1. En Notre-Dame de l’Osier (1834-1846)
  2. Superior en Notre-Dame de Bon Secours (1846-1847)
  3. Superior en Nancy (1847-1851)
  4. Superior en Notre-Dame des Sept Douleurs en Talence (1851-1853)
  5. Superior en el Calvario, en Marsella (1853-1855)
  6. Fundador del instituto de los jóvenes ciegos y de la Congregación de las Hermanas de María Inmaculada (1857)
  7. Superior de Notre-Dame de la Garde (1861-1864)

Nació en Marsella el 1 de noviembre de 1808
Tomó el hábito en Saint-Just el 7 de junio de 1829
Profesó en Marsella el 7 de junio de 1830 (nº 44)
Recibió el sacerdocio en Friburgo el 17 de diciembre de 1831
Fue dispensado de los votos el 30 de octubre de 1865
Murió en Canterets (Altos Pireneos) el 23 de agosto de 1888

Luis Santos Dassy nació en Marsella el 1 de noviembre de 1808, de E. Rosalía Carterot y de José Dassy, escultor y comerciante de mármol. Fue el octavo de los 10 hijos de la familia: cuatro varones y seis mujeres, de las que tres fueron religiosas. Recibió el bautismo el 3 de noviembre y estudió en el instituto Cavière. Hizo la primera comunión el 12 de abril de 1820 en la iglesia de San Víctor, unas semanas después de la gran misión de Marsella, dada por los Misioneros de Provenza que predicaban en San Víctor y por los Misioneros de Francia. Siendo adolescente, Luis Santos se inscribió en la congregación de la Juventud del Sr. Allemand.

El 12 de octubre de 1828 entra en el seminario mayor dirigido desde el año anterior por los Oblatos. Al final del año escolar decide entrar en la Congregación. Toma el hábito en Saint-Just el 7 de junio de 1829 y profesa en Marsella el 7 de junio de 1830, unas semanas antes de la revolución de julio. A principios de setiembre parte para Billens, donde el Fundador, que descansaba en Suiza, acaba de comprar una propiedad y convoca allí a los novicios y a los escolásticos. Allí estudia la teología Luis Santos, de 1830 a 1832, siendo a la vez ecónomo de la comunidad. El 17 de diciembre de 1831 es ordenado sacerdote en la capilla de las ursulinas de Friburgo por Mons. Tobías Yenni, obispo de Lausana y Ginebra. Los escolásticos vuelven a Francia a principios de 1833. Algunos padres, entre ellos Dassy, quedan en el lugar y empiezan a predicar misiones en aquella parte de Suiza y del país de Gex.

En Notre-Dame de l’Osier (1834-1846)

Al comienzo de 1834, el abate J.A. Dupuy, ex oblato, párroco de Notre-Dame de l’Osier desde hace dos años y propietario del convento, pide al Fundador que le mande ayuda. Este le cede al Padre Dassy, que ha vuelto de Suiza enfermo unos meses atrás. Durante el verano llegan los Padres Ambrosio Vincens y Bruno Eugenio Guigues, nombrado superior. Están allí invitados por el abate Dupuy, pero sin previo acuerdo con Mons. Filiberto de Bruillard, obispo de Grenoble y sin ser conocidos como oblatos. Mons. de Mazenod tiene que entenderse con el obispo, que acepta con gusto a los oblatos como misioneros diocesanos y añade: “Deberé mi buena suerte a la imprudencia del Sr. Dupuy… De verdad, Monseñor, lejos de estar resentido contra el Sr. Dupuy, me vienen ganas de gritar: felix culpa! Sí, yo adopto a sus queriidos hijos”.

