Nacimiento en: La Garde (Hautes-Alpes) Francia, Agosto 26, 1805.
Toma de hábito en: N. -D. du Laus, Agosto 2, 1821.
Oblación en: Aix, Noviembre 4, 1823 (No. 15).
Ordenación sacerdotal en: Marsella, Mayo 31, 1828.
Ordenación Episcopal­: Bytown (Ottawa), Julio 30, 1848.
Muerte en: Ottawa, Canadá, Febrero 8, 1874.

 

Bruno Guigues, a quien en ocasiones se añade el nombre  Eugenio, comenzó sus estudios en Gap, continuando en el seminario menor de Forcalquier. Ingresó al Noviciado Oblato en Notre-Dame du Laus, Hautes-Alpes, el 2 de agosto de 1821. Debido a su juventud, solo hizo su profesión religiosa en Aix-en-Provence el 4 de noviembre de 1823 y permaneció en Aix para sus estudios teológicos.

Siendo aún diácono, fue designado profesor de filosofía (1827-1828) y ecónomo (1827-1829) del seminario mayor de Marsella. Fue ordenado sacerdote el 31 de mayo de 1828, por el Obispo de Marsella, Carlos Fortunato de Mazenod. Poco después fue nombrado maestro de novicios en Saint-Just, cerca de Marsella, pero por cuestiones de salud tuvo que dejar el puesto y pasó algunos años en Notre-Dame du Laus y Aix. En 1834 el Padre Guigues se convirtió en el primer superior y pastor de Notre-Dame de l’Osier, Isère, mejorando el antiguo lugar de peregrinaje del mal estado material y espiritual en que lo encontró. Al mismo tiempo se dedicó a predicar retiros en las diócesis de Grenoble y Valence, y fue colaborador del periódico católico regional.

Superior de los Oblatos en Canadá
En 1844, después de diez años de dedicado servicio en los que se ganó la confianza de los obispos franceses, fue nombrado “visitador” o superior extraordinario en Canadá, donde los Oblatos habían trabajado desde 1841. Llegó a Longueuil el 18 de agosto de 1844 y sin demora, comenzó a trabajar en la organización de la Congregación. Durante su estancia en Longueuil envió misioneros a relevar a los sacerdotes seculares. Es por ello que visitaron a los amerindios de Saguenay y Témiscamingue. Posteriormente, en 1845, los Padres Alejandro Antonino Taché y Pedro Aubert salieron a la misión en Red River. El Padre Guigues también trató de enviar sacerdotes a Oregon. En 1847, el Padre Pablo Ricard, junto con tres sacerdotes y un Hermano salieron de Francia a esa misión. Además, los Oblatos trabajaban en algunas casas en los Estados Unidos. Al mismo tiempo que dirigía las actividades de los misioneros, el Padre Guigues fue Superior de la nueva comunidad de las Hermanas de los Sagrados Nombres de Jesús y María.

Obispo de Bytown
Los obispos de Canadá, dirigidos por el Obispo Bourget, no tardaron en notar las cualidades del Superior Oblato y le obtuvieron su nombramiento como Obispo de Bytown (Ottawa), el 9 de julio de 1847. No teniendo dominio del idioma inglés, pasó tiempo en la parroquia Saint-Colomban, en la diócesis de Montreal (actualmente en la diócesis Saint-Jérôme), para aprender el idioma, indispensable para su nuevo apostolado. Fue ordenado obispo por el Obispo Rémi Gaulin de Kingston, en la Catedral de Bytown el 30 de Julio de 1848.

El nuevo Obispo continuó guiando a la Congregación de los Oblatos, bajo el título de  “visitador extraordinario” hasta 1851, cuando lo sucedió el Padre Jacobo Santoni, quien sería Provincial de 1856 a 1864, reemplazado por el Padre Enrique Tabaret. Su responsabilidad no le impidió cuidar de cerca los asuntos de su vasta diócesis, con una población de treinta y cinco a cuarenta mil almas, de la cuales un gran porcentaje era protestante. Al llegar encontró una catedral inconclusa, tres Iglesias de piedra y cerca de quince capillas de madera. El clero de la diócesis estaba formado por siete diocesanos y siete Oblatos. De inmediato se puso a trabajar y a su muerte, había, 67 iglesias, 48 capillas y varias escuelas. Para entonces tenía 53 sacerdotes diocesanos y 37 Oblatos. En 1871 la población había llegado a 182, 171, de los cuales 96,548 eran católicos.

