Nacimiento en Seyna (Alpes-de-Haute-Provence), el 22 de enero de 1794
Ordenación sacerdotal en Digne, el 19 de septiembre de 1818.
Toma de hábito en Aix, el 8 de octubre de 1818
Oblación en Notre-Dame du Laus, el 15 de agosto de 1819 (nº 9)
Dispensa de votos, el 17 de febrero de 1832.

Jean Joseph Touche nace en Seyne. el 22 de febrero de 1794. Se desconoce todo lo relativo a su vida hasta su entrada en la Congregación en 1818. El 18 de agosto de ese mismo año, François Antoine Arbaud, Vicario General de Digne, escribe al padre de Mazenod para ofrecerle la dirección del santuario de Notre-Dame du Laus, en los Altos Alpes, y le anuncia al mismo tiempo que le cederá dos diáconos de la diócesis : Noël François Moreau (1794-1846), que ya había ingresado en el noviciado el 22 de abril, y Jean Joseph Touche, que tomará el hábito el 8 de octubre, tras su ordenación, el 19 de septiembre de 1818.

Jean Joseph comienza su noviciado en Aix, pero en la primavera de 1819 es enviado a Notre-Dame du Laus, donde, desde principios de enero, se encuentra al padre Tempier, primer superior de esta segunda casa de los Misioneros de Provenza. Jean Joseph termina su noviciado bajo la dirección del padre Tempier y hace su oblación el 15 de agosto.

El padre Touche permanece en esta casa hasta 1828. Pasa habitualmente algunos meses de verano en el santuario, al servicio de los peregrinos. Unos diez meses al año predica misiones y retiros o sustituyendo a los párrocos de la diócesis de Digne y en la de Gap, restablecida en 1823. Toma parte en más de la mitad de las grandes misiones que predicaron los Misioneros de Provenza de 1819 a 1828.

“Talla de atleta –escribe el padre Gustave Simonin– grande y ancho de hombros, el padre Touche, cuyos rasgos faciales son rudos e irregulares, tenía una voz fuerte y sonora y, por su elocuencia sin afectaciones, vigorosa, ardiente, causaba gran impresión en los auditorios de los pueblos” (Missions, 1897, p. 355).

Pero el padre no es juzgado buen predicador. Mientras iba a una misión junto con otros, se le pide impartir el catecismo en Provenza a los más ignorantes. El 30 de enero de 1828, el Fundador le recomienda de nuevo estudiar más, hacer “buenos esquemas, bien formados y llenos de doctrina” a fin de que su predicación fuera de mejor en mejor.

En la Chronique de Notre-Dame du Laus, el padre Simonin dijo que el padre Touche “tenía un gran originalidad más o menos altiva y su celo, que era grande, carecía a veces de prudencia, lo que le provocó algunas aventuras poco agradables” (Missions, 1897, pág. 199). En septiembre de 1827, por ejemplo, en la misión de Valserre con el padre Pierre-Nolasque Mie, tacha tan duramente a los jóvenes del país que tuvo que abandonar enseguida el pueblo y ser sustituido por el padre Alexander Dupuy. Durante el verano de 1828, una mujer vino en peregrinación a Laus y quiso beber en la fuente mientras discurría la procesión. El padre Touche la apartó y le agarró bruscamente del brazo. Ella le amenazó con ir ante los tribunales. Renunció gracias a una indemnización de 40 francos y con la garantía de que el padre sería apartado de Laus.

Por cierto que tras largo tiempo, Mons. Arbaud se quejó del padre: le acusa de “reclutar sujetos a derecha e izquierda”, se seguir la moral del Beato Alfonso de Ligorio, etc. El 16 de noviembre de 1825, en una carta al obispo, el padre Tempier escribe: “Si monseñor no está contento, le haremos ir a otra casa una vez que la campaña de invierno haya concluido, aunque estoy persuadido de que es mejor para su sitio de Laus que en todos los demás, y que dado el conocimiento que tiene de vuestra diócesis y de sus costumbres, hará más bien en vuestros contornos que cualquier otro obrero que le mandemos”.

