Presencia Temporal (1849-1850)
En 1849, el Padre Adrián Telmon, asumiendo que aún estaba autorizado para realizar una fundación de los Oblatos en los Estados Unidos después de no tener éxito en un intento en  Pittsburgh, aceptó la solicitud de Juan María Odin, primer obispo de Galveston (Texas), para que los Oblatos extendieran su presencia en la iglesia católica de Texas al sur del Valle del Río Grande en Texas. Los Oblatos que el Padre Telmon seleccionó se separaron en  New Orleans, donde el Padre Telmon y dos compañeros se embarcaron directamente a  Brownsville, mientras que el Padre Agustín Gaudet y el Hermano escolástico Pablo Gelot salieron a Galveston con el Obispo Odin, llegando a principios de diciembre. Su plan era permanecer en Galveston temporalmente, hasta que sus colegas hubieran hecho una fundación adecuada en Brownsville. El Hermano Gelot continuó su preparación en Galveston, el Padre Gaudet ayudó en el ministerio local y ambos estudiaron inglés y español. Pero las difíciles circunstancias que tuvieron los Oblatos en Brownsville en los primeros meses pospusieron los planes de que el Padre Gaudet y el Hermano Gelot se les unieran. En abril, después de que el Obispo saliera de Galveston a una larga visita de la vasta diócesis, el Padre Gaudet pronto se dio cuenta de que era el único sacerdote en el lugar, atendiendo la parroquia y el convento Ursulino. Cuando finalmente su queja llegó a Francia en septiembre, el Consejo General decidió llamarlo de inmediato a la provincia canadiense – irónicamente, justo cuando se determinó en Texas que la situación en Brownsville había mejorado y permitiría que Gaudet y Gelot fueran a fines de octubre.  Obedeciendo diligentemente las instrucciones, el Padre Gaudet salió de Galveston a principios de noviembre de 1850. Sin embargo, el escolástico Gelot, de quien el Fundador tenía reservas, optó por permanecer en los Estados Unidos y convertirse en sacerdote   diocesano.

Fundación Oficial: colegio seminario y trayectos misioneros (1852-1857)

Necesitando urgentemente sacerdotes, religiosos y ayuda financiera, el Obispo Odin salió de gira a Europa en 1851. En Marsella, imploró al Fundador ir a ayudar a Texas con dos objetivos principales: retomar el cuidado pastoral en Brownsville y su gran territorio de misión, e iniciar un colegio-seminario en Galveston, así como ayudar en el ministerio pastoral. El Obispo de Mazenod tuvo una respuesta generosa, enviando al mayor grupo de misioneros hasta entonces: seis sacerdotes y un Hermano laico. Todos eran muy jóvenes, de entre 24 a 34 años de edad. Como superior eligió al Padre Juan María Verdet, que había sido ordenado solo tres años antes, los otros cinco sacerdotes ordenados en febrero de 1852, justo antes de su salida, y el Hermano Pedro Roudet, quien había hecho su profesión en diciembre. Estos siete hombres tuvieron un largo y profundo impacto en la misión Oblata en Texas, donde todos permanecieron por el resto de sus vidas. Cuatro de ellos trabajaron hasta terminar el siglo y los dos restantes, sirvieron treinta y veinte años, respectivamente.

Puesto que entonces había una revolución del lado mexicano del Río Grande – que afectó al lado texano y que se repitió a menudo en los años siguientes – el Obispo Odin hizo que al principio todos los Oblatos fueran a Galveston, adonde llegaron en mayo de 1852; se dedicaron a estudiar inglés y español y a participar en el ministerio. El Padre Verdet y tres compañeros salieron para re-establecer la fundación de Brownsville en octubre; cinco meses después, el Padre Pedro Kéralum también fue transferido a Brownsville. En Galveston quedaron los Padres Pedro Parisot y Étienne Vignolle para tratar de fundar el colegio-seminario, que demostró ser un esfuerzo frustrante. Los jóvenes Oblatos no tenían experiencia en manejar una institución educativa y su inglés era limitado. Para poder cubrir ese inconveniente, se enviaron otros Oblatos desde Canadá, pero uno de los más capaces, el Padre Juan María Baudrand, falleció en una epidemia de fiebre amarilla, a solo unos meses de haber llegado, en mayo de 1853. El ambicioso proyecto de construcción se concluyó hasta enero de 1855, cuando al fin iniciaron las clases bajo la dirección del Padre Julián Baudre. Cuando no daba clases, el Padre Parisot participaba en las largas visitas misioneras a las áreas sin sacerdotes del este de Texas y oeste de Louisiana, así como giras al centro de   Texas para recaudar fondos y buscar internos para el nuevo colegio.

