Al principio de la historia de los Oblatos en Sri Lanka, la misión de Valikamam se encontraba en el área norte de la Misión de Jaffna y al sur del canal de Thondamanaru, siendo contínua con la Misión de Jaffna. Algunas de las iglesias de Valikamam se encontraban a solo 11 km de Jaffna; otras a 19, 28 o incluso 32 km de distancia. Todos eran tamil.
La misión de Valikamam fue una de las tres en la península de Jaffna, ubicada en la Provincia del Norte. La Provincia del Norte, la del Este y la del Noroeste son tres de las seis provincias en las que se dividía la administración civil del entonces Ceylán, que en conjunto formaba el Vicariato de Jaffna o del Norte. En 1861 la Provincia del Norte contaba con un área de 8,683 km2 y una población total de 315,000 personas. Cada provincia estaba dividida en varias misiones.
De acuerdo al reporte ‘Las Varias Misiones de Ceylán’ enviado por el Obispo Cayetano Antonio, Oratoriano Goano y Vicario Apostólico de Ceylán a Propaganda Fide el 12 de febrero de 1844, la misión de Valikamam tenía una población católica de 3,669 personas. Había diecinueve iglesias, algunas construidas de piedra, otras de arcilla, pero todas cubiertas con hojas de palmera y excepto tres, no tenía puertas ni ventanas. La distancia entre ellas variaba entre 1.5, 3, 5 y 8 km. Cinco estaban dedicadas a Blessed Virgin Mary, cinco a St. Anthony, dos a St. John the Baptist, dos a St. Joseph, una a St. Thomas the Apostle, una a St. Cajetan, una a St. Philip Neri, otra a St. James the Apostle y otra a Holy Apostles Peter and Paul.
Llegada de los Oblatos
Los Misioneros Oblatos de María Inmaculada llegaron a Sri Lanka en 1847, por invitación del recién nombrado Vicario Apostólico de Jaffna, el Obispo Horacio Bettachini, Oratoriano italiano. El primer grupo de cuatro Oblatos, con el P. Étienne Semeria, o.m.i., llegó al Vicariato de Jaffna, el 10 de marzo de 1848.
En septiembre de 1853 los Oblatos llegaron por vez primera a la misión de Valikamam, recibiéndola del P. Herminio Guidi, Oratoriano italiano, quien había llegado al Vicariato de Jaffna con los primeros Oblatos en marzo de 1848, acompañando al Obispo Bettachini. El P. Guidi era hermano a su llegada y había sido ordenado sacerdote el 26 de mayo de 1849 en Trincomalee, yendo a la misión de Valikamam después de su ordenación. El primer Oblato en el lugar fue el P. Juan Le Bescou o.m.i., asistido por el P. Augusto María Rouffiac, o.m.i., recién llegado al país, quien fue nombrado pastor de la misión cuando el P. Le Bescou fue transferido en agosto de 1855, regresando a ella en mayo de 1860.
El período de 1850 a 1855 fue crucial para la misión de Valikamam y todo el Vicariato de Jaffna. Fue la época en que el cólera azotaba Jaffna y sus suburbios. Comenzó agresivamente en agosto de 1849, continuando por cinco terribles años, llevando la muerte y desolación a prácticamente todo el Vicariato de Jaffna. El pueblo de Jaffna que antes había estado lleno de vida y actividad, quedó repentinamente como en un estupor: el trabajo fue suspendido; las escuelas quedaron desiertas; las calles quedaron vacías, excepto por algunas personas; lo que habían sido hogares alegres se convirtieron en escenas devastadoras, de llanto y luto por doquier. Muy pocas familias escaparon a la infección de la terrible enfermedad. Muchas de ellas fueron arrasadas por completo o al menos parcialmente. En muchas ocasiones se sepultaba al mismo tiempo a los esposos, padre e hijos, hermanos y hermanas. En medio de esta desolación, los misioneros Oblatos se desplazaban por todo el pueblo y sus suburbios, como ángeles, asistiendo a los enfermos, ocupándose de las víctimas, sepultando a los muertos y reconfortando a los que sufrían. Al ser reducido su número, debían multiplicarse, pues el área afectada era extensa. No tenían el tiempo ni la preocupación de cuidarse ellos mismos. Día y noche estaban dispuestos a realizar cualquier obra de caridad, llevados por su celo, sin importar la distancia, la dificultad del camino o su cansancio. Sin esperar a ser llamados, salían tocando una campanilla para que las familias o sus vecinos supieran que ahí se encontraban. No podían ni tomaban precauciones contra la infección, pues el mismo aire estaba contaminado con el terrible mal. Aunque algunos de los Oblatos también fueron contagiados, sobrevivieron por misericordia de la divina providencia, aunque otros cayeron víctimas de tan terrible enfermedad.
