Nacimiento en: Drummond, Irlanda, en 1823.
Toma de hábito en: Penzance, Diciembre 31, 1843.
Oblación en: N.-D. de l’Osier, Enero 1° 1845 (No. 132).
Ordenación sacerdotal en: Marsella, Septiembre 26, 1847.
Misionero en Ceylán:  1847-1882.
Salió de la Congregación en: Abril 1882

 

Luis María Keating nació en Drummond, Irlanda, en 1823. Comenzó su noviciado en   Penzance el 31 de diciembre de 1843 continuando en Notre-Dame de l’Osier, donde tomó votos el 1° de enero de 1845. Después de estudiar teología en el seminario mayor de Marsella por dos años y algunos meses, el Obispo de Mazenod lo ordenó sacerdote en Marsella, el 26 de septiembre de 1847. Algunos días después salió para Ceylán, en compañía de los Padres Semeria y Ciamin y del Hno. Gaspar de Steffanis. La opinión del Obispo Mazenod acerca de ellos fue que eran “modelos”. En una carta dirigida al Cardenal  Franzoni de Propaganda, fechada el 25 de septiembre de 1847, le dice que Keating era “un ángel en su apariencia y hábitos. Lo elegí de entre nuestros Oblatos irlandeses pues el idioma inglés es necesario en el país; puede ser intérprete y profesor de sus compañeros.”

Durante los primeros años en Ceylán, el P. Keating fue una preocupación constante para el Padre Semeria. Desde el principio escupía sangre y su salud era muy frágil. Más adelante, molesto de haber sido enviado a tal lejanía, se quejaba del calor excesivo y se rehusaba a aprender el idioma del país. Incluso amenazó con solicitar una dispensa de votos. En una carta al Padre Semeria el 17 de agosto de 1848, el Obispo de Mazenod habla de “la rebeldía e insubordinación del Padre Keating”, añadiendo “nunca habría pensado que este joven sacerdote, tan tranquilo en apariencia, podría causarle tanta preocupación. Ciertamente no es como todos sus compatriotas, que son modelos de puntualidad y obediencia.”

En sus cartas al Fundador, que están ahora desaparecidas, el Padre Semeria habla de la  extravagancia del Padre Keating y sus sueños de una perfección imaginaria. El Obispo de Mazenod lo consideró “algún tipo de loco” (carta del 3 de junio de 1851) y autorizó al Padre Semeria enviarlo de vuelta a Europa. El 26 de enero de 1854 escribió: “Si su condición es incurable, tiene los medios para enviarlo lejos. Es mejor que el desorden esté fuera que dentro.”

Gradualmente el Padre se adaptó a la situación. Fue enviado a Trincomalee, donde permaneció por treinta años como pastor de la gente y soldados irlandeses del área, mientras otro sacerdote trabajaba con los católicos ceilaneses. En su reporte al Padre Fabre en 1863, el Obispo Semeria escribió que los dos sacerdotes en Trincomalee estaban “ocupados catequizando, escuchando confesiones, visitando a los enfermos y prisioneros, ayudando a las dos congregaciones a sobreponer las diferencias que surgían entre los 2,000 católicos.” (Missions OMI, 1865, pp. 246-247).

El 22 de mayo de 1872, el Padre Pélissier escribió que el Padre Keating “siempre está de  mal humor. No se le puede contradecir en nada, ni acepta ninguna observación”. Le encontramos como capellán militar en Point Pedro en 1874-1875 y después en Jaffna en 1876-1877 y de nuevo en Trincomalee. En la visita del Padre Soullier en 1879, el Padre Keating exigió ver al visitador y “hablar con él de algo de lo que mi salvación eterna y perfección religiosa dependen en parte”. Deseaba unirse a los Trapenses.

Posteriormente escribió al Prefecto de Propaganda solicitando una dispensa de votos y cambios en la regla Oblata. El 12 de febrero de 1882, recibió respuesta del Cardenal  Simeoni, quien dio facultad al superior general de dispensarlo de sus votos, pero haciendo que le fuera obligatorio dejar el vicariato. Se rehusó a salir. El Obispo Bonjean perdió la paciencia con él y le dio quince días para decidir si deseaba permanecer como Oblato o salir de Ceylán. Mientras tanto fue dispensado de ejercer su ministerio.

El Padre Keating salió de Ceylán a fines de abril. En Le diocèse de Jaffna et les Oblats de M.I. (1845-1893), el Padre Batayron escribió (IV, pág. 218): “Fue causa de mucho dolor para los Oblatos ver al decano de su presencia en Ceylán, quien había llegado en 1847 con el Padre Semeria, dejar su espléndida vocación después de haberle sido fiel por 35 años. Supimos que al volver a Inglaterra obtuvo del gobierno británico un nombramiento como capellán de la naval, y creemos que fue por recomendación del Obispo Bonjean, quien siguió preocupándose por él.”

Yvon Beaudoin, o.m.i.