En octubre de 1856 el Padre Gaudet volvió de Canadá como nuevo superior en Galveston. Su opinión y la de otros Oblatos era que realmente solo dirigían “una escuela primaria”. Casi no habría vocaciones al sacerdocio originadas en Texas en las siguientes dos décadas. El Obispo Odin continuó enviando al seminario Vicentino en Missouri a clérigos extranjeros que solo estaban a unos meses de terminar sus estudios. Aún más, los Oblatos tenían dificultad para proporcionar personal que tuviera fluidez en inglés y fueran buenos maestros. Cuestionando que el “colegio” fuera un ministerio Oblato adecuado, los Oblatos en Texas solicitaron al Consejo General entregarlo a la diócesis. En respuesta, el Obispo Odin argumentó que la educación católica era realmente una tarea misionera dentro de la sociedad de los Estados Unidos en ese momento. El Fundador y su Consejo respondieron con empatía, pero concordaron con sus misioneros en Texas. En octubre de 1857 salieron de Galveston los dos últimos Oblatos. Dos habían ido a la provincia canadiense, incluyendo al Hermano escolástico Santiago McGrath, el futuro primer provincial de la primera Provincia de los Estados Unidos; los cinco restantes fueron transferidos a Brownsville.

Cincuenta años de ministerio parroquial con mexicanos (1929-1980)
Cuando los Oblatos volvieron a Galveston muchas décadas después, en 1929, fue debido a su bien establecida reputación entre los obispos del suroeste de los Estados Unidos, debido a su ministerio con la gente de origen mexicano. Al extenderse notablemente la población mexicana por primera vez en el área del sureste de Texas, el Obispo de la Diócesis de  Galveston pidió a los Oblatos en 1911 aceptar “estar temporalmente a cargo de todos los mexicanos que no se habían atendido en la diócesis.” En la isla de Galveston misma, las Hermanas Ursulinas de la iglesia St. Patrick habían establecido una escuela para mexicanos en 1917, en la Avenida H. Se construyó una nueva escuela para mexicanos en la Avenida M en 1926, y con la llegada de algunos sacerdotes refugiados de México, la antigua parroquia de madera de St. Patrick fue mudada al lugar de la nueva escuela, como capilla de Nuestra Señora de Guadalupe, atendida los domingos por tres sacerdotes mexicanos en forma sucesiva. Cuando los sacerdotes refugiados salieron en 1929, los Oblatos aceptaron atender la capilla, que tenía deudas pendientes y donde no había casa para ellos. También visitarían a los mexicanos en las ciudades cercanas de Texas City y Dickinson, en tierra firme de Texas.

Durante los cincuenta años que los Oblatos estuvieron a cargo de la iglesia y sus misiones, la mayor parte del tiempo hubo un pastor asignado por largo tiempo: el Padre Pablo Hally (1929-1937), el Padre José Dwan (1940-1950), el Padre Jorge Green (1952-1965), y el Padre Cornelio McNally (1965-1978). En los primeros años los hombres de la parroquia eran empleados en descargar plátano de los barcos que llegaban a Galveston. Las sociedades devocionales de mucho tiempo fueron las Guadalupanas y los Vasallos de Cristo Rey. Esta organización realizaba mucho trabajo de carpintería, incluyendo construir un escenario al aire libre para los frecuentes eventos de música, teatro y dramas religiosos para recaudar fondos y donde terminaban las procesiones públicas por todo el vecindario. El Padre Hally pudo ayudar a las Hermanas en la escuela y construir una rectoría, pero solo a través de no recibir él un salario y adquirir una gran deuda. Después de seis años de problemas financieros, se quejó con el obispo de que las tres parroquias territoriales en Galveston permitían que los mexicanos que vivían en sus límites asistieran a los servicios, mermando la congregación potencial de su iglesia “nacional” (étnica).

En Texas City se construyó una capilla de madera, dedicada a Our Lady of the Snows, construida con fondos de la Sociedad de Extensión de la Iglesia Católica en 1938, para los mexicanos que atendía el Oblato en Galveston. Al siguiente año, los católicos de habla inglesa y española en Alvin, ubicado a medio camino entre Galveston y Houston, y su capilla de St. John the Baptist fueron transferidos del cuidado de los Oblatos en Houston a la residencia en Galveston, por lo que fue necesario asignar a otro sacerdote Oblato para Galveston, para ayudar y atender también a Alvin y Texas City. Hubo una explosión desastrosa de una planta química en Texas City en 1947, ocasionando la muerte de 400 personas e hiriendo a miles, y el Padre Tomás Griffin respondió en forma heroica entrando a los edificios en llamas para dar ayuda material y espiritual. El pastor diocesano de la parroquia de habla inglesa en Texas City falleció cuando hacía la misma tarea. La explosión destruyó la capilla de los mexicanos, que se encontraba muy cerca de la planta química. Para cuando el Padre Santiago Delaney tomó cargo del ministerio de Alvin y Texas City en 1948, la mayoría de los católicos mexicanos de Pearland, a algunos kilómetros de Alvin, habían sido añadidos al cuidado pastoral de los Oblatos. En vista de la triple responsabilidad, el Padre Delaney persuadió al provincial Oblato de permitirle residir permanentemente en Alvin, que oficialmente se convirtió en una parroquia independiente de nuestra Señora de Guadalupe en Galveston cuatro años después, en 1952. Así, la residencia de Galveston no contaba con ninguna estación de misión después de 1948. Por insistencia del Obispo, la capilla mexicana en Texas City quedaría una vez más al cuidado temporal de los Oblatos en Galveston a partir de marzo de 1957 y hasta 1959.

