Entre las diferentes misiones en el extranjero que aceptó el Obispo de Mazenod para la Congregación, las de Oregon y Algeria no tuvieron éxito. Solo algunos misioneros fueron enviados a ellas y permanecieron por algunos años, sin lograr muchas conversiones.

Aceptación de la misión de Oregon (1846)
En 1845 y 1846 se solicitaron misioneros para Oregon: la primera de parte del Arzobispo Norberto Blanchet de Oregon (quien pasaba por Marsella) al Obispo de Mazenod y la siguiente al Padre Bruno Guigues, superior de los Oblatos en América, de parte del Obispo Magloire Blanchet, hermano del primero, quien fue nombrado Obispo de Walla Walla en 1846.

La respuesta del Obispo de Mazenod al Arzobispo Blanchet fue negativa y aceptada para el Obispo Blanchet, debido al compromiso hecho por el Padre Guigues. En esa época Oregon incluía los estados actuales de Oregon y Washington. Desde el punto de vista eclesiástico, estaba anexado a British Colombia. En el capítulo general de 1850, Oregon fue convertido en un vicariato de misión.

Misioneros enviados entre 1847 y 1860
Para esta misión, el Fundador eligió como superior al Padre Pascual Ricard (1805-1862). Le acompañaron los escolásticos: Jorge Blanchet (1818-1906), E. Casimiro Chirouse (1821-1892), F. J. Carlos Pandosy (1824-1891) y el Hermano Celestino Verney (1814-1889). Habiendo zarpado de Havre el 14 de febrero de 1847, no llegaron a Walla Walla sino hasta el siguiente 5 de septiembre. El 2 de enero de 1848, el Obispo Blanchet ordenó sacerdotes a los escolásticos Chirouse y Pandosy. El Hermano Jorge Blanchet permaneció como tal por largo tiempo, hasta ser ordenado al sacerdocio el 1° de noviembre de 1892.

El segundo grupo de misioneros partió en 1849: el Padre Luis D’Herbomez (1822-1890), los Hermanos Gaspar Janin (1798-1880) y Felipe Surel (1819-1908). Se embarcaron del puerto de Marsella el 29 de noviembre con destino a San Francisco, adonde llegaron el 19 de julio de 1850. El 30 de agosto llegaron a Olympia, donde les esperaba el Padre Ricard. En una carta del 17 de noviembre dirigida al Padre Ricard, el Fundador le informó de dichas obediencias, comentando que el Padre D’Herbomez “era una persona cumplida… mi intención es que fuera su primer consejero y pudiera hacer todo lo necesario, si usted llegara a enfermar, o incluso, Dios no lo permita, fallecer. Siempre puede confiar en él. Es una persona muy confiable y muy reservado.”

Un tercer grupo salió en 1854: los Padres Pablo Durieu (1830-1899) y Pedro Richard (1826-1907), acompañados del Hermano Leo Waymaere, quienes zarparon de Liverpool el 7 de septiembre de 1854, llegando a San Francisco el 2 de noviembre y a Olympia cuatro semanas después.

Había otro Oblato, el doceavo, trabajando en Oregon: Francisco Jayol (1824-1907). Llegó como sacerdote diocesano e ingresó con los Oblatos en Olympia, haciendo su noviciado en 1849. Trabajó en el lugar hasta 1860, en que fue enviado a British Colombia. Otros tres Oblatos recibieron su obediencia para la misión en el vicariato de Oregon, pero siempre trabajaron en British Colombia: H. T. Lempfrit (1803-1863), León Fouquet (1841-1912) y Carlos Grandidier (1835-1884).

Misiones con los Yakima
El obispo de Walla Walla pidió a los Oblatos iniciar una misión con los amerindios Walla Walla y Yakima. A principios de 1847 construyeron una capilla de madera y una casa en el delta de los ríos Yakima y Colombia, dedicando la misión a Saint Rose of Lima. Los Padres Chirouse y Pandosy quedaron a cargo de la misión, mientras que el Padre Ricard se reunió con el Arzobispo Blanchet en Oregon City y en 1848, hizo una fundación en la ribera sur de la bahía Puget Sound. El lugar para la misión Saint Rose resultó inadecuado debido a la falta de madera para construcción y de tierra cultivable. Además, no había campo amerindio en el lugar, por lo que los Oblatos no permanecieron mucho tiempo.

