Nació en San Remo, Italia, el 17 de diciembre de 1835
Tomó el hábito en Montolivet el 7 de diciembre de 1854
Profesó en Montolivet el 8 de diciembre de 1855 (nº 402)
Fue ordenado sacerdote en Marsella el 8 de setiembre de 1858
Murió en Marsella el 19 de enero de 1818.

Juan Leonardo Gallo nació en San Remo, diócesis de Ventimilla el 17 de diciembre de 1835. Después de buenos estudios en el colegio de los jesuitas de su ciudad, comenzó el noviciado en Montolivet el 7 de diciembre de 1854 e hizo la oblación el 8 de diciembre de 1855. Se le había admitido a la profesión en el consejo general el 3 de diciembre. En el acta de la sesión el secretario escribió acerca de el: “El hermano Gallo hizo todo el noviciado en Montolivet donde se había juzgado oportuno que quedara para los estudios. Su conducta ha sido constantemente sensata y regular. Siguió con bastante éxito los cursos de filosofía. Su carácter dócil y complaciente le ha hecho ser querido por todos. Todo promete en este joven un hombre bueno que será útil en la Congregación”.

Hizo el escolasticado en Montolivet hasta su ordenación sacerdotal el 8 de setiembre de 1858. En sus informes el moderador padre Mouchette lo juzgó siempre bastante favorablemente: “1855… un poco tímido, pero muy bueno y muy regular; 1856, carácter calmo, pero un poco cambiante,,,; 1858, salud delicada que se sostiene. Muy bueno, regular, pero siempre escrupuloso, lo que es un un gran obstáculo. Vacilo en dejarle ordenarse sacerdote en este estado”.

Tras su ordenación, el padre Gallo es adscrito como misionero a la casa de Vico. Reside luego en Aix en 1863, en el Calvario en 1864, y después en Notre-Dame de la Garde. Es superior en Vico de 1878 a 1881; en 1881 es enviado a Turín con el fin de hacer allí una fundación que no tuvo éxito. Durante esos primeros años de ministerio, predica sin cesar misiones y retiros. “Se mueve por el Delfinado y la Provenza, escribe el autor de su Noticia, e incluso en Córcega, anunciando la palabra de Dios, ora en francés, ora en italiano, pues hablaba ambas lenguas con igual facilidad. Sus instrucciones eran sólidas, cargadas de doctrina; su palabra, vivaz, gráfica, incisiva; su rostro y su gesto eran expresivos, y su voz enérgica y fuerte. Tenía las mejores cualidades del misionero y su apostolado produjo los frutos más satisfactorios”.

En 1882 es llamado a Marsella como encargado de la obra de los italianos. Hasta su muerte se entrega con celo a esa obra con el servicio de la capilla, las confesiones y la visita a los enfermos. Es muy estimado por esa población que celebra solemnemente sus bodas de oro sacerdotales el 25 de octubre de 1908. A comienzos de enero de 1918 declinan visiblemente sus fuerzas. Fallece el 19 de enero. La Semaine religieuse de Marseille anuncia su muerte y escribe entre otras cosas: “Será una verdadera pena para nosotros, para muchos sacerdotes, religiosos y religiosas, para numerosas personas buenas de los barrios populares de la ciudad vieja, y para otros muchos también, el no poder ya oír aquella voz metálica, llena, sonora, que pronunciaba distintamente todas las palabras, sin precipitación y sin lentitud, como conviene a un eclesiástico dueño de sí mismo, de su pensamiento y de su expresión. Será una verdadera pena el no ver ya aquella fisionomía de anciano, reposada, grave, austera, apenas sonriente, es verdad, pero bondadosa y benévola que inspiraba inmediatamente y a la vez respeto, confianza y simpatía”.

YVON BEAUDOIN, O.M.I.