Introducción
El período considerado en este estudio es de 1852, llegada de los Oblatos a Natal, hasta la muerte del Fundador en 1861. Así, describe el desarrollo de la misión en el sur de África durante la vida del Fundador. El período mencionado estuvo colmado de dificultad para establecer la misión con los zulú y eventualmente marcado con el éxito de la misión con los basoto después del fallecimiento del Fundador, por lo que este estudio incluye la misión en Roma, Lesoto, a pesar de que queda un poco fuera del período considerado.  Sin embargo, es importante completar el relato con las primeras incursiones de los Oblatos en el sur de África.

En la primavera de 1850, el Obispo Barnabò, entonces secretario de la Congregación para la Propagación de la Fe, solicitó al Obispo de Mazenod enviar Oblatos a Sudáfrica. La misión mostraba dos ventajas: el Vicariato Apostólico sería para los Oblatos, pudiendo realizar su tarea evangelizadora. El Fundador aceptó de inmediato, llamando de vuelta a los Padres Oblatos en Algeria, donde el Obispo Pavy y las autoridades civiles estaban en contra de trabajar con los musulmanes.

Durban (1852 – 2004)
El Obispo Juan Francisco Allard, ordenado obispo por el Obispo de Mazenod en Marsella el 13 de julio de 1851 y el primer grupo de Oblatos, los Padres Lorenzo Dunne y Juan Bautista Sabon, el Diácono Julián Logegaray y el Hermano José Compin llegaron a Port Natal el 15 de marzo de 1852, celebrando la primer misa con los católicos del lugar el 19 de ese mes. El 1° de abril de 1852, el Obispo y su grupo de misioneros salieron hacia Pietermaritzburg, en el interior.

El P. Sabon fue nombrado párroco de Durban en diciembre de 1852, donde abrió la primera iglesia católica el 24 de julio de 1853. Más adelante se construiría una iglesia más grande en el mismo sitio, inaugurada el 13 de noviembre de 1881. La actual catedral Emmanuel fue establecida en 1902.

A pesar de las dificultades con los ingleses y los zulú, eventualmente tuvo gran éxito en Durban, incluso pudiendo aprender tamil durante el desarrollo de un gran apostolado entre la comunidad local. Al fallecer el P. Sabon el 15 de enero de 1885, su parroquia se extendía a lo largo de la costa, de Verulem a Umzinto

A nivel macro, el Vicariato de Natal fue dividido en tres secciones en 1886, para establecer los Vicariatos de Orange Free State y de Transvaal. El Vicariato de Natal fue dividido una vez más en 1921, creando los Vicariatos Apostólicos de Mariannhill, Eshowe y Swaziland. En 1958 el Vicariato de Natal tuvo una división más, habiéndose convertido en la Arquidiócesis de Durban (1951), para establecer la diócesis de Dundee. Estas son algunas de las mayores divisiones ocurridas desde la llegada de los Oblatos a Durban el 15 de marzo de 1852.

Tal vez fuera conveniente que la presencia de los Oblatos en la Catedral en Durban terminara al fallecer el Obispo Denis Hurley el 13 de febrero de 2004 a causa de una embolia, tras retirarse a la Catedral para restaurar en algo la gloria anterior de la parroquia del interior de la ciudad, mientras trabajaba como administrador de la parroquia en sus últimos años. En ese lapso, la Catedral (construida en 1902) fue renovada para la celebración del Jubileo en el año 2000.

En cuanto a la estancia de los Oblatos en Durban a través de los años, para 2005, de una población de 3´000,000 de personas, 212,468 son católicas, debido en gran parte a la labor de los Oblatos. La parroquia Assumption, en Umbilo, fue dedicada a perpetuidad a los Misioneros Oblatos de María Inmaculada.

Pietermaritzburg (desde 1852)
En la primera semana de abril de 1852, el Obispo Allard y sus compañeros se establecieron en Pietermaritzburg, ciudad a 89 km al noroeste de Durban. De inmediato construyeron una capilla, que fue bendecida el 25 de diciembre de ese año.

Fue en esa misma capilla donde fue ordenado sacerdote el Padre José Gerard, el 19 de febrero de 1854. Comenzó a aprender zulú, junto con el Padre Justin Barret.