A partir de 1848 y 1849, los Padres Chirouse y Pandosy, junto con los Hermanos Blanchet y Verney, fundaron otras tres misiones aproximadamente a 50 km de distancia entre ellas “a solicitud de los jefes de las pequeñas tribus Yakima, cada una con 150, 200, 300 personas como máximo” según escribió el Padre Ricard al Padre Faraud, el 10 de febrero de 1852. En cada lugar los misioneros construyeron una sencilla capilla. Al llegar a la región, “no había parroquia, misión, capilla ni casa. Eran tierras donde nunca se había cultivado, siendo nuestros Padres los primeros en ocuparlas”, según palabras del Padre Ricard (carta al Obispo de Mazenod, Diciembre 1°, 1854).

Los nombres que se dieron a estas misiones fueron: Immaculate Conception, Saint Joseph y Holy Cross. En 1848 comenzaron las misiones Immaculate Conception (ésta a petición del jefe Owhi) localizada cerca del río Mnassatas al noroeste de Saint Rose, en dirección a Olympia y la misión Saint Joseph en Simcoe, valle del río Simcoe, que fluye al Yakima, fundada a solicitud del jefe Kamiakin. En 1852 esta misión se mudó cerca del río Ahtanum y cercana al campo del jefe Kamiakin. El Padre  D’Herbomez vivió ahí de 1851 a 1854, acompañado del Padre Pandosy. Había una granja, cultivada por los Hermanos Verney y Surel. El Padre Durieu reemplazó al Padre D’Herbomez a fines de 1854 y hasta 1856. La misión Holy Cross fue fundada en 1849, a medio camino entre Saint Rose e Immaculate Conception.

Los Padres Chirouse y Pandosy, con la ayuda del Hno. Verney trabajaron en dichas misiones viajando mucho, antes de la llegada del Padre D’Herbomez y de los Hermanos Surel y Janin, El 18 de febrero de 1859, el Padre Ricard escribió al Padre Faraud: “Los Padres Chirouse y Pandosy se encuentran con los Yakima, a cerca de cuarenta leguas de aquí. Una cadena montañosa cubierta de nieve hasta junio, nos impide hacer más de una visita cada año. Hablan el Walla Walla bastante bien; el idioma Yakima es algo diferente del Walla Walla.”

Misión con los Cayuse
En 1852 el Padre Chirouse fue con los Cayuse, cerca del río Umatilla, al sur del río Colombia. Esta misión, dedicada a Saint Anne, había sido fundada en 1847 por el P. J. B. Brouillet, quien la dejó poco tiempo después, debido al inicio de la guerra entre los Cayuse y los amerindios de una misión protestante. Con la ayuda de los Hermanos Verney y Janin, construyó una casa-capilla. El Padre Richard llegó al lugar a fines de 1854 o principios de 1855. A principios de 1853, el Padre Chirouse fundó otra misión a casi 50 km del río  Umatilla, dedicada a Saint Rose, en recuerdo de la primera misión en la región. Se hizo amigo del jefe Cinco Cuervos, que era católico y frecuentaba la iglesia.

La Guerra
En 1855-1856, estalló una guerra entre los americanos y amerindios Yakima y Cayuse, viendo estos últimos con malos ojos a los colonizadores que llegaban. En 1855 se firmó un tratado para la compra de tierras y el establecimiento de reservaciones. Ninguno de los firmantes respetó mucho el tratado. Los amerindios sintieron que las restricciones a su libertad eran insoportables, asesinando al Sr. Boulon, agente del gobierno de los Estados Unidos, dando inicio a una guerra que fue particularmente violenta en los años de 1855-1856.

Al principio los Oblatos siguieron a los amerindios que estaban ocultos. El 18 de noviembre de 1855, el Padre Chirouse escribió: “todo el país está en guerra”. Las misiones fueron destruidas, en especial por el ejército, que acusaron a los misioneros católicos de suministrar armas a los amerindios. En 1856-1857, los Padres y Hermanos se refugiaron con los Jesuitas en Colville. En su reporte al capítulo general de 1856 respecto a Oregon, el Fundador escribió: “La misión con los Yakima y los Cayuse estaba prosperando al estallar la guerra entre los norteamericanos y los pueblos nativos, que devastó y llevó la ruina a esas dos misiones, poniendo a nuestros Padres en riesgo de muerte. Apenas pudieron escapar al buscar refugio apresuradamente en la misión cercana de los Padres Jesuitas, quienes nos complace decir, los recibieron con caridad fraterna” (sesión del 7 de agosto).