 

El Obispo tenía particular interés en los indios y los campos madereros. Incluso trató de tener un Vicariato apostólico para los indios en James Bay y Labrador, pero su plan no fue realizado sino hasta el siglo XX. El Obispo Guigues también dedicó esfuerzo a la tarea de colonización y con ese propósito, fundó una sociedad de colonización el 3 de septiembre de 1849, de la cual era presidente. La sociedad proveía de información útil a los colonizadores recién llegados y a lograr que el gobierno hiciera caminos y limpiara los terrenos. Escribió numerosas cartas a las diferentes autoridades. Deseaba que el clero se interesara en esa tarea, pero consideró que era “esencialmente para los laicos” y que su administración estaría mejor en manos de ellos. Para lograr éxito en su tarea, creyó más conveniente dirigir a los colonizadores de Quebec al área de Gatineau y a la región situada entre Rigaud y Bytown. “Será mejor comenzar así”, dijo, “pues los canadienses temen estar solos. Es mejor que tengan compañía”. En cuanto a los colonizadores irlandeses, les animó a establecerse entre Ottawa y el lago Huron.

Una de sus primeras preocupaciones fue la educación para los jóvenes. En septiembre de 1848 abrió un colegio y un seminario mayor en Bytown. En 1856 construyó un nuevo colegio, donde ahora se encuentra la Universidad de Ottawa. El Padre José Tabaret fue nombrado superior. La dirección de la escuela se encomendó a los Oblatos, quienes permanecieron hasta 1965. Hubo algunos sacerdotes salidos de su seminario, pero para cubrir todas las necesidades, tuvo que buscar en su diócesis de origen.

El Obispo Guigues era perspicaz. De inmediato notó el especial carácter bilingüe de su diócesis, facilitándolo en el ministerio y la enseñanza. También estuvo muy activo en aportar escuelas católicas y luchó por obtener justicia para los católicos y canadienses franceses.  Ofreció un curso gratuito en el colegio en Ottawa “para completar los estudios y obtener las cualidades necesarias para la enseñanza”. Presidió varias reuniones de ciudadanos, alentándolos a apoyar y defender las escuelas católicas y las francesas. Mantuvo relaciones con los obispos de Ontario, en especial el Obispo Armando de Charbonnel, y también con Ricardo Guillermo Scott, miembro de la Asamblea legislativa, para lograr una ley a favor de las escuelas separadas, que se hizo realidad en 1863. En sus cartas a Egerton Ryerson, superintendente de educación para Canadá oeste, condenaba las escuelas mixtas (escuelas comunes), que consideraba ser la mayor amenaza a la paz familiar y para el futuro de todo el país. También ayudó a las escuelas de Ottawa, otorgándoles préstamos de los recursos del Episcopado. Apoyó a las Monjas Grises, establecidas entonces en Ottawa y a su superiora, Elisabeth Bruyère, y trajo a Ottawa a los Hermanos de las Escuelas Cristianas y a las Hermanas de la Congregación de Notre-Dame, quienes establecieron un internado más adelante.

El Obispo Guigues era amigo de los pobres y abandonados. Apoyó establecer un refugio para ancianos e invitó a las Hermanas del Buen Pastor de Buffalo para venir y abrir una casa para protección de niñas pequeñas. También apoyó al Instituto Franco Canadiense de Ottawa, a la Unión Saint Joseph (que después sería la Unión de Canadá), el Instituto para jóvenes católicos irlandeses, el Círculo literario para Jóvenes Católicos y la Sociedad de Saint Vincent de Paul. El Obispo de Ottawa estaba seriamente preocupado por los intereses de la iglesia canadiense y asistió con regularidad a los consejos provinciales en Quebec. En 1870 asistió al Concilio Vaticano en Roma, donde recibió el título de Conde Romano. Varios de los capítulos generales de los Oblatos en Francia tuvieron el honor de su presencia. Tenía un gran apego a la iglesia universal, que le llevó a proponer un plan de apoyo para los Zoaves, cuando los Estados Papales fueron invadidos en 1867. A principios de 1860 sugirió que todos los obispos sostuvieran a uno o más Zoaves.

El Obispo Guigues era una persona dispuesta, con una rara energía, que tenía la habilidad de vencer obstáculos para lograr su propósito. Era sencillo, y hasta el fin de su vida siguió siendo pastor o sacerdote asistente. Era asiduo al confesionario en su catedral y a menudo predicaba y visitaba a los enfermos. Cada año hacía una gira por su diócesis y sus visitas eran verdaderos retiros, durante los cuales el obispo siempre estaba disponible para todos.

Gastón Carrière, o.m.i.