Breve Semblanza

El Padre B.A. Thomas nació el 7 de marzo de 1886 en Padiyanthalvu, un pueblo cerca de Jaffna, Sri Lanka. Sus padres lo  llamaron Bastiampillai Anthonipillai. Cuando completó sus estudios primaria fue al Colegio San Patricio en Jaffna, dirigido por los Misioneros Oblatos de María Inmaculada. En 1903 pasó brillantemente todos sus exámenes.

En 1904 continuó sus estudios en el seminario de San Martín en Jaffna. Por su delicada salud y su constante dependencia de los doctores y farmacéuticos abandonó su idea de ser presbítero. Pero un día, en las clases de Sagrada Escritura, el profesor explicó la urgencia del llamado fundamental de Jesús: “Si alguno quiere seguirme, debe negarse a sí mismo, cargar con su cruz y seguirme” (Mateo 16,24). Estas palabras fueron decisivas. Se armó de valor y con todas sus fuerzas salió adelante hacia el presbiterado superando todos los obstáculos.

Junto con otros candidatos a la vida Oblata, fue a Colombo para comenzar su noviciado en 1907. En el escolasticado, consciente de sus límites que le impedían el trabajo manual, se entregó totalmente a los estudios. Por su gran inteligencia y su dedicación al estudio sus compañeros de seminario lo llamaban “el filósofo”. El P. Louis Coquil, O.M.I. (1856-1928), su profesor, que reconocía su profundo conocimiento del tomismo, con gran perspicacia se refería a él como el Doctor Angélico. Bastiampillai Anthonipillai sería llamado Thomas (Tomás) desde entonces. Más tarde “B.A. Thomas” se convertiría en su nombre oficial e incluso era usado en su pasaporte.

El Padre B.A. Thomas fue ordenado el 6 de enero de 1912. Como todavía era muy frágil en su salud física, fue enviado al Colegio St. Patrick. Los superiores lo pusieron como responsable de la Residencia Hindú. Como había estudiado los escritos clásicos del hinduismo, comenzó un diálogo muy serio con sus estudiantes hindúes. Algunos de ellos abrazaron posteriormente la fe católica, incluso alguno fue presbítero.

En 1924 Pío XI, el Papa de las misiones, publicó la encíclica Rerum Ecclesiae. En ella pedía a los obispos misioneros establecer comunidades contemplativas en los países de misión. El obispo Alfred Guyomard O.M.I. (1884-1956), obispo de Jaffna, consciente de los dones del Padre B.A. Thomas y de su conocimiento sobre el monaquismo de occidente, le pidió plantar la vida contemplativa en Sri Lanka. El Padre B.A. Thomas fundó una congregación local de monjes, los Rosarianos, la primera comunidad contemplativa indígena establecida en Asia.

El Instituto fue canónicamente erigido en 1934. En 1948, después de tres intentos fallidos, nació la rama femenina de los Rosarianos. Ambos grupos establecieron varios monasterios cristianos en la isla y también en India. El Padre B.A. Thomas estableció para los monasterios Rosarianos un vida contemplativa y ascética llevada a cabo desde la cultura indígena: rigurosos ayunos penitenciales 365 días al año (esto sería reducido más tarde), una dieta estrictamente vegetariana que sirviera de lazo con los Hindúes y los Budistas, canto con estilo Hindú en el coro en lugar del clásico gregoriano, trabajo compartido con la gente para apoyarlos y ayudarlos.

Todo esto fue hecho con el más alto respeto a las ricas tradiciones de la cultura local. El Padre B.A Thomas fue un modelo de esta vida: dormía apenas dos o tres horas al día. Los tres abusos que quería corregir eran: 1) el materialismo dominante; 2) la pobreza represiva de las mayorías como consecuencia de la injusta distribución de los bienes; 3) la injusticia del sistema tradicional de castas. Admitió candidatos de todas las castas sin distinción esperando de todos ellos servir y vivir llevados solamente por la caridad de Cristo. A pesar de las fuertes oposiciones que encontró dentro y fuera de la Iglesia, se mantuvo firme en su decisión e insistió que el tema de las castas no debería ni tan siquiera ser mencionado en la comunidad.

Hacia el final de su vida su salud rota lo llevó con frecuencia al hospital. Por eso los superiores decidieron cambiar de su vida monástica al Padre B.A. Thomas para que pudiera pasar sus últimos días en la casa del obispo de Jaffna, en compañía de sus hermanos oblatos. El 26 de enero de 1964 murió. Poco antes de su muerte recibió la visita del P. Leo Deschâtelets (1899-1974), Superior general de los Oblatos. A su regreso a Roma el P. general dijo: “Si quieren ver un verdadero santo, deben ir a Jaffna. Encontrarán en ese anciano todo lo que implica la palabra “santidad”. Todo lo que a él se refiere corresponde con la idea que tenemos de un hombre de Dios”.