1. Vocación religiosa-Formación
  2. Misionero
  3. Superior de la casa del Calvario
  4. Responsabilidades y distintos trabajos.
  5. Personalidad del P. Suzanne – El afecto del Fundador hacia él.
  6. Su muerte.

Nacido en Aix-en-Provence, el 2 de febrero de 1799.
Toma de hábito: 21 de enero de 1817, en Aix.
Oblación Perpetua: 1 de noviembre de 1818 (nº 5)
Ordenación presbiteral: 22 de septiembre de 1821, en Aix.
Muerte en Marsella el 31 de enero de 1829

Marie-Jacques Antoine Suzanne nació en Aix-en-Provence el 2 de febrero de 1799. Era el mayor de los nueve hijos de Jean-Baptiste Bienvenu Suzanne y Christine Michèle Vitalis, ricos propietarios de Fuveau, diócesis de Aix, que tenían una explotación de yacimientos de carbón en la zona.

Marius, como se le llamaba normalmente, asistió a la escuela primaria en la aldea de Fuveau y recibió sus primeras lecciones de latín de su párroco, Jean Flayol, confesor de la fe durante la Revolución y futuro vicario general de Mons. Fortuné de Mazenod. Hizo la Primera Comunión el seminario menor de Aix, donde estudió del quinto al primer curso. El abate Henry Tempier, seminarista en aquél tiempo siendo ya uno de los profesores de Marius, nos informa de que Marius fue siempre un buen estudiante de conducta irreprochable. Al acabar el año de literatura y poesía, de acuerdo a la costumbre, recibo la tonsura de manos de Mons. François-Melchior Bienvenu de Miollis, Obispo de Digne.

Vocación religiosa-Formación
En otoño de 1816, se suponía que Marius comenzara su filosofía en el seminario mayor. Prolongó sus vacaciones en Fuveau para participar en una misión predicada en su parroquia del 1 al 29 de septiembre por los abates Eugenio de Mazenod, Henry Tempier, Pierre-Nolasque Mie y Sébastien Deblieu. Ya conocía a los dos primeros. Ellos le confiaron la tarea de enseñar el catecismo a los hombres, visitar a los que se negaban a ir a los ejercicios de la misión, encargarse del canto y de la decoración de las ceremonias principales. Marius se sintió atraído a los Misioneros de Provenza y se decidió a unírseles. Su ingreso en la comunidad de la Misión de Aix lleva la fecha del 14 de octubre de 1816. Tomó el hábito el 21 de enero de 1817 e hizo su primera oblación el 1 de noviembre de 1818.

Junto con los hermanos escolásticos Alexandre Dupuy, Hippolyte Courtès, François Moreau y Jean-Baptiste Honorat, Marius Suzanne se encontraba entre los primeros discípulos del P. de Mazenod. Ellos formaban aquella primera comunidad de la Misión de Aix, de la Mons. Jacques Jeancard describió bien en sus “Mélanges historiques sur la Congrégation des Oblats de Marie Immaculée (Tours, 1872, p. 26-34)” su vida de caridad y espíritu apostólico. La asociación de la juventud de Aix, fundada por el Abate de Mazenod, era por entonces floreciente. El novicio firmó como miembro de esta asociación poco antes de la Navidad de 1817 y se encargó de un grupo de estudiantes de derecho.

En el verano de 1818, Mons de Miollis, Obispo de Digne, invita a los Misioneros de Provenza a asumir la responsabilidad pastoral del santuario de Notre-Dame du Laus. El P. de Mazenod consulta a sus diez compañeros ya sacerdotes, quienes dan su asentimiento y aprueban su proyecto de elaboración de unas Reglas apropiadas a las nuevas condiciones de sociedad. Esto lo hace en septiembre de 1818, en Saint-Laurent du Verdon, en compañía del diácono Francis Moreau y de Marius Suzanne, clérigo con órdenes menores. A finales de octubre, dichas Reglas, que incluyen los votos de castidad y obediencia, son aprobadas por seis votos a favor y cuatro en contra. El 1 de noviembre el retiro anual concluye con la emisión de votos en la Congregación. Marius Suzanne termina entonces su noviciado y hace su oblación.