El padre Tempier tiene razón. El padre no se adaptará a ningún otro sitio y, en Laus, el padre Hyppolite Guibert, superior de la comunidad de 1829 a 1834, dijo que el padre Touche está arrepentido y que el mismo y el padre André Sumien le sustituirán con pesar. El padre trabajará en Nimes hasta el cierre de esta casa en 1830, y después en el Calvario, Marsella. Fue entonces donde, obligado a vivir más en comunidad, aparecerán los problemas de su poco espíritu religioso, sus dificultades para vivir en comunidad y su descontento hacia los diversos ministerios que se le proponen.

A los inicios se le había juzgado bastante positivamente. El 14 de septiembre de 1819, el padre Tempier, escribió de Laus que quedó edificado por los padres Emmanuel Maunier y Touche: “¿Cuándo podría tener la sombra de sus virtudes? -dijo al Fundador-. Ruegue un poco al buen Dios por mi, para que sus ejemplos me hagan mejor”.

Por tanto, confiaron en él a pesar de los defectos que iban apareciendo cada vez más y más. Es el ecónomo de Notre-Dame du Laus en 1823-1824, pero el Fundador se queja de él y el padre Tempier ha de escribir numerosas cartas para dirigirle en su administración bastante negligente. Es convocado a los capítulos generales de 1824 y 1826. En 1825, el padre de Mazenod le invita a aceptar con más sencillez la corrección fraterna: “Todas las veces que me encuentro en el caso de hacerle alguna observación –le escribe se ha turbado; sin embargo, podría citar veinte cartas suyas donde me suplica decirle siempre francamente mi forma de pensar sin temor a disgustarle”

En 1826, el padre no quiso vivir bajo la obediencia del padre Jean-Baptiste Honorat, superior en Laus por aquel entonces. Se muestra, sin embargo, generoso. Durante el verano de 1828, durante una epidemia de cólera, solicita ir a Marsella para ponerse “al servicio de los apestados”. En 1831 desea ser enviado a las misiones extranjeras, etc.

A comienzos de 1832, escribe una carta para solicitar la dispensa de votos. El Fundador aprovecha la ocasión para convocar el Consejo para el 17 de febrero. Se decide entonces la expulsión de este padre. En un texto de ocho páginas, el gran “Cahier des expulsions” (Cuaderno de expulsiones) exponen los motivos: “conducta largo tiempo irregular…; se aparta de sus deberes y fatiga la sociedad por su irregularidad, a menudo por su insubordinación y, sobre todo, por una presunción excesiva que, apartándole de su deber, parece darle el derecho de juzgar todo y de pronunciarse sobre todo…”.

El abate Touche pasa en Marsella el mes de octubre de 1837 y va a saludar al Fundador. Parece ser que sin empleo fijo por cuanto que solicita establecerse en la diócesis, lo que rechaza el obispo, o bien ser enviado como capellán de las tropas en Argelia. Mons. de Mazenod promete recomendarle. Escribe en su diario el 10 de octubre: “A propósito de este padre Touche por cuanto que su nombre se presenta bajo mi pluma, es bueno recordar que tras haber pasado algunos años en la Congregación haciendo su voluntad, abusando de su posición casi independiente en los Alpes Altos, donde evangelizó sólo, Dios sabe cómo, los pueblos de estas montañas, cuando se le quiso meterle en regla, tuvo la fantasía de consagrarse, según decía, a una vida más perfecta, quiso hacerse capuchino; para entrar en esta Órden o en cualquier otra también austera fue el motivo de solicitar la dispensa de nosotros. Este pobre hombre tuvo tan poco buen sentido, era tan incapaz de enlazar dos frases razonables, era, por cierto, tan poco observante de la regla, a pesar de que se perdiera constantemente en grandes palabras, místicas todas ellas, que mi consejo opina que se le ha de dejar partir. Sale, en efecto, de la Congregación, pero ¿a dónde llegó?. A lo que llegaron otros, se quedó en el camino, ha roto los lazos de su primer compromiso, no fue más lejos en los capuchinos que el famoso Ricardi ni fue a los Barnabitas. ¡Oh, ilusión!. ¡Oh, obcecación fatal!. A Dios corresponderá el juicio final de todas estas prevaricaciones”.

Yvon Beaudoin, o.m.i.