Después de su primer intento de evangelizar a los zulú en la misión St. Michael, el P. Barret permaneció en St. Mary como párroco (1856-1906), teniendo gran éxito tanto en la parroquia como en la administración de la Escuela Parroquial St. Mary. Daba clases y fue asistido muchos años por solo una maestra. En la parroquia trabajó con los irlandeses, que eran soldados o trabajadores. También visitaba a caballo las áreas circundantes de Pietermaritzburg y se distingue por haber sido párroco de St. Mary por cincuenta años. El Padre Barret fue el Oblato quien trabajó más de cerca con el Padre José Gerard en los primeros acercamientos de evangelización de los zulú.

St. Mary ha estado a cargo de los Oblatos desde principios de 1852 hasta la actualidad, por lo que vale la pena mencionar a todos sus párrocos. Se trata de los gallardos hombres cuyo trabajo ha dado continuidad a la parroquia St. Mary desde la época del Fundador hasta nuestros días.

  • 1852 – 1856 Padre Julián Logegary
  • 1856 – 1906 Padre Justin Barret (50 años)
  • 1906 – 1911 Padre Augusto Chauvin
  • 1911 – 1936 Padre Armando Langouët (25 años)
  • 1937 – 1942 Padre Carlos Wolf
  • 1943 – 1946 Padre Juan Gannon
  • 1947 – 1955 Padre Angus McKinnon
  • 1956 – 1959 Padre Raimundo Coates
  • 1960 – 1965 Padre G.T. Carrington
  • 1966 – 1969 Padre Tomás Slattery
  • 1970 – 1980 Padre Basilio Miller (10 años)
  • 1980 – 1996 Padre Eric Boulle (16 años)
  • 1997 – 1998 Padre Jabulani Nxumalo (ahora Arzobispo de Bloemfontein)
  • 1998 – 2007 Padre Mario Cerutti.

Al comentar sobre St. Mary, un puesto fuera de Pietermaritzburg de la mayor importancia es St. Anthony, establecido en 1862, que en esa época era atendido por el Padre Justin Barret. En 1886 el Obispo Jolivet adquirió un edificio de madera y acero de 10 metros, situado en la esquina de Loop Street y Retief Street, que era utilizado tanto como escuela como capilla. El obispo asignó al Padre Vigneron como sacerdote a cargo de la Misión St. Anthony. En 1887 se nombró al Padre Chauvin como nuevo párroco, quien comenzó a recaudar fondos para construir la iglesia actual. Los registros no aclaran si la construcción comenzó o finalizó en 1901; sin embargo, el Padre Valette, asignado en 1905, fue quien se encargó de ver que se liquidaran todas las deudas de la construcción de la iglesia. En 1934 se ordenaron en la iglesia St. Anthony los Padres Leo Gabriel y Claudio Lawrence. El Padre Gabriel fue su párroco por 24 años (1935–1959). En 1959, siendo párroco el Padre O’Sullivan, la parroquia fue dividida debido a la situación socio-política del país y de la implementación de las leyes del apartheid. Los edificios de St. Anthony fueron abandonados y no fue sino hasta mayo de 1980 que se decidió renovar la parroquia bajo el liderazgo del Padre Reginaldo Shunmugam, nombrado párroco en 1979. El Padre Shunmugam fue el último Oblato en trabajar en St. Anthony, entregando el cuidado pastoral de los feligreses a los Franciscanos Capuchinos. Actualmente la parroquia está a cargo de los Misioneros de San Patricio, los Kiltegans.

Misión Saint Michael (1855-1856; 1858-1860 y 1882-1890)
Como resultado de una reunión de consejo realizada el 2 de enero de 1855, se decidió iniciar una misión en Kraal, Dumisa. El Obispo Allard estuvo a favor de la idea de comenzar una misión en la entonces Colonia Británica. Se acordó que dos misioneros, José Gerard y Justin Barret la establecieran aproximadamente a 100 km al sureste de  Pietermaritz­burg. Ambos misioneros salieron hacia su nueva misión el 27 de febrero de 1855, llenos de entusiasmo y esperanza de éxito. El Hno. Bernard fue enviado para ayudarles a construir algunas cabañas, al surgir una controversia respecto al pago a los trabajadores locales por la construcción de las cabañas.

