Nacimiento en Frenelle-la-Petite (Vosges), Julio 30, 1834
Toma de hábito en N.-S. de l’Osier, Octubre 31, 1854
Oblación en N.-S. de l’Osier, Mayo 15, 1856 (No. 414)
Ordenación sacerdotal en Marsella, Junio 24, 1860
Muerte en Durban, Mayo 24, 1902

¿Por qué el nombre del Padre Barthélemy, quien fue uno de los pioneros en las misiones de Natal y Basutolandia, nunca pasó a la posteridad ni formó parte de la leyenda como los nombres de Allard, Gérard, Hidien y Le Bihan? ¡Tal vez el motivo sea su personalidad! Su maestro de novicios comentó acerca de él, “No es muy comunicativo.” Y de hecho, si le juzgáramos solamente por el tamaño de su expediente en los archivos, pronto notaríamos que no sabemos mucho acerca de su familia, de su infancia, de sus estudios, excepto que provenía de Lorraine, que nació el 30 de julio de 1834 en Frenelle-la-Petite cerca de Mirecourt en la diócesis de Saint-Dié, que estuvo seis años en el seminario menor en Pont-à-Mousson, que hizo su profesión religiosa el 15 de mayo de 1856 en Notre-Dame de l’Osier y que fue ordenado sacerdote en Marsella el 24 de junio de 1860. Pero veámoslo más de cerca.

Aun cuando es cierto que sólo tenemos tres cartas que escribiera a sus superiores mayores, las notas acerca de él del Obispo Allard, del Padre Gerard y en especial el detallado diario de la Madre María José Angot, superiora de las Hermanas de la Sagrada Familia en Roma, nos dan una descripción más detallada de su personalidad.

En primer lugar, el Padre Vandenberghe, su maestro de novicios en Notre-Dame de l’Osier en 1856, no tuvo duda al presentarlo al Obispo de Mazenod para ser admitido a tomar votos. “La buena disposición del Hermano Barthélemy nunca ha estado en duda… Tiene buen carácter, tal vez algo despreocupado… Puede dar la impresión de ser algo débil, sin embargo, es entusiasta al realizar todo lo que se le pide hacer… Le encanta estudiar, sus habilidades son sobresalientes… Siempre le han atraído las misiones en el extranjero.”

En cuanto a las “misiones en el extranjero,” comenzó al estar dos años en el colegio en Vico en Córcega, del 15 de agosto de 1860 al 15 de agosto de 1862. En 1864, le encontramos con el Padre Hidien y dos Hermanos irlandeses, Moran y Tivenan en el barco que llevaba a Sudáfrica al primer grupo de Hermanas de la Sagrada Familia. La Madre María José comentó: “Aunque es de buen corazón, en más de una ocasión hemos tenido que tolerar las penurias de su personalidad.” Después de meses interminables de espera en Pietermaritzburg, finalmente salieron en la última parte de su viaje, sesenta y ocho días en carreta jalada por bueyes para llegar a Roma en Basutolandia. Aunque no se expresan, muchos detalles en el diario de la Madre María José nos permiten darnos cuenta de que el Padre Barthélemy no era de mucha ayuda al Padre Le Bihan en guiar las carretas, cruzar ríos desbordados o empujarlas fuera del lodo.

Una vez llegados a Roma, al igual que el Padre Hidien, fue blanco del severo ascetismo del Obispo Allard, quien se quejó con el Superior General acerca de dos misioneros: “El Padre Hidien ha corregido en algo sus maneras, pero no el Padre Barthélemy quien debe irse. ¡Ojalá vuelva a Francia cuanto antes!”

Preocupado y dolido, volvió a Francia, y a fines de 1868 fue asignado a la misión en Angers. En su mente seguían las misiones en el extranjero y pedía ser enviado a ellas. A principios de julio de 1874, en cuanto supo de la renuncia del Obispo Allard, fue más insistente y su deseo fue pronto cumplido. Después de seis años de ausencia, retomó el estudio del Sesotho, que no había olvidado. Dominó el idioma y tradujo una Historia Sagrada “Matsipa a Bibele.” Fue nombrado compañero del Padre Gérard en la fundación de la misión Santa Mónica, donde a partir de Julio de 1876, al pico del invierno en el sur, vivieron meses de terribles privaciones. Recordó este período por el resto de su vida, aunque hablaba poco de él.

En julio de 1878, fue enviado a San José, Korokoro. Su personalidad pronto le ganó el descrédito. Al principio solo eran altercados con las hermanas y los feligreses, pero al pasar el tiempo, el ambiente se volvió tan tenso que llegó el día en que cerró la escuela y despidió a las hermanas. ¡Fue la gota que derramó el vaso! A principios de 1884, el Obispo Jolivet lo envió a Natal, específicamente a la misión de San Miguel, la primera misión fundada por el Padre Gérard con los Zulu, que luego fue abandonada.

¿Qué sucedió realmente? Si creemos los comentarios del Padre Barthélemy, por segunda vez fue víctima de los prejuicios del Obispo. El Obispo Jolivet “nunca quiso encomendar ninguna misión de su vicariato a algún sacerdote que viniera de los Basotho, porque desaprobaba el método utilizado con ellos.” Sin duda hubo otros motivos, pues sus superiores nunca le permitieron volver una tercera vez a Basutolandia, aun cuando escribió que el país de los Basotho era su segundo hogar y el idioma de los Basotho, era por así decirlo, su lengua madre. (Carta del 30 de agosto de 1888). Pasó sus últimos quince años en Durban, donde trabajó con la gente negra. De hecho, el 21 de diciembre de 1897, el Padre Monginoux escribió: “Considerando su personalidad, el Padre Barthélemy conduce bien sus asuntos. Cada tarde de la semana realiza buenas reuniones con la gente y casi todas las noches da una pequeña clase. Sin embargo, aún tiene algo de nostalgia de sus primeros años en las misiones. Al presentar al joven Padre Pennerath en Durban en 1899, le dijo: “Esto no es nada. Ya verás en Basutolandia; es mucho más hermoso.”

Falleció en Durban el 24 de mayo de 1902. Pasó doce años en Basutolandia: Tres años bajo el Obispo Allard y nueve con el Obispo Jolivet y luego dieciocho en Natal.

Guy Gaudreau, o.m.i.