Aunque la formación misionera oblata es un proceso que dura toda la vida, se puede ver como un proceso con cuatro etapas, entre la formación inicial y permanente.

Formación Inicial: prenoviciado, noviciado y después del noviciado

Prenoviciado: Después de un tiempo de acompañamiento vocacional y antes de entrar en el noviciado, se asegurará a los candidatos que muestras signos de vocación una preparación adecuada dentro de una comunidad oblata. Este es la primera etapa de la formación, en la cual los candidatos llegan a conocer la Congregación mejor en el contexto de una comunidad. Al final de la preparación del prenoviciado, aquellos que sean admitidos pueden continuar su itinerario en el noviciado.

Noviciado: El noviciado es un periodo de iniciación a la Vida Religiosa Oblata. Guiados por el Espíritu Santo y bajo la guía del Maestro de Novicios y de sus colaboradores, los novicios profundizan en el carisma oblato y se aplican a captar el sentido de la vida consagrada. Así pueden discernir más claramente el llamamiento del Señor y disponerse, en clima de oración, a responder al mismo. El año del noviciado concluye con el primer compromiso de los novicios en la Congregación.

Después del noviciado: La formación después del noviciado es, para los nuevos oblatos, un tiempo de crecimiento en la vida y misión oblatas. Esto es lo que sucede durante los años del escolasticado. Estos años de itinerario formativo permiten la profundización y asimilación de los valores del carisma oblato ya adquiridos en las etapas anteriores. Ya sean Oblatos Hermanos o destinados al sacerdocio, la formación después del noviciado es para todos y tiene lugar en una comunidad establecida con este propósito. La duración de esta etapa puede ser de entre tres a ocho años. Incluye también un largo periodo de experiencia pastoral fuera de la casa de formación. Esta etapa es un largo periodo de preparación previo a la oblación perpetua dentro de la Congregación y para la recepción de órdenes para el candidato al sacerdocio.