Durante 12 años el P. Dassy forma parte de la comunidad de l’Osier, casa importante y noviciado de Francia de 1841 a 1902. Pronto manifiesta la variedad de sus talentos: servicio de los peregrinos en el verano, misiones parroquiales, colaboración estrecha con el superior para la reparación del convento y la construcción de una hospedería para los peregrinos, composición de algunas obras de historia y de arqueología, etc. Inteligente, culto, emprendedor, tiene éxito en todos los campos y lo hace todo rápidamente. Tras la salida del padre Guigues para el Canadá en 1844, es el padre Vincens quien pasa a ser superior. Es más bien lento y a menudo distraído. En una carta del 2 de junio de 1845 al Fundador, el p. Dassy expone bien el carácter del p. Vincens y el suyo propio: “Conoce usted también mi excesiva actividad o precipitación, como usted quiera, y he aquí que cada vez más le encuentro [a Vincens] lento y muy lento para tomar una decisión. Lento también para actuar, una vez decidido, y también lento para terminar lo que ha creído deber comenzar. Él es la cabeza de la comunidad. Yo me veo a menudo forzado a mostrarme como su brazo para las cosas exteriores; él me lo perdona, e incluso me empuja, a menos que se encuentre, lo que es muy raro, en uno de sus días de mal humor, cuando en lo que hago ve que hago demasiado para suplir a su lentitud; entonces me pára recordándome secamente una palabra que me asegura le habría dicho una autoridad superior: ‘que si se me deja hacer un poco demás, llegaré a ser el dueño, a dominarlo’. En toda humildad, confieso que el superior que dijo eso [Mons. de Mazenod] me conocía bien, y yo me reprocho el no trabajar bastante por limitar mi actividad. Creo, concluye la carta, que no es posible entre nosotros dos mayor inteligencia que la que tenemos. Yo le digo todo lo que tengo que decirle; él no me ahorra para nada; tenemos con que santificarnos el uno y el otro. Por lo demás, él tiene tan buen corazón, tanta paciencia…”

Superior en Notre-Dame de Bon Secours (1846-1847)

Al ver actuar al P. Dassy en l’Osier, el Fundador comprende que este padre está hecho para los primeros puestos, ya que además lo conoce como muy regular y apegado a la Congregación. El P. Dassy inaugura su misión de fundador en Notre-Dame de Bon Secours, municipio de Lablachère en Ardèche. Se trata de un santuario mariano que remonta a fines del siglo XVII, bastante abandonado desde la Revolución. Mons. Guibert, obispo de Viviers desde 1842, confía su dirección a los Oblatos. Los padres Dassy y Juan Hermite llegan a primeros de febrero de 1846. El padre Hermite seguirá allí toda la vida, pero el padre Dassy solo ha sido enviado para fundar, pues no pueden prescindir de él por mucho tiempo en l’Osier.

El trabajo es aproximadamente como el de l’Osier: cuidado de los peregrinos durante el verano, sobre todo el 15 de agosto y el 8 de setiembre, y misiones en el resto del año. Por dondequiera que pasa, el p. Dassy es arquitecto y emprendedor. En un año, encarga trabajos en el campanario y en el coro de la iglesia, y luego hace levantar un convento con 80 piezas. Desde el otoño de 1846 se abre un juniorado con una decena de niños confiados al padre Domingo Pulicani. Este juniorado, como el de Notre-Dame de Lumières, se cierran en 1847 porque el noviciado de l’Osier está entonces lleno de novicios, enviados por el padre Leonardo Baveux que realiza una gira de reclutamiento en los seminarios de Francia y de Bélgica.

Superior en Nancy (1847-1851)

La afluencia de novicios a Notre-Dame de l’Osier, 73 en 1847, obliga a abrir un segundo noviciado. Desde algún tiempo se está pensando en hacer una fundación en el norte. Se escoge Nancy, donde es obispo Mons. A.B. Menjaud, que conoce bien a Mons. de Mazenod. En julio de 1847 el P. Tempier va a Nancy y compra una casa grande con huerta, en la calle de Montet. A principios de octubre el p. Dassy recibe una carta del Fundador en que le pide salga cuanto antes para Nancy donde es nombrado superior con el p. Santoni como maestro de novicios.

Allí no faltan preocupaciones ni trabajos para el superior: acondicionamiento del local para hacerlo casa religiosa, cuidados de una comunidad que pronto cuenta una veintena de personas, predicaciones y, muy pronto, peligros de la revolución de 1848. Envía en seguida los novicios a sus familias. Estos regresan a comienzos de marzo y no son molestados. La crisis financiera que se desata entonces en toda Francia preocupa también al superior que debe parar los trabajos y no sabe cómo pagar las deudas ya contraídas.