El P. Víctor Lacombe, o.m.i., llego al Vicariato de Jaffna en mayo de 1853 y fue asignado a la misión del mismo nombre. Era un joven sacerdote con mucha energía y se comprometió a trabajar con las víctimas del cólera, por lo que extendió su ministerio a otras aldeas afectadas por la epidemia. Así, su misión de caridad le mantuvo ocupado en la misión oeste de Valikamam afectada por la enfermedad, ayudando a los enfermos, asistiendo a los moribundos, sepultando a los muertos y confortando a los que sufrían. No tuvo tiempo de cuidarse o tomar medidas de precaución. En medio de sus actividades un día se encontró afectado por la enfermedad y de inmediato envió aviso a su superior, el P. Semeria, quien se apresuró a llegar con él, aunque fue muy tarde. Al llegar a Mathagal encontró al P. Lacombe al pie del altar aferrado a su crucifijo – ya había muerto. Era el 22 de enero de 1855 y fue el tercer Oblato en morir en Sri Lanka. Solo tenía 29 años, al ser sepultado como semilla de la futura misión Oblata.
Misión Parroquial
La misión de Valikamam tuvo un resurgimiento vibrante en 1857. El grupo de predicadores Oblatos condujo una Misión Parroquial de sesenta y ocho días, con el llamado ‘Caritas Christi urgent nos’. Fue el segundo lugar donde se predicó después de Kayts. Los predicadores fueron el Obispo Semeria, el P. Ernesto Cristóbal Bonjean, o.m.i., y el P. Constante Chounavel, o.m.i. La Misión Parroquial comenzó el 28 de noviembre de 1857 y hasta el 4 de febrero de 1858. El P. Bonjean describió su experiencia: “Lo que más me impresionó al principio fue la devoción con la que (la gente) asistieron a Misa, siguiendo con gran atención todo lo que hacía el Sacerdote en el altar. Así, al comienzo de la Misa todos recitaron el Confiteor bastante alto; en el Credo, después de la Comunión y Salve Regina, había un verdadero murmullo de oraciones, en verdad muy reconfortante, pues se trataba del testimonio de la unión de sus corazones; pero fue sobre todo en la Elevación que el murmullo de oraciones tuvo algo realmente impresionante; se creería que lo que se escuchaba era el ruido de un torrente cercano que se precipitaba. El celo de los católicos al escuchar la palabra de Dios nos hizo desde el principio augurar el éxito definitivo de la Misión y de hecho, a pesar de la lluvia torrencial que inundaba toda la región, la asistencia a los santos oficios disminuyó poco. Realmente sentí compasión por esta pobre gente; los caminos que los traían de las diferentes aldeas estaban en condiciones deplorables; algunos de ellos debían caminar varios kilómetros a menudo bajo una lluvia constante, sin perder su ardiente devoción en lo más mínimo por ello. ¡Sin duda el buen Señor habría recompensado tanta buena voluntad con gracias abundantes!’’
El P. Léon Juan Bautista Pélissier, o.m.i., fue asignado a la misión de Valikamam en septiembre de 1857, permaneciendo hasta 1860. Durante su estancia en el lugar terminó la nave y techo de la iglesia en Myliddy. En 1860 el P. Federico Mouchel, o.m.i., le sucedió por un año. El P. Gabriel Salaün, o.m.i., llegó en 1862. El P. Mario Luis Boisseau, o.m.i., fue enviado a la misión de Valikamam como socius del P. Salaün el 14 de septiembre de 1863, para comenzar su vida misionera. Pero el Obispo Semeria eligió al P. Salaün como superior de la casa Vicarial de Jaffna, asignando al P. Boisseau como encargado de la misión de Valikamam el 17 de febrero de 1865. Durante su período se construyó el presbiterio de la iglesia St. Anne en Ilavalai e inició la construcción de St. Cajetan en Marisankoodal. Los pilares de madera que soportaban la nave central fueron traídos de la antigua iglesia St. James en Jaffna. En 1876 llegó a la misión el P. Bonifacio Gourdon, o.m.i., y fue él quien comenzó la iglesia St. Francis de Sales en Chankanai para ser el centro de misión para los pocos católicos del lugar.
De acuerdo al reporte que el Obispo Semeria envió a Propaganda Fide el 3 de septiembre de 1861, había cuatro iglesias y dieciocho capillas, con 5,012 católicos. La población total de la región era de 90,000 personas el mismo año.
La misión de Valikamam pertenece actualmente a la Diócesis de Jaffna. El Obispo Semeria, en el Vicariato de Jaffna, fue sucedido por el Obispo Bonjean en julio de 1868. La sucesión de Oblatos continuó hasta la época del Obispo Jerónimo Emiliano Pillai, o.m.i., quien falleció el 17 de julio de 1972, siendo el último Obispo Oblato en la diócesis. La presencia de los Oblatos continúa en varios ministerios en la diócesis de Jaffna.
Jerónimo Velichor , O.M.I.