En 1947 el Padre Dwan notó que nunca había habido fondos disponibles en su parroquia de Galveston más allá de lo estrictamente necesario para conservar los antiguos edificios; la iglesia no tenía torres, órgano ni Viacrucis. Sin embargo, la asistencia a la iglesia y la escuela se había incrementado al punto de necesitar instalaciones más grandes para ambos y en 1948 logró construir una iglesia, convirtiendo la antigua parroquia en anexo y sala de la escuela. A principios de 1951 y en vista de las crecientes necesidades en Galveston, se asignó otro Oblato como pastor asociado.

En 1952 el provincial de los Oblatos se dio cuenta de que la población de origen mexicano se encontraba diseminada por toda la ciudad, excepto por dos colonias lejos de la iglesia. Los sacerdotes de la parroquia también eran responsables del hospital de la Marina y de los mexicanos en los diferentes hospitales de Galveston, que se había convertido en un importante centro médico. El provincial pensó que había probablemente 6000 personas de origen mexicano en la ciudad, pero sólo 800 asistían a la Misa dominical. Recomendó aumentar a tres las Misas dominicales y también preguntó si habría alguna objeción a dar un sermón en inglés los domingos.

La cuestión del sermón en inglés y la nota de la población diseminada indicó de nuevo la demografía de la parroquia oficialmente “nacional” o mexicana, que implicaba un reto. Más y más los mexicanos eran ya mexicano-americanos bilingües, nacidos en los Estados Unidos. Los anglos también asistían a la iglesia. En su reporte anual estadístico de 1958 a 1964, el Padre Jorge Green mencionaba constantemente que el inglés era el idioma principal utilizado por los feligreses; en 1963 anotó que ya no se necesitaba una parroquia nacional; y al año siguiente comentó que la parroquia debía convertirse en territorial. El nuevo pastor, el Padre Cornelio McNally, hizo la misma recomendación en 1965. Entre 1955 y 1965 las Misas dominicales aumentaron de tres a cinco y la asistencia fue de 1,100 a 2,000. Al crecer la feligresía, se realizó una nueva construcción en los ´50: un gimnasio donde los jóvenes podían entrenar para los torneos Guantes de Oro, un nuevo recibidor en la parroquia y cafetería y un nuevo edificio para la escuela. Esto se realizó a través de la ayuda continua de construcción de los hombres de la parroquia, eventos para recaudar fondos, como tamaladas de parte de las mujeres, y bazares por parte de todos.

A mediados de los ´60 comenzaron a haber algunas señales de peligro para el futuro, en quienes pudieron notarlas: los bautismos, que promediaban más de 100 al año, se redujeron a 65 en 1965 y los matrimonios de 16 a 6. En 1966 finalmente la parroquia fue cambiada a territorial. Sin embargo, los feligreses siguieron siendo mexicano-americanos en su mayoría: en 1972 la parroquia contaba con 800 familias, 80% mexicano-americanas y   20% de anglos. La escuela parroquial, aun a cargo de las Ursulinas, iba mejor que nunca, con casi el doble de estudiantes: 440 de 1965 a 1973. Pero para 1980 era evidente que la parroquia había entrado en un periodo de descenso. El número de familias se había reducido en 40% a partir de 1973 y la asistencia dominical y de estudiantes había bajado en un porcentaje similar, haciendo incierto el futuro de la escuela. Dentro del territorio de la parroquia, la población general era 50% afroamericana, 30% caucásica y 20% latina. El 6 de octubre de 1980 los Oblatos entregaron la administración de la antes parroquia nacional mexicana a los Franciscanos. Doce años después, la diócesis y los Franciscanos consolidaron la comunidad de Nuestra Señora de Guadalupe con la iglesia St. Patrick, la parroquia que había dado origen a la escuela y la capilla para mexicanos al iniciar el siglo.

Roberto E. Wright, o.m.i.