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El Papa Francisco, en su Carta Apostólica a Todos los Consagrados, nos invita a compartir el Carisma de San Eugenio y a reflexionar sobre nuestros inicios y desarrollo histórico y dar gracias a Dios por los diferentes dones que descubrimos al colaborar en nuestra vida y misión común como Oblatos. (cfr. Carta Apostólica del Papa Francisco a Todos los Consagrados I, 1).

El Papa Francisco expresa claramente que “alrededor de cada familia religiosa, y también de las sociedades de vida apostólica y de los mismos Institutos seculares, existe una familia más grande, la “familia carismática”, que comprende varios Institutos que se reconocen en el mismo carisma, y sobre todo cristianos laicos que se sienten llamados, precisamente en su condición laical, a participar en el mismo espíritu carismático.” (cfr. Carta Apostólica del Papa Francisco a Todos los Consagrados, III, 1).

La organización de las Asociaciones laicas en la Congregación Oblata es compleja, pues en algunas unidades existen diferentes grupos de colaboradores laicos, tales como la Asociación Misionera de María Inmaculada, los Asociados Oblatos, los Colaboradores Oblatos, los Socios Oblatos, los Asociados Laicos, Amigos de San Eugenio, la Familia Mazenodiana, etc., mientras que en algunos lugares éstos incluyen Grupos Juveniles.  En algunas unidades las Asociaciones se entrelazan, sin  compartir los mismos objetivos.

Los Oblatos y los Asociados Oblatos Laicos, estamos aún en el camino de Emaús de diversas formas, como los Discípulos de Jesús “con nuestros corazones ardiendo con una nueva visión, nueva esperanza y nueva energía.” (Carta del 35° Capítulo General del 2010, pág. 3)