Nacimiento en Villefort (Lozère), 2 de agosto, 1831
Toma de hábito en N.-D. de l’Osier, 31 de julio, 1854
Oblación en N.-D. de l’Osier, 1º de agosto, 1855 (nº 393)
Ordenación sacerdotal en Marsella, 20 de septiembre, 1856
Dispensa de los votos, 18 de julio, 1863.

Eduardo Bassoul nació en Villefort, diócesis de Mende, el 2 de agosto de 1831. Después de haber recibido las órdenes menores en su diócesis, comenzó su noviciado en Notre-Dame de l’Osier, el 31 de julio de 1854 y hace su oblación el 1º de agosto de 1855. Al admitirlo a la profesión en el Consejo general, el 10 de julio, se escribe: “Esta persona, no tiene nada de extraordinario en cuanto a piedad ni en cuanto a talento, sin embargo posee cualidades suficientes para ser admitido en la Congregación, con la esperanza fundada de que se vuelva útil. Su carácter es bueno, su espíritu flexible, su salud robusta y su capacidad muy suficiente. Por otra parte, tiene apego a su vocación y se condujo de manera muy regular durante todo el tiempo de su prueba.”

Terminó la teología en Montolivet, en 1855 y 1856 y Mons. de Mazenod lo ordenó sacerdote el 20 de septiembre de 1856. En sus informes, el padre Mouchette, moderador de los escolásticos, lo describe como muy apegado a su vocación, con un “carácter abierto y alegre”, “lleno de valor y buena voluntad”.

En el Registro del personal 1862-1863, se escribió bajo este nombre: “Estuvo en Aix donde se sintió demasiado abandonado a sí mismo y pidió ser destinado a Notre-Dame de l’Osier en 1859. Luego, en 1861, fue mandado a Talence y en 1862 a la Blachère [Notre-Dame de Bon Secours]. Siempre indispuesto y aburrido, pidió la dispensa de los votos para incorporarse a la diócesis de Nîmes.” En efecto, en el Registro de los Consejos generales, el secretario escribió, el 27 de junio de 1863: “Bassoul pide la dispensa de sus votos. Se basa en el estado de su salud que no le permite hacer las obras de las misiones, ni seguir el reglamento de las comunidades. Reitera, por otra parte, su amor y su reconocimiento hacia la Congregación. El consejo creyó ver en esta petición un profundo desaliento. Este sacerdote, a pesar de algunas rarezas de carácter, siempre ha sido un buen sacerdote y un buen religioso. Si está actualmente en dificultades, es una razón de más para pretender conservarlo. Se decidió, entonces, que la dispensa pedida no se concedería sino después de reiteradas peticiones y de que se le hubieran hecho observaciones para mostrarle los sentimientos de la Congregación”. Insistió en salir y, en el Consejo general del 18 de julio de 1863, “todos los asistentes votaron por la dispensa, aunque ésta sea sacada por extorsión más bien que aprobada.”

YVON BEAUDOIN, O.M.I.