El Padre Pandosy no regresó con los Yakima sino hasta principios de 1858, aceptando ser capellán del ejército de los EU. Otros sacerdotes volvieron en 1857-1858. De acuerdo a las órdenes recibidas de Marsella, el Padre D’Herbomez, nuevo superior Oblato después de la partida del Padre Ricard, llamó a todos los misioneros que se encontraban con los Yakima y Cayuse en 1858 y los envió a British Colombia. En una carta del 20 de abril de 1858, el Padre Casimiro Aubert menciona: “El consejo general (realizado después de Pascua) reconoce haber más que suficiente razón para no retomar la misión con los Yakima y los Cayuse… Con la amenaza de un nuevo estallamiento de la guerra en cualquier momento, no es posible realizar un trabajo serio… Se trata de algo que se ha detenido definitivamente y no hay forma de dar marcha atrás. No podremos retomar la misión con los Yakima y Cayuse, que nuestros Padres se han visto forzados a abandonar debido a las circunstancias.” Los Padres Chirouse y Richard ya se encontraban en Olympia en 1857. El Obispo de Mazenod ha solicitado vayan ahí “para que reciban todos los beneficios de una vida en comunidad, al menos por algún tiempo, y se empapen nuevamente de la vida interior y de la práctica de las tareas religiosas” (Carta al Padre Ricard, Noviembre 15, 1856).

Misiones en la bahía Puget Sound
En la primavera de 1848 el Padre Ricard estableció su residencia en la ribera sur de la bahía Puget Sound, arquidiócesis de Oregon City, en el lugar conocido como Priests Point, a casi 6.5 km de New Market. Encomendó su misión a la protección de Saint Joseph. El pueblo de Olympia, el más cercano a Priests Point, se desarrollaba rápidamente en esa época y la misión fue conocida como Saint Joseph de Olympia. El Padre Ricard estuvo en el lugar de 1848 a 1857. Normalmente sus compañeros residentes eran el Hermano Blanchet, procurador para el vicariato de la misión, el Padre Jayol, quien hizo su noviciado en 1848-1849 y el Padre D’Herbomez de 1850 a 1851 y de nuevo de 1854 a 1857. Los Padres tenían una capilla para los blancos en Olympia y para los amerindios en Priests Point. El Padre D’Herbomez, llegó primero como visitador y después como vicario de misiones, cuando el Padre Ricard fue a Esquimalt en British Colombia en 1858. El Padre Jayol permaneció en Olympia hasta 1860.

De 1855 a 1857 el Padre D’Herbomez realizó muchos viajes misioneros en el área de  Puget Sound, siendo bien recibido por los amerindios. En 1858 envió a los Padres Chirouse y Durieu a la misión Saint Francis Xavier en Tulalip, una reservación amerindia de la tribu Snohomish, al norte de la bahía. El Padre Chirouse y algunos Padres y Hermanos vivieron ahí hasta 1878. También trabajó en otras cuatro reservaciones y fue agente de los amerindios de 1871 a 1876.

Obstáculos para la evangelización en Oregon
Las primeras dificultades encontradas en Oregon provinieron de los misioneros mismos. El Padre Ricard era un hombre santo, valeroso y con buena voluntad, pero era relativamente mayor y débil, por lo que a menudo se encontraba enfermo. Cuando el Fundador lo llamó de vuelta a Francia en 1857, el Padre Ricard escribió una penosa carta al Padre  Pandosy: “Al salir de Marsella hace diez años y cuatro días, me encontraba bastante débil, pero usted, Padre Chirouse, el Hermano Blanchet y el Hermano se encontraban conmigo y por así decirlo, me llevaron en sus brazos. Mi regreso solo será bastante difícil.” ¡Qué triste pensamiento! Añadió que había solicitado que alguien “tomara su lugar y fuera mejor”, pero nunca haber solicitado ser enviado de vuelta. Había deseado morir en alguna misión como Saint Francis Xavier. Los Padres Chirouse y Pandosy, al principio solos con los Yakima, tenían opiniones diferentes y vivieron separados, cada uno en su misión (carta de Ricard a Faraud, Febrero 10, 1850). El Padre Ricard informó de ello al Fundador, quien respondió el 10 de enero de 1849: “Es muy penoso escuchar que los dos jóvenes Padres no congenian, como debe ser en los buenos hermanos, en especial cuando se encuentran tan lejos de su padre común. ¡Oh! Eso es sencillamente intolerable.” Los Hermanos también preocupaban a sus superiores. El Hermano Blanchet permaneció casi todo el tiempo con el Padre Ricard en Olympia. Ya en 1851 estaba “desalentado” (Carta de De Mazenod a Ricard, Agosto 13, 1851). En 1856 el Padre Ricard comentaba “era una buena persona, pero extremadamente perezoso” (carta de Ricard a Faraud, Junio 2, 1856). Los Hermanos Surel y Janin, al ver que los Padres habían recibido del gobierno una porción de tierra como primeros colonizadores, querían también recibir algo a su nombre. Poco después de su llegada en 1851, escribieron al Fundador solicitando ser separados de los Padres y ser independientes, pues temían no tener recursos cuando envejecieran. (Carta de C. Aubert al Padre Ricard, Marzo 20, 1853). El Obispo de Mazenod les aconsejó no preocuparse por el futuro y sobre todo, no albergar pensamientos de apostasía “¿Por qué desean les autorice ser propietarios, lo que es contrario a sus votos? ¿Es posible que el demonio de la avaricia se haya alojado en sus corazones como hizo en el de Judas? ¿Y es por tan miserable interés que uno de ustedes ha solicitado ser dispensado de sus votos? … ¡Es igual decir que desea irse al infierno!” (Carta de De Mazenod a los Hermanos Surel y Janin, Marzo 11, 1852).

