Nacimiento en Vieugy (Haute-Savoie), Junio 16, 1798
Toma de hábito en N.-D. de l’Osier, Octubre 22, 1847.
Oblación en Marsella, Noviembre 1°, 1849 (No. 267).
Muerte en New Westminster, British Colombia, Enero 9, 1880.

 

Gaspar Janin nació el 16 de junio de 1798 en Saint-Martin, municipio de Vieugy, diócesis de Annecy. Al principio era granjero, luego aprendió los oficios de armador de carruajes, albañil, hojalatero y era de mucha utilidad para sus vecinos. Hizo servicio militar de 1818 a 1829. Fue maestro y catequista en su municipio de Vieugy antes y después del servicio militar. Entró al noviciado de Notre-Dame de l’Osier el 22 de octubre de 1847, tomó votos en 1848 e hizo su profesión final el 1° de noviembre de 1849.

Vivió en Notre-Dame de l’Osier y Parménie algunos meses antes de ir a las misiones en  Oregon en 1849, llegando a Olympia, estado de Washington, en 1850. En 1852 fue enviado a la misión en Yakima, donde permaneció poco tiempo antes de ir a la misión Saint-Anne con los amerindios Cayuse del valle Walla Walla. En 1854 estuvo en Ahtanum. Regresó de nuevo con los Cayuse en la primavera de 1855, y de vuelta a la misión Saint-Joseph (Ahtanum) en 1856. Posteriormente estuvo en la residencia de Esquimalt, en la isla Vancouver (1859-1860), donde aprendió el idioma Chinook. Compuso himnos, oraciones y un pequeño diccionario en ese idioma.

En 1860 pasó algún tiempo en Fort Hope, British Colombia y trabajó un período corto en la construcción del colegio Saint-Louis, en New Westminster y acompañó al Obispo Luis D’Herbomez, Vicario apostólico de British Colombia, realizando trabajo manual en las misiones que el Obispo estableció en todas partes. Llegó a Port Rupert en 1873-1874 y vivió principalmente en la misión en Mission City.

Falleció en New Westminster, British Colombia, el 9 de enero de 1880 y está sepultado en el cementerio Oblato del lugar. Al envejecer, la mala salud le impidió trabajar como estaba acostumbrado, lo que le fue muy difícil. En 1866, el Padre José Fabre le escribió una carta muy alentadora, que el Hermano guardó como tesoro. Entre otras cosas, la carta dice: “Sé todo lo que ha hecho y lo que ha sufrido por nuestras queridas misiones del Pacífico. No ha escatimado nada y ha puesto su vida en peligro en muchas ocasiones… se ha convertido en uno de los miembros más meritorios de nuestra pequeña familia…. No piense que se ha vuelto inútil para la Congregación…; ¿acaso no sigue dando el buen ejemplo que siempre ha dado a sus hermanos? Seguirá haciendo mucho bien y se preparará para una buena muerte… Tenga valor, mi querido Hermano, valor y perseverancia.”

Yvon Beaudoin y Gastón Carrière, o.m.i.