Los Mazenodianos son un grupo de jóvenes apasionados por Cristo Jesús según el ejemplo de San Eugenio de Mazenod. Viven la espiritualidad misionera de los Oblatos y participan en su misión sirviendo a la Iglesia.

Un grupo de Mazenodianos de Lyon y Aix-en-Provence, acompañados por el p. Bonga MAJOLA y el Hno. Patrick VEY, escolástico de la Provincia de Europa Central, que hace en Aix un año de experiencia, hicieron del 24 al 27 de febrero de 2018 un viaje a República Checa. Se había organizado para descubrir la realidad de la Iglesia checa y la misión de los Oblatos, así como para conocer a los jóvenes que están en contacto con ellos.

Hay en República Checa dos comunidades oblatas, una en Plasy y otra en Tábor. Actualmente, sólo unos 11% de la población checa son cristianos. Por eso los territorios de las parroquias tienen gran extensión. Aunque los cristianos no sean numerosos, se encuentran por todas partes huellas del cristianismo: iglesias antiguas, edificios propiedad de la Iglesia, estatuas de santos, capillitas, cementerios, etc. El país sufrió una primera ola de anticatolicismo después de la primera guerra mundial y la caída de la monarquía, y otra segunda durante los mas de 50 años del régimen comunista. Eso hace que casi un 80% de la población declara hoy que no pertenece a ninguna confesión religiosa.

Esa conmovedora y dolorosa historia del catolicismo es bien perceptible: numerosos edificios e iglesias están en muy mal estado. Pero la esperanza de una religiosidad renaciente también es visible, de ello da testimonio la alegría con la que los jóvenes y los Oblatos viven su fe y su misión evangelizadora.

Nos sentimos acogidos con gran hospitalidad y generosidad. El compartir de las experiencias personales, la oración común y la celebración de la misa alegraron y alentaron a todos. Con gran fidelidad, los cristianos checos intentan ser signo de la presencia de Dios en medio de una sociedad que no se interesa mucho por la fe.

Participamos de una oración de alabanza y de la misa del domingo con los fieles de la parroquia oblata de Plasy. Al día siguiente celebramos la misa con gente sin techo en Plzeň, y el frio hizo mas emocionante el reparto de la sopa. Hicimos después une visita a la segunda comunidad oblata, que atiende un santuario mariano en Tábor. Enriquecidos por todo lo vivido, volvimos a Francia con la certeza de que ese viaje dará fruto en nuestra vida diaria. (Patrick Vey, omi, en http://www.centremazenod.org/)