Eugenio de Mazenod emplea el nombre “oblato” en su primera carta al abate Tempier, el 9 de octubre de 1815. Le dice, entre otras cosas: “Viviremos juntos […] bajo una regla que adoptaremos de común acuerdo, tomando los elementos de los estatutos de san Ignacio, de san Carlos para los Oblatos, etc.” Antes de que su tío Fortunato le traiga de Palermo las Constituciones y Reglas de los Redentoristas, para persuadirle a aceptar la sede episcopal de Marsella, Eugenio le escribe el 6 de setiembre de 1817: “Tendrá usted en mi comunidad verdaderos oblatos, dispuestos a todo bien”.

Después del Capítulo general de 1818, de acuerdo con las Reglas, se dio el nombre de oblatos a los profesos destinados al sacerdocio; pero en su correspondencia el Fundador designa a los escolásticos con ese nombre por primera vez, al parecer, en una carta al P. Sumien el 18 de marzo de 1823, que empieza así: “Los tiernos sentimientos de nuestros queridos oblatos…” La palabra ‘oblato’ se usó luego comúnmente para designar a los miembros de la Congregación a partir de 1825, tras la fundación de la casa de Nîmes en el Languedoc, en marzo de 1825 y el viaje del Fundador a Roma en 1825-1826. En efecto, en la primavera de 1825, se decidió cambiar el nombre de Misioneros de Provenza por el de Oblatos de San Carlos, y luego en Roma, en diciembre de 1925, el P. de Mazenod prefirió dar a la Congregación el nombre de Oblatos de la Santísima e Inmaculada Virgen María.

Las Reglas compuestas por el Fundador en 1818 emplean el término ‘oblación’ para designar la profesión religiosa que entonces era perpetua, al finalizar el noviciado, salvo para los hermanos coadjutores. Es una traducción directa de la palabra oblazione tomada de Alfonso de Ligorio. En una carta de Roma al P. Tempier el 18 de diciembre de 1825 , el P. de Mazenod escribe también que el Papa León XII concede “una indulgencia plenaria para el día de la oblación y para el aniversario de la oblación”.

Después de la aprobación pontificia de la Regla en 1826, el Fundador da a cada profeso un número progresivo de oblación. El mismo toma el número 1, y el P. Juan María Le Jacq, el último que profesó antes de la muerte del Fundador, el 19 de mayo de 1861, recibe el 546. En realidad hubo 572 oblaciones perpetuas en vida del Fundador, porque en la lista se omitieron los nombres de los que habían salido antes de 1826 y algunos otros, sobre todo misioneros en el Norte de Canadá, cuyos nombres no se habían enviado a la administración general.

YVON BEAUDOIN, O.M.I.