El 2 de septiembre de 1855 se bendijo la primera capilla, marcando la inauguración oficial de la misión St. Michael, bajo patrocinio del Arcángel. Los misioneros ya habían comenzado a enseñar a la gente himnos en zulú, invitándolos a la capilla con frecuencia. Desafortunadamente en la época de lluvias el techo de la capilla sufrió daños, ocasionando un problema continuo de humedad.

Sin embargo, mucho más devastador fue el ataque de cerca de trescientos hombres del Jefe Dumisa a la misión el 25 de mayo de 1856. Los misioneros reportaron el incidente al Obispo Allard, quien envió un memorándum a Teófilo Shepstone, Secretario de Asuntos Locales, quien a su vez lo envió al Magistrado H.F. Fynn, encargándose de investigarlo el 28 de junio de 1856, enviando copias de las declaraciones de los testigos a Shepstone. Se decidió que los amacele y la tribu del Jefe Dumisa serían sancionados por el problema que habían ocasionado.

El 17 de julio de 1856 se decidió dejar la misión, pues los amacele habían salido del área y muy posiblemente no regresarían, lo que significaba que el área que rodeaba la misión había quedado desierta, dejando a los misioneros a su suerte. Esto ocasionó gran preocupación al Fundador: “¡Ni uno solo de esos pobres infieles a quienes fueron enviados ha abierto los ojos a la luz que les llevaron!” (A Allard, St. Louis cerca de Marsella, Mayo 30, 1857, cita de Leflon en, Eugene de Mazenod, IV, 2, pág. 234). Para empeorar las cosas,   Cetshwayo y Mbulazi, hijos de Mpande (1840-1872) se enfrascaron en una lucha por heredar el trono, ocasionando una guerra civil en diciembre de 1856, llevando a que la gente huyera de la violencia. Finalmente en 1872, Cetshwayo sucedió a su padre, el rey Mpande.

La segunda tentativa de evangelizar a los zulú en la misión de St. Michael, fue una  combinación de capacitación espiritual e industrial. Como capacitación industrial se quiere dar a entender el intento de establecer una escuela de comercio, que a su vez tuvo su base en la esperanza y suposición de que  la Comisión Local de Tierras otorgaría un terreno para tal propósito. El 15 de febrero de 1858, los Padres José Gérard y Víctor Bompart hicieron otro esfuerzo por re-establecer la misión St. Michael. Algunas de las dificultades que encontraron al inicio fueron la escasez de madera para construir y la enfermedad del ganado. La nueva capilla fue inaugurada el 17 de julio de 1859 y los servicios dominicales eran sencillos: se conformaban de dos himnos, un sermón y la letanía a la Santísima Virgen María. Los zulú apreciaban la presencia de los Oblatos, aunque no daban señales de conversión a la cristiandad. Su apego tanto a las costumbres como a la poligamia eran los mayores obstáculos para las conversiones. Al transcurrir un año hubo señales de que la gente se había hecho más difícil y habían impedido que las mujeres fueran al catecismo. 1860 no marcó los esfuerzos de los Oblatos por evangelizar a los zulú en St. Michael.

Cuando los Oblatos fueron expulsados de Francia el 2 de noviembre de 1880, algunos clérigos franceses e irlandeses fueron enviados a Natal en esa década. Los jóvenes sacerdotes incluyeron a los Padres Crétinon, Follis, Hammer, Howlett, Kelly, Mathieu, Murray, Porte, Trabaud, Vernhet y Vigneron, quienes decidieron reabrir la misión St. Michael, inactiva desde 1863. Al contar con mayor personal, tomaron una nueva iniciativa a partir de 1881. Sin embargo, aún había restricciones financieras que frenaban el éxito de la misión. El Consejo General de los Oblatos esperaba tener éxito en Natal debido al nuevo impulso misionero y de personal. Sobre todo, su expectativa era que la misión St. Michael pudiera ser reabierta con un mínimo de gastos, enviando a los Padres Mathieu y Baudry a reabrirla el 12 de junio de 1882, tras discutir la situación de la misión con el obispo y recibir su autorización y llevando una carta del obispo al jefe, esperando la posibilidad de re-establecerse en St. Michael. El Hermano Tivenan fue enviado en ayuda de la construcción del nuevo proyecto. El 6 de septiembre de 1882 se envió un telegrama al obispo informando de la actitud favorable de la gente. El Obispo Jolivet llegó de visita a la misión en noviembre y sugirió la construcción de una presa y un molino de viento para ayudar a la irrigación. El Padre Baudry fue transferido de St. Michael a Umtata en abril de 1883.

