1. En Oregón (1847-1857).
  2. En Francia de 1857 a 1862.

Nacimiento en Allauch (Bocas del Ródano), el 16 de mayo de 1805.
Toma de hábito en Marsella, el 28 de octubre de 1827.
Oblación en Marsella, el 1 de noviembre de 1828 (nº 34).
Ordenación en Friburgo, Suiza, el 26 de junio de 1831.
Muerte en Notre Dame de Lumières, el 9 de enero de 1862.

Pascal Ricard nace en Allauch, diócesis de Marsella, el 16 de mayo de 1805, hijo de Marie-Anne Michel y de Jean-Pierre Ricard, propietario. Conoce a los oblatos durante la misión que predican en su ciudad en noviembre-diciembre de 1824, los padres Suzanne, Albini, Jeancard y Marcou. El padre Suzanne hará el retorno de misión un año después. Tras terminar su estudios clásicos, Pascal comienza su noviciado en el Calvario, Marsella, el 28 de octubre de 1827, con el padre Hippolyte Guibert como maestro de novicios. Hace su oblación el 1 de noviembre de 1828. Estudia a continuación la Teología en el Seminario de Marsella y más tarde, en otoño de 1830, en Billens, Suiza, donde los novicios y escolásticos fueron enviados tras la Revolución de Julio. Fue ordenado sacerdote en Friburgo el 26 de junio de 1831 por Mons. Pierre-Tobie Yenni.

Antes de partir para Suiza, tras la toma de Argelia por el ejército francés, a comienzos de julio de 1830, Pascal Ricard solicita al Fundador ser enviado como misionero. El padre de Mazenod, en reposo en Suiza, escribe entonces al padre Tempier, el 26 de julio: “Le ruego que diga al hermano Ricard que su carta me ha causado un gran placer; que se quede tranquilo al esperar los momentos de Dios. El Señor nos manifestará su voluntad cuando le plazca, nosotros procuraremos secundar sus designos” (Letters to the Oblates of France, 1826-1830, Oblate Writings I, vol. 7, no. 349, p. 200-201).

El superior de Billens fue el padre Vincent Mille, más joven que el padre Ricard, aunque ordenado sacerdote en junio de 1830. En el verano de 1831, solicita que éste sea su “segundo” en la instrucción de los escolásticos. A comienzos de 1833, los novicios y los escolásticos regresan a Francia. Algunos padres, entre ellos el padre Ricard, se quedan en Suiza como misioneros. El Fundador piensa por unos momentos en llamarle en 1837, pero cambia de idea; escribe en su diario el 25 de febrero: “El vacío que dejará el padre Ricard en una comunidad poco numerosa y en un país que conoce bien y donde es conocido tras muchos años, será demasiado notorio y producirá un efecto negativo”.

Mons. de Mazenod y el padre Tempier hacen una visita a Suiza en el verano de 1837 y deciden cerrar esta casa. Se acepta la dirección del santuario de Notre Dame de Lumières. El padre Ricard es enviado como misionero y permanece allí hasta comienzos de 1847. Entonces, en 1847, dicha casa se convierte al mismo tiempo en juniorado; el padre Ricard es nombrado superior, cargo que ocupará seis años. En su noticia necrológica, el padre Joseph Fabre escribe: “En 1841, nuestro querido padre venía de fundar en Notre-Dame de Lumières el juniorado. Se ocupaba de comunicar a los jóvenes en la más temprana edad el amor y el espíritu de nuestra querida familia; era necesario a esos niños un padre y un modelo: el padre Ricard fue designado para ser lo uno y lo otro; tenía para ello todas las cualidades necesarias. Aquellos que lo vieron en medio de esta familia, tan devota, tan dócil, podrán decir que se hacía todo para todos, ganándose los corazones por su solicitud, sometiendo las voluntades por su dulzura y sus bondades…”

En Oregón (1847-1857).
A finales de 1846, Mons. Magloire Blanchet, obispo de Walla Walla, Oregón, solicitó misioneros a Mons. Guigues y a Mons. de Mazenod. Éste acepta enseguida enviar cinco oblatos, con el padre Ricard como superior. El 8 de enero de 1847 le hace parte de sus decisión en los siguientes términos: “Es otra cosa bien distinta, mi querido padre Ricard, al cobertizo y la sala de recreación para Lumiéres. Eres designado a funciones más altas que las de arquitecto o albañil. Mons. Blanchet, obispo de Walla Walla, hermano de Mons. el arzobispo de Oregón, quiere confiar a nuestra Congregación su interesante misión; desea que los padres de nuestra sociedad colaboren con él en extender el Reino de Jesucristo en las regiones confiadas a su solicitud. Por este acto de predilección, las obras de la Congregación abarcarán de uno a otro mar y, nos desplegaremos comunicándonos por allí desde el Canadá a Estados Unidos. La nueva diócesis de Walla Walla se encuentra en un muy bello país donde, sobre todo, la cosecha de almas será muy abundante. Me falta poner a la cabeza de esta misión un hombre maduro y de experiencia que pueda servir al nuevo obispo, que ya es nuestro amigo, como religioso seguro y de buen consejo por cuanto que, por el momento, nuestros padres constituyen casi todo su clero. Por mi parte, necesito confiar la dirección de los nuestros a uno de los antiguos de la familia, en el que pueda apoyarme totalmente, por cuanto que ha de ser colocado a tan gran distancia de mí junto con miembros escogidos de nuestra sociedad. Así pues, mi querido padre, esto es a lo que lo llama la divina Providencia…” (Letters to North America, 1841-1850, Oblate Writings I, vol. 1, no. 74, p. 147-148).