En París hay una insurrección en junio con muertos, entre los cuales el arzobispo, Mons. D. Affre. Se habla de deportar a los principales insurrectos a las islas Marquesas. A propósito de esto, se muestra bien el celo del p. Dassy en una carta al Fundador datada del 30 de junio: “Acompañar a esos desdichados en un viaje que sería de larga duración, establecerse con ellos en las Islas donde estarán reunidos, a fin de trabajar en renovarlos por el cristianismo y para constituir a favor del catolicismo la nueva sociedad que va a formarse en esos países ya demasiado dominados por los metodistas ingleses: será una obra digna de usted y perfectamente conforme a nuestra vocación. Hasta ahora, los periódicos no nos han informado nada acerca de las gestiones que habrían sido ya hechas por parte de otras Congregaciones ante la autoridad competente. Así las cosas, si usted cree, monseñor, que debe solicitar esa misión para sus hijos, aquí nos tiene a dos sanos, bien dispuestos y con ardiente deseo de sacrificarnos hasta el martirio para cumplir tan generosas y difíciles funciones. Hable y partimos. El padre Mouchel y yo de todo corazón nos entregaremos, yo en particular, para expiar finalmente con una vida de verdad penosa todos los pecados de mi vida. No se trata de entusiasmo humano, es la fe únicamente la que me inspira, usted no lo pone en duda, monseñor, y Dios haga que, pese a mi indignidad, aun sin tener derecho alguno a ese inmenso favor, sea escuchado en mi petición. Escribo de prisa pues está para salir el correo del Sur. Y firmo de rodillas esta carta, confiándola especialmente a mi ángel custodio”.

Menos ocupado por las construcciones y por los novicios, que son enviados a l’Osier a fines de 1849, el padre Dassy predica mucho: dos retiros en 1847, 7 en 1848, 11 en 1849 y 16 en 1850, así como la cuaresma en Epvre en 1849 y en Coutances en 1850. Tras su primer retiro en 1847 el Fundador le felicita “por haber sido el primero de nuestra Congregación que haya anunciado la Palabra de Dios a los pueblos helados de esas comarcas septentrionales”.

También se debe al padre Dassy la fundación de Notre-Dame de Sion. Em 1850 y 1851 habitan allí solos los padres Soullier y Conrard, reemplazándose por turno. No habrá una comunidad hasta 1853.

En Nancy se manifiesta un serio defecto del padre Dassy: es demasiado exigente y demasiado severo: sus súbditos no lo quieren. El Fundador se lo reprocha. Él reconoce con frecuencia sus fallos, especialmente en una carta del 28 de junio de 1848: “Sí, con razón teme usted mi severidad. Trabajo no obstante por corregirme de ese miserable defecto, sin llegar a lograrlo. Hay severidad en mi juicio, en mis discursos, en mi mirada, estoy avergonzado de ser tan difícil y tan exigente sobre todo siendo yo mismo un hombre lleno de miserias. Mi modo de mandar es por naturaleza altivo, demasiado absoluto, y por tanto difícil de soportar; rara vez me siento prevenido a favor de un recién llegado, y más raramente aún a favor de aquellos a los que la experiencia me da ocasión de conocer mejor. Esta desconfianza de los hombres se trasluce a pesar mío en mis palabras y a través de mis actos. Así pocos me aman por mucho tiempo, pues ¿cómo ser amado de aquellos con quienes uno es tan difícil? Mis apariencias son suaves, es verdad; el interior no lo es siempre para con todos, y especialmente para aquellos con quienes tengo que vivir, pues usted habrá notado que soy muy distinto con las personas de fuera que me estiman y a las que amo. Encima, yo quiero demasiado lo que quiero y lo exijo por el camino más corto, no sé ceder en ciertas cosas que habría que ignorar, para obtener con más facilidad otras mayores…”

Superior en Notre-Dame des Sept Douleurs en Talence (1851-1853)