Conocemos pocos detalles de sus estudios filosóficos y teológicos en el seminario mayor de Aix, donde los oblatos asistían a clase. Mons. Jeancard afirma simplemente que como estudiante Marius leía muchas, y con provecho, de las obras filosóficas que trataban de los asuntos polémicos de la época (de Bonald, de Maistre, Lamennais) y los libros religiosos de los grandes autores del siglo XVII. Sentía una atracción similar por la literatura, un poco en exceso a los ojos del P. Tempier. El 25 de 1819, el P. Tempier, recién nombrado superior de la comunidad de Notre-Dame du Laus, recomendaba al P. de Mazenod, que se quedó solo en Aix a cargo de los escolásticos, a no inspirar demasiado en Marius Suzanne el gusto por la literatura y vigilar que Marius “muestre moderación en relación a ello”.

Tras la gran misión parroquial predicada en Aix en la primavera de 1820, misión en la que Marius tomó parte como catequista, hizo su primer intento como escritor con la publicación de “Quelques lettres sur la mission d’Aix”. El 1 de junio, Fortuné de Mazenod escribió a su hermano, Charles Antoine, el presidente: “El pequeño número de personas que leyeron [esta pequeña obra] quedaron extremadamente satisfechos con ello, incluso en el seminario donde la casa de la Misión tiene un gran número de envidiosos o de enemigos entre los jóvenes”.

Marius Suzanne es ordenado subdiácono el 26 de febrero de 1820, diácono el 17 de marzo de 1821 y sacerdote el siguiente 22 de septiembre, tras haber hecho un mes de retiro en Notre-Dame du Laus.

Misionero
Inmediatamente después de su ordenación, el P. Suzanne marcha a La Ciotat con el P. de Mazenod y otros cuatro misioneros. Predicador de misiones parroquiales, éste será su principal ministerio hasta 1826. He aquí una lista de las misiones parroquiales en las que participa en 1825 y 1826 a menudo como “superior”.

1. Aix, del 12 de marzo al 24 de abril de 1820.
2. La Ciotat, 4 de noviembre al 23 de diciembre de 1821.
3. Fuveau, septiembre de 1822
4. Tallard, del 5 de enero al 2 de febrero de 1823.
5. Lauzet, del 9 de febrero al 9 de marzo de 1823.
6. Gap, septiembre y octubre de 1823, con los jesuitas.
7. Entrevaux, noviembre de 1823.
8. Ventabren, del 11 de enero al 8 de febrero de 1824.
9. Monclar, febrero de 1824.
10. Veynes, cuaresma de 1824.
11. Entrevaux, mayo de 1824 (renovación de misión)
12. Niza, a comienzos de julio de 1824.
13. Allauch, noviembre y diciembre de 1824.
14. Saint-Bonnet, enero de 1825.
15. Gap, mayo de 1825 (retiro para 580 prisioneros).
16. Allauch, noviembre y diciembre de 1825 (renovación de misión)
17. Ribiers, diciembre de 1825-enero de 1826.
18. Nimes, enero y febrero de 1826, con los Misioneros de Francia.
19 Aubagne, del 17 de febrero al 21 de marzo de 1826.
20. Aix, marzo y abril de 1826 (el P. Suzanne junto con 10 sacerdotes y escolásticos)

El fundador confiaba mucho en los talentos y el celo del P. Suzanne como misionero. A su modo de ver, tenía no solo el don de instruir, sino también el don de llegar a los corazones y llevarles a la conversión. Le reprochaba no saber tomarse el suficiente tiempo para descansar, ir a “machacarse” a Marsella entre dos misiones para predicar agotadores sermones y octavas. “No sabe predicar con moderación –leemos en una al P. Tempier- siempre predica en clave misionera, lo que es un contrasentido para el auditorio de nuestra iglesia del Calvario” (27 de febrero de 1826, en Cartas a los Oblatos de Francia, 1826-1830, n.227)

Estando en Roma, en 1826, el P. de Mazenod parecía haber tenido alguna intuición sobre excesos del P. Suzanne y de la quiebra de su salud que ocurriría a finales del jubileo de Aix. El Fundador suplicaba al P. Tempier moderar el entusiasmo de los padres. “Temo –escribió el 30 de marzo- que el P. Mye y, sobre todo, el P. Suzanne, que se toma tan seriamente las cosas con tanta vivacidad, se resientan. Debemos hacer todo para evitar arruinar a obreros de tal calibre” (Ibidem, nº. 233, p. 73). El 13 de abril de volvió sobre el mismo tema: “¿Cuánto, pues, ha de durar este tan largo jubileo de nuestra bendita ciudad de Aix?. Veo desde aquí a Suzanne forzando su voz en esa gran iglesia de San-Salvador [la iglesia catedral]: ¿cómo podría de no sufrir así su garganta?” (Ibidem, nº. 236, p. 84)

