:

Lo terreno es no más lodo inmundo,
Yo renuncio a su vil interés;
Y si fuese monarca del mundo,
Depondría mi cetro a tus pies.

En el verano de 1846, participa en el curso de predicación que el padre Ambrosio Vincens da en Parménie. Demasiado joven para ser ordenado, se lo nombra profesor de filosofía en Notre-Dame de l’Osier en 1846-1847, luego va a Notre-Dame de Lumières y al Calvario en 1847-1848. El padre José Fabre escribe a este respecto: “Con gusto el joven profesor hubiera incursionado más allá de los temas clásicos y llevado a sus alumnos a exploraciones más profundas, en que su inteligencia se habría encontrado cómoda, pero donde no habría sido seguido”. Se conserva una carta del padre Enrique Tempier, del 16 de octubre de 1847, en la cual invita al profesor a seguir el manual de Bouvier y a no despreciarlo ante sus alumnos, los escolásticos de primer año: “Es, señala, un defecto fundamental en el cual he visto caer a muchos profesores, en relación con el autor que tenían entre sus manos, como si hubieran creído destacar así su mérito personal, convirtiéndose en críticos desdeñosos y necios de una obra, de la cual ellos no habrían sido capaces de componer ni siquiera la décima parte.”

Ordenación y obediencias

Carlos Baret fue ordenado sacerdote por Mons. de Mazenod, en la capilla de las Hermanas del Refugio en Marsella, el 18 de marzo de 1848. Después de las vacaciones, fue enviado como misionero a la casa de Limoges. Siempre permanecerá por poco tiempo en cada comunidad donde pasa, porque Mons. de Mazenod, quien lo quiere mucho y lo aprecia aún más como predicador, lo envía a todas las nuevas comunidades de misioneros con el fin de impresionar bien a los obispos que quieren en todas partes buenos predicadores.

El padre Baret reside en Limoges de 1848 a 1852. Llega con el padre Carlos Fernando Gondrand, sacerdote desde hace un año. Al ver llegar a estos dos jóvenes colaboradores, el padre Melchor Burfin, superior, dice: “Había pedido un misionero de edad madura y me lo envían en dos volúmenes.”

En 1852, los padres Alejandro Chaine y Julio Piot, por su mala conducta, dañaron la buena reputación de los Oblatos en Nancy. El Fundador envía allí al padre Baret. “Le corresponde, escribe el 29 de noviembre, mejorar nuestra reputación comprometida a los ojos de los hombres perspicaces y servir de ejemplo a los hermanos con una perfecta observancia, lo mismo que los conquistará con su amable carácter”.

El 27 de septiembre de 1853, Mons. de Mazenod llama al padre a Marsella “para cumplir un ministerio importante de mucha confianza”. Parece que quería, simplemente, enviarlo a predicar a parroquias importantes del Sur. Mientras el padre Baret está en Marsella, Mons. J. E. de Mosquera, arzobispo de Santa Fe de Bogotá, de paso en esta ciudad, muere el 10 de diciembre. En los funerales, el 14, es el padre Baret quien pronuncia el discurso fúnebre, muy señalado, que el diario Univers inserta completo en sus columnas.

El padre pasa algunos meses en Notre-Dame de Cléry a principios de 1854, enviado “para encender un poco de luz en la región”, luego hace un largo retiro en Notre-Dame de l’Osier, de julio a septiembre. En la apertura del escolasticado de Montolivet, lo nombran profesor de Dogma durante el año escolar 1854-1855. Forma, a continuación, parte del personal de la casa de Talence y predica en la región de Burdeos de 1855 a 1859. El Fundador le escribe con bastante frecuencia cartas afectuosas en las cuales no olvida, cada vez, darle consejos. Se lee, por ejemplo, en la carta del 9 de noviembre de 1856: “Lo que te recomiendo es que, al volver a la comunidad después del ministerio más brillante, te vuelvas a dar inmediatamente a la práctica más exacta de la Regla y al ejercicio de las virtudes religiosas para conformarte bien al espíritu de nuestra vocación, que quiere que seamos apóstoles afuera y en cierto modo solitarios en nuestras comunidades, para entregarnos al estudio y a nuestra santificación personal.”

En julio de 1859, el padre Baret deja Talence para ir a París donde, junto con el padre Juan José Magnan, debe fundar una nueva casa oblata. Ahí se queda hasta 1862. Predica en la capital, pero se interesa también por la construcción de la casa de la calle San Petersburgo que se convierte en casa general en 1862. Es a continuación superior en Nancy, de 1862 a 1865. De 1865 a 1868, reside en la casa de Aix y predica en el Sur. En 1868, es nombrado superior de la comunidad oblata de Notre-Dame de la Garde. Como tal, en el mes de marzo de 1869, va a Roma con dos fabriqueros, y después a Lourdes en 1872.

Enfermedad y muerte

En 1875, la salud del padre declina rápidamente: enfermedad al hígado y afección cancerosa. Predica, a pesar de todo, la Cuaresma en la iglesia San Adrián de Marsella. Durante el verano, sigue una cura en las aguas de Vals, en el Ardèche, y pasa a ver a sus hermanas en Lyon. El 12 de septiembre, el padre Fernando Benedic le administra el sacramento de los enfermos. Murió en la casa oblata de Notre-Dame de la Garde el 2 de noviembre, a la edad de cincuenta años. El 4, se celebran sus funerales en la iglesia del Calvario. Su cuerpo descansa en el panteón oblato en el cementerio San Pedro en Marsella.

El padre Carlos Baret participó en pocas misiones parroquiales. Principalmente predicó advientos, cuaresmas y panegíricos de santos en las catedrales y las grandes iglesias de muchas ciudades de Francia. Ha sido muy apreciado como músico y compuso varias piezas de música, enumeradas por el padre Marcelo Bernad en su obra Bibliographie des Misionnaires Oblats de M. I., Lieja, 1922. El padre Bernad consigna también el diario del padre Baret y una cuarentena de sermones manuscritos, pero nada de eso se conserva en los archivos de la casa general.

YVON BEAUDOIN, O.M.I.