Oh San José, estamos profundamente agradecidos por las vidas misioneras de todos nuestros Oblatos Hermanos a ti confiados de una manera especial. Por todo el mundo han sido una parte integral de la historia de nuestra Congregación. Te pedimos que sigas inspirando a los Oblatos Hermanos a vivir el carisma de la vida consagrada con fidelidad y originalidad. Su presencia, testimonio y ministerio nos invitan a vivir todos de manera profética como hermanos, unidos por el vínculo de la caridad. Oh Buen San José, tu familiaridad con Jesús queda reflejada en la cercanía especial a los pobres y más abandonados tan característica de los Oblatos Hermanos. Te pedimos que intercedas para que nuestra Congregación siga recibiendo jóvenes con vocación de misioneros Hermanos. Comparte con ellos la fidelidad, generosidad y alegría que manifestaste a lo largo de tu vida para que puedan también ellos participar en la obra misionera de construir la Iglesia.
Amén.

Oh glorioso San José, recuerda a todos los trabajadores, cualquiera que sea su ocupación, que no están solos llevando el peso del día, alegrándose y sufriendo, sino que cerca de ellos está Jesús con María, su Madre y nuestra Madre, para sostenerlos y ayudarlos. Enséñales a hacer de su trabajo, como lo hiciste tú mismo, un camino muy noble para alcanzar la santidad.
Amén.

(Juan XXIII, 1 de mayo de 1959)