Mons. Jeancard predicó a menudo con el P. Suzanne. Así es como describe su actuación como predicador: “Apenas que fue ordenado se mostró en las misiones como un poderoso obrero apostólico. Fuera en el ministerio de la palabra o en el de la reconciliación, en todas partes excitaba los más vivos sentimientos y obraba numerosas conversiones. Hay algo en su lenguaje, en sus acciones, en su persona, algo tan atractivo que le siguen con total confianza” (Missions, 6 (1867), p. 129). Sin duda tenía el don de expresarse de forma tanto con poder como de facilidad y nobleza. Sus discursos, siempre claros y abundantes, eran a veces inspirado de manera admirable. Tenía un calor vivificante que se comunicaba al auditorio, una energía a la que no podían resistirse… [Sin embargo], las cualidades físicas del P. Suzanne como predicador no eran muy destacables. Su voz era lo suficientemente clara y lo suficientemente fuerte. Generalmente, era entendido por todos en las grandes asistencias. Pero, en ciertos momentos, su voz tenía una cierta estridencia que fatigaba el oído. Llevado por la moda de la retórica, sobrecargaba su voz. A fin de mantener este esfuerzo o para darle más fuerza, se veía obligado a hacer tales exigencias a su garganta que al final le costarían la vida”. (Mélanges historiques…, p. 213-124, 220).

Estas últimas reflexiones coinciden con las de Mons. Antonio Arbaud, Mons. de Gap y del P. Tomás, jesuita con quien el P. Suzanne predicó la misión de Gap en otoño de 1823. El primero aseguró que el P. Suzanne no lo hacía mal, pero que “el tono de su discursos es demasiado monótono”. En cuanto al segundo, era más crítico que laudatorio. De todos modos, concede que le escuchaban “con placer” (Carta de Eugenio de Mazenod a Marius Suzanne, 29 de noviembre de 1823, en Écrits oblats I, t. 6, no 121, p. 137).

Superior de la casa del Calvario
Entre 1821 y 1823, el P. Suzanne, el predicador, residirá tanto en Aix como Notre-Dame du Laus. En esta última comunidad pasó sobre todo el verano de 1822 como socio del P. Tempier respecto a los novicios y los escolásticos. De 1823 a 1829 residirá habitualmente en Marsella.

En mayo de 1821, Mons. Ferdinand de Bausset-Roquefort, Arzobispo de Aix, confió a los Misioneros de Provenza la dirección del Calvario de Marsella, situado en la Montée des Accoules, tras la misión de enero y febrero de 1820. El P. Emmanuel Maunier será el primer superior. Tras su salida de la Congregación en 1823, con ocasión del nombramiento de los PP. de Mazenod y Tempier como vicarios generales de Mons. Fortuné de Mazenod, fue el P. Suzanne quien le sustituyó como superior, siendo nombrado oficialmente superior en el Capítulo General de 1824.

Los PP. Tempier y Dupuy acababan de construir una amplia casa. El nuevo superior, además de estar al cargo de la comunidad, que se componía de numerosos sacerdotes y, pronto, de novicios y escolásticos, el superior tenía que servir en una capilla provisional y construir una iglesia. Se entregó a ello con ardor. La generosidad de los fieles que asistían al Calvario y lo reunido en colectas hechas en la ciudad permitieron hacer avanzar rápidamente la construcción. La iglesia, construida en forma de rotonda con una cúpula, se abrió el 2 de agosto de 1826.

Para dar a conocer este nuevo templo al clero de Marsella, el Calvario y su iglesia fueron escogidos por Mons. Fortuné de Mazenod fijó el retiro pastoral del 8 al 15 de noviembre de 1826. El Obispo y una cuarentena de sacerdotes se alojaron en la casa oblata. El resto del clero acudía cada día a los ejercicios predicados por el P. Enfantin, en la nueva iglesia dedicada a Notre-Dame de Bon Secours.

A comienzos de enero de 1827, la comunidad estaba constituida por doce sacerdotes, cinco escolásticos y once novicios. Con una salud bastante delicada desde que en 1826 empezó a escupir sangre, muy absorbido en responder las necesidades espirituales de lo muchos fieles que frecuentaban su iglesia, el superior se ocupaba poco de su comunidad y faltaba bastante a los ejercicios en común. El P. de Mazenod, que ocupaba una de las habitaciones en la casa, constata que el fervor y la disciplina de esa comunidad dejaban algo que desear. Decide intervenir con un golpe de efecto. Convoca una culpa que preside el mismo, señala las faltas susceptibles de llevar a la larga al “abandono de las Reglas” y depone al superior y su consejo, compuesto al parecer por los P. Jacques Jeancard e Hippolyte Guibert. Anuncia que él mismo desempeñaría el papel de superior.

