Nacimiento en Contrecœur, (Canadá sur), Agosto 9, 1821
Toma de hábito en Longueuil, Febrero 16, 1843
Oblación en Longueuil, Febrero 17, 1844 (No. 119)
Ordenación sacerdotal en L’Acadie, Mayo 5, 1844
Dispensa de votos: Octubre 6, 1847
Muerte en Monasterio Trapense de Staouéli, en Algeria, Septiembre 3, 1878.

 

Pedro Fisette nació en Contrecœur, diócesis de Montreal, el 9 de agosto de 1821. Sus padres fueron Luis Fisette y Luisa Perreault.  Era sub-diácono cuando ingresó al noviciado en Longueuil el 16 de febrero de 1843 e hizo su oblación el 17 de febrero de 1844. Al principio trabajó con los Montagnais en Côte-Nord del río Saint Lawrence y después en Saguenay de 1844 a 1846. El 15 de julio de 1845, el Padre Honorat escribió al Fundador que sus colegas canadienses (Bourassa, Durocher y Fisette) eran buenos Oblatos.

En la primavera de 1846, el Padre Guigues avisó al Obispo de Mazenod que no podía permitir que el Padre Fisette continuara en el ministerio que se le había encomendado y sugirió se le enviara a Marsella. El Obispo de Mazenod escribió el 18 de mayo de 1846: “Su carta me impactó. Puedo lidiar con cualquier cosa, excepto este tipo de calamidad. ¡Perderse uno mismo y llevar por mal camino a otros, a quien se tenía la misión de salvar! [….] Sin embargo, estoy dispuesto a recibir al penitente paternalmente.” (Letters to North America, 1841-1850, Oblate Writings I, vol. 1, no. 64, p. 131)

El Padre Fisette salió de Montreal a fines de octubre y llegó a Marsella el 25 de diciembre de 1846. El Obispo de Mazenod le recibió amablemente y le prodigó muestras de amistad, pero su primera impresión fue más bien negativa. El 8 de enero de 1847 escribió al Padre Guigues: “¿Qué más se puede hacer que temer por un joven apuesto, de buenos modales y de una alegría vivaz, bastante atrayente y comunicativo, que se ha ocupado de disimular la mínima señal de su santa profesión, incluso al punto de no rezar su breviario? ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! Que Dios se apiade de nosotros. Solo puedo admitir que este dolor es mucho para mí. Realmente hay razón para decir, después de ello, que debemos mantener la esperanza. [….] La persona a la que me refiero pudo ver por la consideración y amabilidad que le mostré, que la lepra y todas las enfermedades que afectan a un hijo no anulan el afecto del corazón de un padre. ¿Pero qué puedo hacer con este joven? Solo puedo emplearlo en uno de nuestros dos seminarios, si se capacita para enseñar y aun así, ¿cómo puedo estar confiado de que con tanta frivolidad, tan poca piedad y tan deplorables inclinaciones, podrá dirigir a los escolásticos a la perfección y la santidad? Créame, es una gran vergüenza para mí” (Letters to North America, 1841-1850, Oblate Writings I, Vol. 1, No. 75, pág. 149)

A fines de abril de 1847, se envió al Padre Fisette al seminario mayor de Ajaccio. El superior, Padre Magnan, escribió que los sacerdotes del lugar estaban “muy complacidos con su buen carácter,” pero que el Padre Fisette estaba desanimado y decía no tener aptitud para enseñar.” Deseaba unirse a los Cartujos. El Padre Magnan añadió: “Realmente creo no hay sustancia en él, sin importar como se le vea”, y lo envió de vuelta a Marsella.

El Obispo de Mazenod se resignó a permitirle ir al monasterio Cartujo. En la nota de su Diario del 26 de agosto, escribió: “Un día de profundo dolor. El Padre Fisette vino a pasar el día conmigo. Tal vez sea la última vez que nos veamos. Este desdichado y querido sacerdote me ha pedido dejarle ir al monasterio de los Cartujos. Cree verlo como la única forma disponible para asegurar su salvación. Me resistí a hacerlo por tanto tiempo como creí poder ofrecerle la ayuda adecuada para sus necesidades espirituales dentro de la Congregación. Al ser evidente y estar convencido de que necesitaba otros medios de salvación, accedí a sus apremiantes súplicas  y escribí una carta de recomendación para el Padre Prior. Es imposible que este sujeto encantador no le agrade a alguien. Además, nuestra separación fue dolorosa, pues por su parte, el Padre Fisette se ha apegado terriblemente a la Congregación y a mí en particular, al igual que al Padre Guigues y todos nuestros sacerdotes que llegó a conocer. Dudo que pueda perseverar en el monasterio Cartujo. Fue ello algo que motivó mi resistencia de tanto tiempo a su solicitud de permitirle salir, que hizo en forma personal y por carta. A pesar del fuerte viento, acompañé al querido Padre hasta cerca de Arenc. Saldrá mañana a Aix, donde se encontrará con el Padre  Magnan a quien encomendé presentarlo con el Padre Prior.”

El Padre Fisette solo estuvo de paso en el monasterio Cartujo. Se unió posteriormente al monasterio Trapense en Aiguebelle. Para regularizar su situación, el Consejo General decidió dispensarlo de sus votos en su sesión del 6 de octubre de 1847.

El Padre Fisette perseveró con los Trapenses y fundó el monasterio Trapense de Staouéli en Algeria, donde falleció el 3 de septiembre de 1878.

Yvon Beaudoin, o.m.i.