Congregación fundada en Carignano (Turín) en 1816. Forzada a disolverse hacia 1820, se reconstituyó en Pinerolo (Turín) en 1826. El sacerdote G.B. Reynaudi empezó agrupando a algunos sacerdotes en Carignano en 1816. Por consejo del teólogo Luis Guala, pidió a Lanteri que tomara la dirección. El instituto tenía como fines los ejercicios espirituales al clero, las misiones parroquiales según el método de san Ignacio, la formación del clero, la absoluta fidelidad a las directrices de la Santa Sede, etc.

Los Oblatos de María Virgen obtuvieron la aprobación diocesana el 13 de noviembre de 1816. Mons. Columbano Chiaverotti, arzobispo de Turín de 1818 a 1840, de tendencia rigorista, entró en conflicto con los misioneros que seguían la teología moral de san Alfonso. El arzobispo se opuso también a la aprobación pontificia y Lanteri entonces disolvió el Instituto.

En noviembre de 1825, el P. de Mazenod lo encontró en Turín y se planteó la cuestión de unir a los dos grupos de misioneros. Pero los pocos sacerdotes que quedaban ligados a Lanteri rehusaron la unión (cf. artículo Lanteri). Mons. Pietro Rey, obispo de Pinerolo, aceptó en su diócesis al instituto que se reconstituyó en 1826 y obtuvo la aprobación pontificia el 1 de setiembre del mismo año.

La Congregación se desarrolló al principio bastante rápidamente con algunas casas de misioneros, la dirección del santuario de la Consolata en Turín y misiones en Birmania. Sin embargo, las leyes subversivas del Piamonte en 1854 y las persecuciones del gobierno birmano, detuvieron ese progreso. Los oblatos nunca han pasado de doscientos en Italia y en algunos países de Europa y de Sudamérica.

YVON BEAUDOIN, O.M.I.