El P. Suzanne sufrió con esta humillación que no obstante aceptó con un espíritu sobrenatural. El P. de Mazenod le otorgó unos días después una prueba de que le mantenía su confianza. Le envía a Nimes con el P. Tempier con el objeto de conseguir una casa para la joven comunidad oblata de esta ciudad. A su regreso, pasando por Aix, el P. Suzanne tiene un rebrote de su enfermedad. Tiene que tomarse un reposo de varios meses. En otoño de 1827, reasumió su puesto de superior del Calvario. Cesa entonces completamente de predicar y limita su celo a oír confesiones y ejercer la caridad con los pobres y los enfermos.

Responsabilidades y distintos trabajos.
Para subrayar los méritos del superior del Calvario Mons. Fortuné de Mazenod le nombra, el mes de agosto de 1828, Canónigo Penitenciario Mayor de Marsella. Como simple clérigo ya había tomado parte en la última sesión del Capítulo General de 1818, para la aceptación de los votos en la Congregación. Fue elegido capitular en los Capítulos de 1821, 1824 y 1826. En 1824 y 1826 los capitulares le eligieron como cuarto asistente y secretario general. En calidad de tal, le pidieron que redactara los procesos verbales de los capítulos de 1818 y 1821, y más tarde, junto con los PP. Courtès y Honorat, editar la “historia de la Sociedad, reuniendo todos los materiales que deban concurrir a tal fin”. Esta obra, al parecer, nunca se comenzó, a pesar de que el P. Achilles Rey cita unas cuantas veces las Memoires del P. Suzanne para servir a la historia de la Sociedad (Rey, I, p. 228, 232-233; 266-267, etc.). Aún así, puede que se deba a estos tres padres los comienzos de la fundación de nuestros Archivos Generales que, sin ser muy grandes, fueron la envidia de un gran número de congregaciones religiosas.

Junto con el P. Jeancard, el P. Suzanne puede ser incluido entre los primeros escritores de la Congregación. Publica en 1820 Quelques lettres sur la mission d’Aix (43 págs) y en 1828 Neuvaine en l’honneur de Notre-Dame de Bon Secours. Durante sus obligadas estancias en Notre-Dame du Laus en el curso de 1826 y 1827 empleó su tiempo en escribir un libro de apologética titulado Profession de foi d’un prêtre de Provence adressée à un incrédule. El 25 de agosto de 1827, el P. de Mazenod le reprochó trabajar con demasiado ardor en este libro, recordándole que no es muy apropiado fatigarse en ello por cuanto que las conversiones vienen sobre todo por la predicación. Esta obra jamás fue publicada, habiendo desaparecido el manuscrito. Tenemos, de todos modos, sus notas de retiro y unas 1.000 páginas de temas de predicación.

Personalidad del P. Suzanne – El afecto del Fundador hacia él.

El P. Suzanne era una persona amable y amada. Mons. Jeancard escribió que este padre tenía “una carácter abierto y afable, un corazón lleno de afecto, un verdadero celo por la casa de Dios” (Missions, 6 (1867), p. 124). En comunidad “raramente se le veía triste: su recogimiento no era nada sensiblero en su interior y nada huraño para con sus compañeros. , Por el contrario, él, en la recreación, mostraba la más amable alegría, evidencia de la paz y la alegría interior de su alma” (Mélanges historiques…, p. 8 y 63). Al exterior, prosigue Mons. Jeancard, “la gente le entendía, le amaba y le admiraba; el hombre instruido queda contento por su educación sin maquillajes ni afectación, de su lenguaje y sus maneras, así como por la brillantez de su talento y la extensión de sus conocimientos. Su trato era agradable, debido a que su corazón era bueno y que era la caridad lo que le animaba” (Missions, 6 (1867) p. 131)