Los misioneros parten de Marsella el 22 de enero de 1847. Dos días después, el Superior General anuncia a Mons. Guigues dicha partida y le explica por qué ha escogido al padre Ricard: “Para fundar la misión de Oregón, misión tan lejana y tan difícil, me hace falta un “alter ego”. Ha de tener virtud, sentido común, amor por la regularidad, viva adhesión a la Congregación y conformidad de miras y de pensamiento con el jefe de la familia de la que ha de estar separado por unas 3.000 leguas de distancia, un hombre dedicado y experimentado, lleno del espíritu de Dios, imbuído de mi espíritu, que actúe como si yo mismo actuara. Sólo el padre Ricard reúne todas estas cualidades” (Letters to North America, 1841-1850, Oblate Writings I, vol. 1, no. 80, p. 160).

Habiendo partido desde el Havre el 1 de febrero, los viajeros desembarcan en Nueva York el 2 de abril, tras 54 días de viaje. Llegan a Walla Walla el 5 de septiembre. En el mes de julio de 1848, el padre Jean Viala insiste al Fundador para que le saque de Limoges a causa del clima, que no puede soportar. El Fundador lo rechaza, respondiéndole: “El padre Ricard, que ha estado moribundo antes de ser escogido para ir a fundar la misión de Oregón, puso toda su confianza en Dios y me escribió que jamás se ha sentido mejor, y que con todo lo calvo que es, ni siquiera se ha resfriado un sólo día durante todo su largo viaje en el que jamás se acostó sino en la tierra y, a menudo, en el barro” (Letters to the Oblates of France, 1843-1849, Oblate Writings I, vol. 10, no. p. XXVIII-XXIX).

El padre Ricard permanece como superior de los oblatos de Oregón de 1847 a 1857 y como Vicario de Misiones de 1851 a 1857. Funda la misión de Yakma en 1847, dirige las de Columbia y de Puget Sound y, en 1848, la de Saint Joseph d’Olympia, donde reside. Sufre mucho a causa del autoritarismo de los obispos Blanchet y de sus pretensiones sobre los títulos de propiedad, la distribución de los subsidios de la Propación de la Fe, etc. La guerra entre indios y americanos obliga también a los padres a abandonar algunas misiones. El Fundador y el padre Casimir Aubert, secretario general de la Congregaión, escriben a menudo al superior y la dan algunos criterios. En 1849-1850, Mons. de Mazenod y los jesuítas proponen a la Congregación de Propaganda nombrar al padre Ricard obispo de Nesqually, diócesis donde trabajaba la mayor parte de los oblatos y que era administrada por Mons. Norbert Blanchet, arzobispo de Oregón City. Se trasladó entonces a Mons. Magloire Blanchet de Walla Walla a Nesqually. En 1853, la diócesis de Walla Walla es suprimida, uniéndose con ésta de Nesqually.

En 1857, el padre Lous D’Herbomez, enviado a Oregón en noviembre de 1849, es nombrado visitador extraordinario y superior de Oregón. El padre Ricard es llamado a Francia. Los motivos señalados por el Fundador son: el mal estado de salud del padre, pero también una administración que deja que desear. Escribe al padre Bermond, el 20 de diciembre de 1858: “Siempre pensé que el padre Ricard dejaba pasar demasiado las cosas y que no tenía economía alguna en la gestión de los asuntos temporales y ciertamente poco nervio en los espirituales” (Letters to North America, 1851-1860, Oblate Writings I, vol. 2, no. 261, p. 207).

En Francia de 1857 a 1862.
A su regreso a Francia, el padre Ricard es nombrado superior en Notre-Dame de Lumières, donde permanecerá hasta su muerte. El juniorado había sido cerrado en 1848; es abierto de nuevo a partir de 1859, con los padres Celestin Augier, Joseph Lemoine y Charles Tatin como directores y profesores.

El padre Ricard toma parte en el Capítulo General celebrado en París del 5 al 8 de diciembre de 1861. Poco después de regresar, el 6 de enero de 1862, sufre un infarto cerebral con parálisis de la parte derecha del cuerpo. Muere el 9 de enero de 1862 a la edad de 56 años y 7 meses. Sus restos reposan en el panteón de la capilla de Saint Michel, en Notre Dame de Lumières.

En la carta circular que anunciaba su fallecimiento, el padre Fabre describía al padre Ricard sobre todo como un religioso modélico: “Religioso perfecto, vivía de la obediencia, se entregaba con gozo a todas las obras confiadas a su celo. En nuestras comunidades, modelo logrado de todas las virtudes religiosas, se mostraba alegre de vivir en la Congregación y de pertenecer a ella, a la que llamaba gozosamente su madre querida. En las misiones, obrero infatigable, empleaba con dicha en bien de las almas todo lo que Dios le había concedido de talentos y de salud. Únicamente se preocupaba de la gloria de Dios y de la salvación de las almas, no buscaba sino olvidarse de sí mismo y ser olvidado”.

Yvon Beaudoin, o.m.i.