Durante el verano de 1851 el padre Vincens predica el retiro pascual en Burdeos y recomienda vivamente las misiones parroquiales. El arzobispo, Mons. A. Donnet, está presente y escribe inmediatamente a Mons. de Mazenod para pedirle un equipo de misioneros. Promete igualmente confiar a los Oblatos la parroquia y el centro de peregrinación de Nuestra Señora de los Siete Dolores en Talence. El Fundador escribe al padre Dassy el 5 de octubre. Le da dos días para poner al padre Merlin al corriente de la situación en Nancy. Inmediatamente después deberá salir para Burdeos con el padre Depetro. El párroco de Talence no ha recibido aún otro destino; los padres van a alojarse en Pont-de-la-Moye y empiezan en seguida a predicar. Reciben pronto refuerzo: los padres Melchor de L’Hermite, León Delpeuch, Bruno Séjalon y el hermano Francisco Picard.

En enero de 1853 el abate Carros es nombrado párroco de Langon y los Oblatos se instalan en Talence. El padre Dassy, nombrado párroco, visita a todas las familias y hace los planos de una nueva casa rectoral. Todo comienza bien, pero en junio los padres de Talence escriben al Fundador una carta de quejas contra su superior. Mons. Donnet, creado cardenal, se detiene entonces en Marsella y hace también algunas recriminaciones contra el padre Dassy, a quien Mons. de Mazenod llama inmediatamente a Marsella; nombra superior en Talence al padre Merlin.

Esta clase de desgracia no dura mucho. Inmediatamente se le confían tres tareas: superior en el Calvario, enviado a Orléans, en enero de 1854, para negociar una fundación solicitada por Mons. Dupanloup en Notre-Dame de Cléry, y encargado de preparar una historia monumental de la Iglesia y la diócesis de Marsella.

Superior en el Calvario, en Marsella (1853-1855)

Al llegar a Marsella, el padre Dassy es instalado como superior en el Calvario. Remplaza al padre Casimiro Aubert, provincial del Mediodía y secretario general de la Congregación. El nuevo superior constata que las obras de la comunidad están declinando y que la iglesia es poco frecuentada. Explica ese estado de cosas por dos causas: el desarrollo logrado por los establecimientos de los Jesuitas y de los Capuchinos, y la escandalosa medida de expulsar a los barrios viejos “a millares de personas de mala vida”.

Trabaja en el Calvario hasta 1859. Reactiva las obras y atrae a los fieles solemnizando más las numerosas fiestas. Con todo, sigue como superior por menos de dos años. Unos meses tras su nombramiento suplica al Fundador que lo remplace. Hombre de regla, exigente consigo mismo pero también con los demás, quiere reforzar la regularidad de forma demasiado enérgica; vigila y dirige los trabajos de los padres y de los hermanos. Estos se quejan, se oponen y le hacen insostenible la situación.

Fundador del instituto de los jóvenes ciegos y de la Congregación de las Hermanas de María Inmaculada (1857)

En el curso de su apostolado en el Calvario y en sus predicaciones en Marsella, el padre Dassy encontró a varios ciegos. Afirma que cuenta más de 200 en la ciudad, de ellos muchos niños. Ya en 1853 quiere fundar una obra con el fin de ayudar a esos infelices. Expone su proyecto a Mons. de Mazenod el 29 de junio de 1857. Solicita ir a habitar en la comunidad oblata de Notre-Dame de la Garde y ocuparse de la obra de los jóvenes ciegos, a los que quiere establecer al pie de la colina. En unos años la obra prospera, se construye un gran establecimiento y se funda una congregación religiosa. El obispo, al principio opuesto a una nueva congregación religiosa, finalmente da su consentimiento el 22 de junio de 1859.

Superior de Notre-Dame de la Garde (1861-1864)

A la muerte de Mons. de Mazenod se produce en el clero marsellés una fuerte reacción contra los Oblatos, a quienes se juzgaba demasiado poderosos en la diócesis. Mons. Cruise, sucesor de Mons. de Mazenod, escucha a los opositores; quita a la Congregación la dirección del seminario mayor y nombra un administrador no oblato rn Notre-Dame de la Garde. El padre Fabre, superior general, marsellés y muy sensible al descontento del clero, cierra el escolasticado de Montolivet. Los escolásticos son enviados a Autun y la administración general se establece en París.

