Nacimiento en Bédarrides (Vaucluse) el 12 de diciembre de 1812
Toma de hábito en N.-D. de l‘Òsier el 7 de diciembre de 1841
Oblación en N-D. de l’Osier el 8 de diciembre de 1842 (nº 103)
Ordenación sacerdotal en Marsella el 27 de agosto de 1843
Muerte en Diano Marina el 29 de abril de 1903.

Pedro José Nicolas nació en Bédarrides, diócesis de Aviñón, el 12 de diciembre de 1812. Realizó todo el ciclo de estudios en los diversos establecimientos de Aviñón, y luego fue nombrado profesor en el seminario menor de esa ciudad en espera del sacerdocio. Durante las vacaciones de un año escolar hizo una peregrinación a Notre-Dame de Lumières y decidió entrar en los Oblatos de María Inmaculada. Tomó el hábito en Notre-Dame de l’Osier el 7 de diciembre de 1841 con 29 años de edad. Profesó el 8 de diciembre de 1842 y fue ordenado por Mons. de Mazenod en Marsella el 27 de agosto de 1843.

Al parecer, pasó en l’Osier el año escolar 1842-1843, estudiando teología mientras era profesor de dogma para algunos escolásticos. Durante el verano de 1843 Mons. de Mazenod decidió mandarlo a enseñar dogma en el seminario de Ajaccio para reemplazar al P. Carlos Bellon. Se hizo rogar para partir y aceptó a condición de volver a pasar las vacaciones de verano en el continente. El Fundador asintió, pero escribió al P. Ambrosio Vincens el 20 de julio: “Si los hombres fueran como deben ser, no tendría yo que andar con tantas precauciones…”

El P. Nicolas quedó en Córcega de 1843 a 1847. Fue apreciado por el P. Noel Francisco Moreau, pero el P. Juan José Magnan, nombrado superior del seminario en 1846, pidió al superior que reemplazara al P. Nicolas por otro profesor, “a causa de la salud y de otras cosas…” Durante su estancia en Ajaccio el Padre recibió algunos reproches del Fundador. Primero, porque no escribía. “Esa negligencia me da la medida de su afecto. Es siempre algo para saber a que atenerse” (Carta al P. Moreau, 30-4-1844). Mons. de Mazenod encontró también al profesor de dogma muy apegado a sus ideas: “Me gustaría verlo, escribe igualmente al P. Moreau el 20 de febrero de 1844, más moderado y bastante humilde para persuadirse de que las opiniones de los otros valen como las suyas. Su manera de hacer tiene algo de testarudez y le lleva al error”.

Al dejar Ajaccio, el P. Nicolas fue enviado a la nueva casa de misioneros en Limoges. El Fundador lo manda ahí sin convicción, a petición del P. Hipólito Courtès, superior-fundador de esa casa. Escribe a éste el 7 de febrero de 1848: “El P. Nicolas es ciertamente un hombre que tiene talento, pero es poco aficionado a la confesión y luego ¿no conoces el fanatismo de sus principios políticos? Tengo miedo de que se emancipe en ese campo y que te cause algún disgusto. Además tiene ideas propias sobre la moral e incluso yo diría que también sobre el dogma que explica a su modo, manteniéndose sin duda en el ámbito católico, pero con ideas suyas, lo que hizo decir al arzobispo de Reims, a quien yo hablaba de él, que no se hacía poesía en teología”.

En esa casa el P. Nicolas se encontró con algunos jóvenes predicadores brillantes (los PP. Melchor Burfin, Carlos Baret y Carlos Fernando Gondrand) a quienes el Fundador permitió predicar advientos y cuaresmas. Ante sus éxitos, Mons. de Mazenod escribió al P. Nicolas el 25 de marzo de 1850: “Me habla usted de Padres que logran agradar con sus predicaciones, me falta saber si sus predicaciones convierten a muchos pecadores, eso es lo que yo querría que se me dijera”.

De 1850 a 1854 el P. Nicolas es profesor de Sagrada Escritura en el seminario mayor de Marsella, y también en 1851 y 1852 da clases a los padres jóvenes que siguen dos cursos de “altos estudios” en el Calvario. En 1854-1855 enseña Sagrada Escritura y elocuencia en el seminario mayor de Romans. Después reside en Notre-Dame de la Garde en Marsella hasta el capítulo de 1861, pero va con frecuencia a Notre-Dame de Lumières, sobre todo en el verano y también durante el año para predicaciones en la diócesis de Aviñón. Forma parte de la comunidad de N.-D. de Lumières de 1862 a 1867. Dirige el canto o acompaña en el órgano cuando está en casa, pero no cesa de predicar. En 1868 recibe la obediencia para la casa de Aix, donde permanece hasta 1903, durante 35 años.

El P. Nicolás estaba bien dotado para la predicación, la enseñanza y la música. Predicó mucho y hasta el fin de su vida. Leemos en su nota necrológica: “Su elocuencia estaba llena de fuego, de espontaneidad, de intuiciones poéticas y del todo nuevas, a la vez que se apoyaba en una doctrina sólida y en la más sana teología; por eso le ganó en poco tiempo una fama muy legítima. Le valió también cálidas y perseverantes amistades, especialmente la de Monseñor Gay, auxiliar de Poitiers … y la de Mons. Berteaud, obispo de Tulle, el brillante improvisador, el poeta celeste de la teología. Esta última amistad fue el gran honor de la vida del P. Nicolas; ella le valió el ir a menudo a Tulle, ya como predicador, ya como amigo, el acompañar al digno obispo en sus giras diocesanas, y el ser elegido por él como su teólogo en el concilio Vaticano”.

Como profesor “tenía, escribe Mons. Ricard (uno de sus alumnos), el don de lanzar una clase. Sabía dar a las inteligencias medianas explicaciones que les ayudaban a comprender, mientras que abría horizontes vastos y elevados a las inteligencias más afortunadas”.

El P. Nicolas era también músico. Enseñó canto a los júniores de Notre-Dame de Lumières, dirigía el canto en las peregrinaciones, tocaba el órgano y compuso muchas canciones para las misiones parroquiales. En 1885 publicó un Recueil de cantiques rhytmés, (París, Lethielleux, 440 p.).

En 1903, a la edad de 91 años, tuvo que dejar Aix con los otros padres y hermanos de la comunidad, echados cuando la expulsión de los religiosos. Se le envió a Italia, a la casa de Diano Marina. Tres días después de llegar expiró casi repentinamente el 29 de abril de 1803.

En 1902, con ocasión de sus 60 años de oblación, celebrados modestamente en Aix, a causa de las circunstancias políticas, la revista Missions OMI le dedica estas pocas líneas publicadas en un diario de Aix: “Su vida, de una prodigiosa actividad, se resume en la enseñanza profesoral de la teología y la predicación apostólica; esta última sobre todo. Pero nunca el profesor, de ideas substanciales, profundas y sublimes, dejó solo al misionero, siempre tan ardiente como elocuente y popular… Está en Aix desde 1867. Treinta y cinco años de vida entre nosotros, le dan un derecho de ciudadanía, del que estamos legítimamente orgullosos. Con ese derecho, saludamos en él el ejemplo de todas las virtudes religiosas; la elocuencia llevada a un raro grado de perfección; el arte musical en una expansión magnífica a chorro continuo; la poesía cantada, disciplinada por una precisión que duplica su encanto y su expresión…”

YVON BEAUDOIN, O.M.I.