Breve Semblanza

El Hermano ANTONIO KOWALCZYK nació en Dzierzanów, Polonia, el 4 de julio de 1866. Creció en la región de Silesia, Polonia. Antonio era el sexto de doce hermanos y fue elegido para formarse como forjador porque fue imposible para él encontrar trabajo en la vecina Alemania.

En 1886 encontró un trabajo y Antonio de desplazó a los talleres del hierro de la industrial Hamburgo en Alemania. Vivió en una difícil situación y se tuvo que contener ante las constantes provocaciones de algunos compañeros de trabajo, blasfemos e inmorales. Antonio dejó Hamburgo y se dirigió a la ciudad del oeste de Alemania, Colonia, en la católica región del Rin. Llegando fue a rezar dos veces a la tumba del Beato Adolph Kolping (1813-1865), fundador de la Asociación de los Trabajadores Católicos. En las afueras de la ciudad encontró aquello que deseaba: una familia católica lo acogió. El señor y la señora Prummenbaum no solo le dieron alojamiento sino también un ejemplo de rectitud que inspiró a Antonio y por lo cual les estuvo profundamente agradecido para el resto de su vida.

En esta atmósfera de bondad y fe, llegó la ocasión en que la señora Prummenbaum le preguntó: “¿Quieres ser misionero?”. La señora Prummenbaum acompañó Antonio a la casa misionera de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada en Holanda. Entró en el noviciado en St. Gerlach, Holanda, el 1 de octubre de 1891 y allí profesó sus votos el 2 de octubre de 1892. Desde 1892 hasta 1896 el Hermano Antonio trabajó en el juniorado de San Carlos de Valkenburg, Holanda. Todo lo que hacía estaba bien, pero varias veces fue a hablar con su superior para recordarle que él realmente deseaba ser un misionero. Una necesidad urgente surgió para que el hermano Antonio fuera enviado al Noroeste de Canadá.

En primer lugar fue a Lac-La-Biche, Alberta a 200 kilómetros al norte de Edmonton, donde los Oblatos habían fundado una escuela para jóvenes y trabajaban entre los Cree y los Metis. Después de 1897 trabajó en la construcción de una escuela en Saddle Lake. Allí el hermano Antonio fue mecánico, conductor, portero, jardinero. Había un taller donde un motor a vapor generaba energía para un aserradero que suministraba madera para las misiones del lejano norte. Después de un año trabajando allí, el 15 de julio de 1897, tuvo un accidente grave que trajo como consecuencia la amputación del brazo derecho del hermano Antonio. Se recuperó y volvió al trabajo con una prótesis hecha de ganchos de metal y una manga de cuero.  En 1897 fue destinado a la misión de san Pablo en Alberta. Profesó sus votos perpetuos en la Iglesia de san Alberto, Alberta, el 17 de enero de 1899.

En esos años se abrió el Colegio S. Juan en Edmonton para la formación de futuros misioneros. Antonio estuvo allí desde 1911 hasta el final de su vida. Además de su trabajo manual fue un admirable ejemplo de vida religiosa, humildad, totalmente dedicado al servicio con amor y, sobre todo, una intensa búsqueda de Dios. Siempre se mostró disponible a los jóvenes para rezar o darles una palabra de ánimo. Su mayor alegría era verlos crecer y perseverar. Cuando algún trabajo resultaba difícil, el Hermano Antonio se ponía de rodillas para rezar un Ave María. Cuando los estudiantes pedían rezar por ellos durante los exámenes él les invitaba a rezar el Ave. Muchos estudiantes lo llamaron el “Hermano Ave”.

El Hermano Antonio murió el 10 de julio de 1947 en S. Alberto, Canadá a la edad de 81 años. Ni su nombre ni su memoria han sido olvidados en los corazones de los miles de personas que rezan ante su tumba. Está enterrado en el cementerio oblato de S. Alberto.