Entre los Oblatos que quedan en Marsella solo el padre Dassy mantiene buenas relaciones con Mons. Cruice. Éste lo acepta como sucesor del padre Bernard en los cargos de superior de la comunidad de capellanes y de director de las peregrinaciones a Notre-Dame de la Garde. En calidad de tal, el padre Dassy será el principal organizador de la gran fiesta de la dedicación de la nueva iglesia en 1864. Tras esas fiestas, a instancias de la población, será nuevamente nombrado superior de Notre-Dame de la Garde.

Gracias al padre Dassy, el obispo mantiene a los Oblatos en la obra de la Juventud del Sr. Allemand y en la capellanía de las Hermanas de San Carlos; también sigue pidiéndoles que den misiones en la diócesis.

En esta época de su vida (1861-1864), escribe su biógrafo, “en pleno vigor de sus 54 años, el padre Dassy acumula los cargos más diversos: la dirección de su comunidad de padres y hermanos, la dirección del santuario donde toma una parte importante en los consejos de la administración laica instituida por Mons. de Mazenod, cuyo personal acaba de ser modificado; la dirección de su obra naciente de los jóvenes ciegos, acondicionamientos materiales, desarrollos escolares y técnicos de los alumnos y de las maestras, formación religiosa de las hermanas y su reclutamiento, así como el de los bienhechores y de las damas protectoras. Interviene ante las autoridades municipales o gubernamentales para interesarlas o para responder a los deseos oficiales. Lleva a cabo en nombre de su obispo o de su superior general negociaciones delicadas. No olvida tampoco que es académico, que es presidente de la academia y que debe presentar su discurso en un lenguaje digno de la asamblea y del sacerdocio que representa…”

En efecto, el 17 de mayo de 1858, el padre Dassy, bien conocido por artículos en revistas y por algunas obras sobre la historia de la Iglesia y de los monumentos religiosos de Marsella, es elegido académico de Marsella. Ahí se junta con su hermano mayor, José, pintor y conservador del museo de la ciudad. En 1866, tras haber dejado la Congregación, será nombrado secretario perpetuo de esa academia. En 1886 será condecorado con la cruz de la legión de honor.

El Instituto de los ciegos y la congregación de las Hermanas de María Inmaculada le ocupan cada vez más. Al dejar Notre-Dame de la Garde, a fines de 1864, regresa al Calvario, pero participa poco en la vida de comunidad. Viaja, compra terrenos, y adquiere deudas sin los permisos requeridos de sus superiores religiosos. La Congregación está entonces cargada de deudas, a consecuencia de la compra y los trabajos para las casas de París y de Royaumont. Entonces es cuando el padre Fabre pide al padre Dassy, como hace también con el padre Mille en París, que deje la Congregación, ya que ésta no puede hacerse cargo de las deudas que esos padres han hecho y hacen sin consultar. El 14 de noviembre de 1864 el padre Dassy pide la dispensa de los votos. Con todo, se llega a un convenio y se le dan dos años para arreglar sus asuntos y asegurar a la Congregación de que sus obras son enteramente diocesanas. Pero el padre Fabre, más exigente que el Fundador, quiere también que todos los oblatos formen parte activamente de una comunidad. El 20 de octubre de 1865 el padre Dassy pide de nuevo la dispensa de los votos. Dice que forzado a elegir entre la Congregación “su madre” y la Obra de los ciegos “su hija”, opta por consagrarse a ésta durante el resto de su vida. En el acta del consejo general del 6 de noviembre de 1865 se dice que el padre Dassy acepta la dispensa de sus votos (del 30 de octubre) y pide una pensión anual que le es negada. Sigue luego en relación con el padre Fabre y los Oblatos.

En 1887-1888, ya anciano, el abate Dassy se fatiga por seguir los trabajos de ampliación del Instituto de los ciegos. En agosto de 1888 va a descansar en los Cauterets (Altos Pireneos) y allí muere súbitamente el 23 de agosto de 1888. El funeral solemne se hará en Marsella el 28 de agosto. Sus restos descansan en la capilla del Instituto de los ciegos.

YVON BEAUDOIN, O.M.I.