En enero de 1884 el Padre Barthélemy fue transferido de Lesoto a St. Michael en Natal. A su vez, en marzo de 1884 el Padre Mathieu fue transferido a la misión en Oakford. A pesar de los promisorios reportes iniciales del éxito del P. Barthélemy en aprender el idioma zulú y la gran cantidad de niños en la escuela, la misión St. Michael no prosperó bajo su liderazgo, por lo que en 1887 quedó a cargo de un laico, el Baron de Pavel. Eventualmente la misión fue transferida a los Trapenses en 1890.

Misión Seven Sorrows (1860-1861)
La idea del Obispo Allard y el P. José Gérard era re-establecer una nueva misión con los feligreses originales, los amacele, quienes ya se habían establecido en Umzimkulu. El tercer intento de abrir una misión con los zulú fue en Our Lady of Seven Sorrows (1860-1861). El 17 de julio de 1860, el Obispo Allard, el Padre José Gerard y los Hermanos Bernard y Terpent, salieron a establecerla con los amacele, quienes les dieron la bienvenida, ofreciéndoles una cabaña como habitación temporal; sin embargo, el retorno de los Oblatos con ellos fue una sorpresa. Al recolectar madera para construir, el Jefe Maketiketi protestó como muestra de su autoridad sobre la tribu. Sin embargo, la construcción continuó y la capilla se bendijo el 14 de octubre de 1860. A la ceremonia asistieron cerca de 120 personas. El Hermano Terpent había hecho un armonio para acompañar los cantos. Para abril de 1861, ningún adulto se había acercado para ser bautizado, después de diez meses de trabajo misionero. Los zulú eran muy suspicaces cuando los misioneros hablaban con los enfermos. El pie del Hermano Terpent cayó en una trampa al tratar de reabastecer su suministro de carne y tardó mucho tiempo en llegar a la capital para tratamiento médico. En agosto de 1861 se anunció la muerte del Fundador y para entonces los Oblatos habían decidido dar por terminado su tercer intento misionero con los zulú, quienes era evidente estaban contentos con tener a los misioneros, pero su primera opción era continuar su vida sin tener que hacer cambios drásticos a su cultura o costumbres. La misión de los Oblatos en Our Lady of Seven Sorrows terminó en 1861.

Roma, Lesoto (desde 1862)
 Cuando los primeros intentos fracasaron, el P. Gerard fue enviado a Lesoto en 1862, donde obtuvo gran éxito como misionero. El Obispo Allard y el P. Gerard salieron hacia Lesoto el 12 de noviembre de 1861 a caballo, deteniéndose en las casas de las familias durante el trayecto. Al principio los dos misioneros se reunieron con Molapo, hijo del rey Moshoeshoe (Fundador de los basoto) y más adelante con el cacique Jobe, antes de encontrarse por fin con Moshoeshoe y expresar su deseo de iniciar una misión con los basoto. Algunos días después de las primeras negociaciones, Moshoeshoe les otorgó el hermoso valle de 9.5 km de extensión para ubicar la nueva misión. En el valle había cerca de veinte casas en total.

De vuelta en Natal, el P. Gérard y el Hermano Bernard salieron de nuevo hacia Lesoto, llegando a Roma el 11 de octubre de 1862, donde comenzaron la construcción de una cabaña. Renombraron el valle Motse-oa-’M’a-Jesu, es decir, Aldea de la Madre de Dios, que más adelante se conocería como Roma. El 1° de noviembre de 1863 se encontraba terminada la primera capilla. La misión de los Oblatos con los basoto pronto tendría el auge de conversos al catolicismo que el Fundador había esperado.