El Fundador quedó inmediatamente prendido de este joven hombre, lleno a rebosar de talentos y virtud, dotado de un corazón afectuoso y un temperamento ardiente como el suyo. Conservamos veinticuatro extractos de cartas del Fundador al P. Suzanne (ver Cartas a los Oblatos de Francia 6 et 7) y una sola carta de éste al Superior General. El P. de Mazenod se encontraba en París en 1823 con ocasión de la consagración de su tío. Marius admite que sufre por su ausencia, y añade : « Si no temiera parecerle banal, diría que los días me parecen años, los meses son siglos y que no podría vivir por más tiempo en este cruel estado (…). Le abrazo de todo corazón. Su querido y tierno hijo ». Las cartas del Fundador también están llenas de expresiones de afecto. Siempre precisa que le tiene en gran consideración y que le ama más que a sí mismo porque es « virtuoso », digno en todos los sentidos de su amor « por sus virtudes y toda su buenas y bellas cualidades », por las que merece su entera confianza por su adhesión a él mismo y a la Sociedad, etc.

El P. Rey, que pasó una decena de años junto al Superior General, publicó numerosos extractos de estas cartas (ver Rey I, p. 455-460) y las prologó con los simientes comentarios: “El P. Suzanne era su hijo de predilección. Piadoso, bueno, afectuoso, inteligente, valiente, el P. Suzanne, al decir de todos, era la viva imagen del P. de Mazenod. Apóstol como él, consumido de celo, desplegaba gran poder desde el púlpito y mostraba gran sabiduría en el confesionario. Sus éxitos en la misión eran constantes, sin excepciones e irresistibles […] La correspondencia del P. de Mazenod con este joven oblato ofrece esos rasgos encantadores que tocaban y cautivaban los corazones de los más insensibles. Expresaba sus sentimientos alternando simplicidad y dignidad y una libertad donde uno no sabe que decir o que admirar más, si la correspondencia de un padre que se entrega sin medida o la autoridad del superior que temía permitirse ser amado en demasía. El espíritu de fe dominaba y llevaba a altas cotas el afecto de un corazón capaz de todas las abnegaciones y todos los sacrificios […]”.

Su muerte.

El P. Suzanne nunca tuvo una salud muy fuerte, pero a pesar de ello siempre predicó con pasión. El Superior General nunca dejó de exhortarle a la moderación y la prudencia. Durante el viaje del Fundador a Roma de noviembre de 1825 a julio de 1826, el P. Suzanne sobrecargó su salud física hasta el punto de escupir sangre, incluso mientras tomaba unos baños en las fuentes termales de Aix.

No aguantando el peso de su carga de trabajo, especialmente en la predicación, el P. Suzanne sufrió repetidos ataques en enero de 1827 y especialmente a comienzos de noviembre de 1828. Los vómitos de sangre dejaban claro que la tuberculosis iba a peor. Los seminaristas y escolásticos hicieron la promesa de subir descalzos a Notre-Dame de la Garde, si con ello pudieran obtener que recobrara la salud. Durante varios meses el Fundador estuvo casi siempre a su lado. “¡Qué preocupación, qué dolor, qué angustia”, escribió al P. Courtès el 18 de noviembre.

La salud del P. Suzanne comenzó a fallar progresivamente. Se le dio la Unción de Enfermos. En una carta del 29 de enero al P. Courtès, el Fundador escribió de nuevo: “Mis horas, mis días y mis noches se pasan junto a nuestro dichoso enfermo que consuma su sacrificio con sentimientos heroicos. Cada uno se ocupa de recoger sus palabras, y en cuanto a mí, yo medito sobre los sufrimientos de la Santa Virgen a los pies de la cruz; hasta este día nunca tuve sino una idea bien imperfecta”.

El P. Suzanne falleció el 31 de enero a las dos de la tarde. Su cuerpo reposa en el panteón oblato de Aix-en-Provence. El P. Alexandre Audo ha escrito algunas líneas sobre él, que a mi modo de ver, captan exactamente el papel que desempeñó en los comienzos de la Congregación. “El joven P. Suzanne era para el P. de Mazenod lo que José era para el patriarca Jacob, lo que San Juan era para Nuestro Señor: su hijo favorito. Más aún, vio en él un “alter ego”, el hombre que encarnaba el futuro de la Congregación, el único que podría ir tras sus huellas en el gobierno de la familia religiosa. El P. Suzanne era digno de su consideración preferencial. Su gran santidad, su amor por las almas, su elocuencia y otras muchas cualidades hacían de él un hombre en el cual se podían depositar las esperanzas más altas. Una muerte prematura arrebató a este hijo querido del afecto del P. de Mazenod el 31 de enero de 1829. (Missions, 60 (1926), p. 285-286)

Yvon Beaudoin, o.m.i.