Vocación a la vida oblata

El Señor, que llamó a San Eugenio y a sus primeros compañeros, que durante doscientos años ha seguido llamando a muchos a ser Misioneros Oblatos de María Inmaculada, sigue hoy también llamando a otros para que le sigan como Misioneros Oblatos de María Inmaculada. La vocación es un don de Dios. Pero es mediante oraciones, con la alegría y generosidad de nuestras vidas y comunidades, como esta llamada se hace oír y puede ser respondida. Estamos encendidos por un carisma que es único y especial dentro de la Iglesia. De ahí la importancia para nosotros del cuidado de la pastoral vocacional.

Nuestras comunidades están abiertas a invitar, acoger y apoyar a cuantos desean conocer el carisma oblato y profundizar en su discernimiento vocacional dentro de nuestra familia religiosa. Para más información, puede contactar con las comunidades Oblatas que tenga cerca de usted.

Directores vocacionales