La estructura social de los basoto difería de la de los zulú en que las comunidades se encontraban en las aldeas y no en clanes independientes con grandes territorios separando los caseríos. Por consiguiente, la gente era más pacífica y fácil de reunir. Los basoto se conformaban de clanes más pequeños que se habían unido después de ser desplazados hacia el oeste por el ejército zulú, que buscaba anexarlos a su imperio.

La bienvenida del rey Moshoeshoe a los misioneros fue otro factor que contribuyó al éxito de la misión de los Oblatos en Lesoto. Antes de la llegada de los Oblatos, había misioneros protestantes con los basoto y entre otras cosas, estaban cansados de lo que veían como “la naturaleza intrusiva de las esposas de los ministros” en los asuntos sociales. El rey Moshoeshoe sostenía que era mejor para un enfermo ser atendido por dos doctores que por uno solo. Así fue que retrasó su bautismo para no ser tomado como parcial, pudiendo manejar a los misioneros a su conveniencia, asegurando el avance y desarrollo de su gente.

No debemos omitir la contribución de las Hermanas de la Sagrada Familia a este respecto, pues el desarrollo ofrecido por las escuelas y hospitales establecidos por las Hermanas fue parte del motivo principal por el que Moshoeshoe deseaba que los católicos trabajaran con su gente en Lesoto. Las Hermanas además daban clases de asuntos domésticos, enseñando remedios herbales y tejido con lana, lo que ayudaba al bienestar y economía de la gente. Se puede decir que los basoto estaban listos en muchas formas para recibir el mensaje del Evangelio. La tierra estaba bien preparada para cosechar la semilla del evangelio, ofreciendo una cosecha eterna.

Conclusión
Es adecuado preguntar: “¿Cuáles fueron las diferencias de la misión de los Oblatos en Lesoto con los intentos por evangelizar a los zulú?”. Es verdad que los misioneros Oblatos estaban más acostumbrados a predicar misiones parroquiales que a la primera evangelización de los nativos en África. Los zulú eran fuertes y orgullosos y no aceptaron que la predicación de los misioneros fuera lo que buscaban a nivel espiritual.  Además estaban acostumbrados a salir victoriosos en la guerra y la violencia era parte de la cultura de supervivencia en su ambiente tradicional. Para los misioneros fue muy inquietante encontrarse en medio de la lucha tribal durante los primeros años de la misión. La gente con la que trabajaban necesitaba estar constantemente en movimiento como resultado de la violencia social. Para entender mejor este proceso, es importante conocer el contexto social en el que los misioneros Oblatos debían evangelizar a los indígenas por vez primera.

Mfecane (1815-1840) es un término zulú que significa “aplastante” o “dispersión” y  describe el movimiento de los nativos de la costa este al suroeste, hacia Transkei y el Cabo. ¿Cuál era la causa de ese desplazamiento de la gente y por qué hubo fricción como resultado de dicha migración? Uno de los motivos principales fue la introducción del maíz a Mozambique de parte de los portugueses. El maíz, comparado con el mijo y sorgo tradicional, tenía más resistencia a la sequía y proveía una fuente más segura de alimento, que resultaba en el aumento de la población. Las fuentes de agua para el ganado se habían saturado, presionando por encontrar más tierra y agua para los rebaños. La escasez de agua fue exacerbada por una sequía de diez años a principios de los 1800. Estos factores, unidos al surgimiento del reino zulú bajo el rey Shaka (1812-1828), significaba la guerra para las tribus en el proceso de expansión de los zulú. Las tribus que se rehusaban a ser anexadas al reino zulú se veían forzadas a huir.

La misión de los Oblatos en Natal puede ser descrita como un éxito a largo plazo, a pesar de los descalabros iniciales que no se habían previsto, puesto que los misioneros estaban ocupados con la primera evangelización. El éxito en Lesoto reivindicó los esfuerzos de los misioneros, aunque la Sociedad de la Misión de París había realizado una labor importante. Los conceptos y la mentalidad de la cristiandad no eran nuevos del todo para los primeros conversos, por lo que la tarea era más sencilla. Sin embargo, la constancia y profundidad de la fe que se impartió a la gente en Lesoto fue el testimonio del esfuerzo decidido del P. José Gerard y de los primeros misioneros Oblatos en llegar a Sudáfrica en 1852.

Alan Henriques, o.m.i.