Otra de las dificultades era la pobreza y los malos entendidos entre el Padre Ricard y el Obispo Magloire de Walla Walla, quien deseaba tratar a los Oblatos como si fueran sacerdotes diocesanos. Antes que nada, el Obispo no ocultaba su disgusto de que el Padre Ricard se estableciera en Olympia, en la diócesis de Oregon City, cuando los Oblatos habían sido enviados para la diócesis de Walla Walla. Además, deseaba ser el único en recibir fondos de la Sociedad para la Propagación de la Fe e insistía en que todas las propiedades pertenecían a la diócesis y no a los Oblatos. Al no poder llegar a un acuerdo con el obispo, en 1852 el Padre Ricard sugirió al Fundador salir de Walla Walla. La Congregación de Propaganda no estuvo de acuerdo (carta del Obispo de Mazenod a Ricard, Mayo 12, 1853). La intervención del Obispo de Mazenod logró que “los Oblatos continúen tratando con la Propagación de la Fe para solicitar ayuda… especialmente para sus alimentos y sustento y para el mantenimiento de una casa central, que los obispos acordaron debe existir en cada diócesis, como propiedad exclusiva de la Congregación de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada”. Sin embargo, las estaciones ocupadas por los Padres “pertenecen por derecho a la diócesis” (carta del Obispo de Mazenod al Obispo Blanchet, Diciembre 1853). Los malos entendidos continuaron y el Padre Ricard sugirió que al menos ya no se realizaran fundaciones en la diócesis del Obispo Magloire Blanchet (carta de Ricard al Obispo de Mazenod, Octubre 20, 1854).

La mayor dificultad fue la guerra, al principio entre los americanos y los Cayuse en 1848 y después la más generalizada entre los americanos y los amerindios Cayuse y Yakima en 1855-1858. Precisamente debido a las batallas, el Padre D’Herbomez decidió dejar la región y enviar a los Padres y Hermanos a British Colombia.

Había pocas conversiones de los amerindios. El Padre Ricard escribió en 1858: “Los Padres  Chirouse y Pandosy bautizaron algunos adultos pero los jefes no aceptan el bautismo. Desean contar con un misionero pero no cambiar su forma de vida” (carta de Ricard a Faraud, Enero 10, 1852). Por su parte, el obispo de Mazenod escribió: “Lo que realmente me entristece es la poca esperanza que estos pueblos nos dan… ¿Vale la pena sacrificar a tantos buenos misioneros para lograr casi nada?” Parece que con los Yakima de 1847 a 1858 hubo solo 160 bautismos (Missions OMI, 1862, pág. 119). En Olympia, el Padre  Ricard dijo que los amerindios de la región eran “idólatras hasta el fondo de su ser” (carta del 8 de enero de 1850). Sin embargo, hubo 3,811 bautismos en Puget Sound entre 1848 y 1868 (Waggett, pág. 30). En sus cartas al Obispo de Mazenod, el Padre Ricard habla casi exclusivamente de dificultades. Sin embargo, el 13 de enero de1857 escribió: “El cielo, en su bondad es prodigioso con el consuelo que no nos atrevíamos a esperar. Es notoria la mano de la Providencia. Nosotros mismos nos sorprendemos con la maravillosa gracia que vemos ante nuestros ojos y los protestantes están aún más sorprendidos. Todos los días llegan a nosotros nuevos grupos de nativos para escuchar la palabra de Dios y llenarse de  vida espiritual al recibir los sacramentos, a pesar de un metro de nieve….”

Yvon Beaudoin, o.m.i.